Recuerdo exactamente como se sentía estar tan en pausa que el propio aire era capaz de hablarme en medio de caricias...
No sabía exactamente como ni por qué, o con qué fuerzas pero en ese momento todo era demasiado confuso. Aún estaba alrededor de las llamas, todo estaba echo trizas.
La ropa se había derretido sobre mi cuerpo de una manera tan dolorosa que era como una segunda piel, todo mi cuerpo estaba rojo, estaba hirviendo viva.
Por encima de tanto dolor pude sentir que mi cuerpo era arrastrado hacia las afueras de la casa y no me explicaba cómo era posible, cuando de repente un cuerpo en llamas emergió de entre las cenizas y lo atacó.
- ¡Mi hija! ¡No me quites a mi hija!
Gritaba como una desquiciada golpeándolo con un barrote hasta que lo ví, era un joven al menos era unos tres años menor que yo, cuando entendió la situación forsejeo con ella para poder salvarme.
Lucía, no me explicaba por qué aún no estaba muerta y menos que en ese estado, quizá en sus últimos momentos de vida su odio era tan grande que solo quería que yo muriera a su lado.
- ¡Tienes que salvarte! ¡Tienes que levantarte has un intento!
Me rogaba aquel chico que intentaba salvar mi vida. Escuché gritos de una madre desesperada gritando por su hijo, todo pasó demasiado rápido. De repente ella estaba intentando salvarlo y el solo le rogaba que me ayudara a mí.
Lo último que recuerdo fue a Lucía peleando con ese niño y un enorme barrote de la casa desplomarse y caer sobre todos nosotros, desde ese momento dejé de sentir mi pierna derecha y perdí todo contacto con la realidad.
Despertaba cada noche con la misma pesadilla, una y otra y otra vez. Esa madre rogando por su hijo, y yo solo preguntándome que habrá sido de él.
Miré a través del enorme ventanal y dejé caer mi cabeza hacia atrás en la silla. El tiempo parecía pasar demasiado lento y tenía muchas cosas en la cabeza.
Unos toques en la puerta me sacaron bruscamente de mis pensamientos y dirigí la mirada hacia la misma.
- Buenos días, veo que ya estás lista - La enfermera me regaló una linda sonrisa mientras se adentraba a la habitación.
- Realmente no tengo de otra.
- Tienes que seguir con el proceso para que puedas mejorar ¿Te imaginas caminando o corriendo otra vez?
- Hace mucho tiempo no lo hago, no siento ninguna emoción.
- Tranquila, todo pasará y tendrás paz...
No volví a responder, no tenía ningún comentario que hacer acerca de eso.
Me ayudó a acomodarme en la camilla y otros enfermeros entraron y me sacaron de la habitación. Ahí fuera me encontré con mis hermanos, a los únicos que quería ver.
Aunque todos vinimos al mismo lugar y vivíamos en la misma ciudad incluso luego de pasar meses aquí, no tuve fuerzas para volver a ver a mi padre y mucho menos a Kiro.
La psicóloga ordenó que siguiera así, que tomara buenas decisiones en cuanto a mi propio bienestar y que independientemente de quien fuera, que mantuviera lejos a toda persona que no me hiciera bien.
- Mi niña - Sentí la mano de Luck tomar la mía - Aquí estamos como todos los días, estarás bien y seguiremos aquí.
Lo miré fijamente y asentí sonriendo dándole un apretón de mano.
- Mira tengo algo aquí para ti, ya sabes nuestra palabra secreta, te estaré esperando - Añadió Lucy dándome un guiño.
Negué sonriendo y di la orden de que siguieran. Fui observando el techo con la mente en blanco, hacía mucho tiempo que no sentía nada, solo iban llegando vagos recuerdos de todo lo que una vez viví.
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LOS CHICOS DEL PROCESO ⏳ (Editando&Corrigiendo)
RomanceMi vida se destruyó en el momento que la mire y sus ojos estaban vacíos, ¿La había perdido? ¿Que pasaría con nosotros? cuando mi vos, mi rostro y absolutamente todo era ajeno para ella; mi mundo se cayó en pedazos cuando tuve que soportar verla en b...