(41) Que los perdone Dios

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¡Mal!

La única palabra que puede describir mi situación estando a solas pensé, medite, una y otra vez pero volví a caer en la misma conclusión.

Estaba enamorada de los dos.

Y lo peor es que no sé en qué momento pasó terminé dándome cuenta cuando no pude estar lejos de ninguno de ellos, cada uno tiene lo que le falta al otro.

Kiro: Amo su cariño, toda la ternura que desprende de pies a cabeza, la manera en que me cuida como toda princesa, los hermosos detalles que tiene conmigo y más mil formas de hacerme feliz, estoy segura que con él puedo llegar al cielo, mi vida sería todo un paraíso de emociones y mi corazón rebosaria de amor por todos lados.

José: inexplicablemente es todo lo contrario Amo cada parte de él, ni siquiera me di cuenta como pasó pero la seguridad que siento cuando estoy en sus brazos es arrolladora, la frialdad en su mirada es puro éxtasis para mí es como un volcán que enciende cada célula de mi ser, mi vida a su lado sería cada día una nueva aventura lo peor es que a su lado puedo llegar al infierno y arder en todas las llamas del pecado y amarlo con todas las fuerzas de mi corazón.

Definitivamente son amores distintos pasé tanto tiempo sintiéndome sola destruyendome que nunca pasó por mi mente que llegaría este momento, sentirme amada por dos hombres que están dispuestos a todo por mí.

Sé que debo tomar una decisión yo no puedo jugar otra vez a lo mismo.

Aquel día, la última vez que ví a José la presión fue tan fuerte sobre mí que terminé en brazos de Kiro, pasamos la noche juntos después de tanto tiempo y con su calor intenté apagar todo el volcán que José encendió en mi interior, pero no pude.

Son tan diferentes.

Kiro es dulce, cariñoso, atento.

José es salvaje, manipulador, frío, pero tenía una manera muy peculiar de cuidarme, estaba ahi presente en silencio y era capaz de darme mi espacio.

Siempre se termina alejando solo para que yo sea feliz y sé, que quien está mal soy yo por que soy quien siempre lo termina buscando.

He tratado de acomodar las cosas, pasar más tiempo con Kiro salir, trabajar, creo que pasamos todo el día juntos, cuando me toca consulta con José soy lo más profesional posible y trato de pensar que es solo "mi doctor" pero solo una mirada suya es una invitación a dejarme perder.

Cuando lo tengo lejos siento que se me seca la garganta necesito ese éxtasis, esa frialdad que me calma, encender cada vez más esa maldita llama que está por quemarme viva.

El problema que tenía con José, era que yo no podía con él era simplemente sencillo mi capacidad no estaba a su nivel.

No actuaba tan impulsivo como Kiro, en vez de pelear solo me regañaba y se iba hasta que las cosas se calmaran, no me seguía el juego y no me permitía salirme con la mía.

Precisamente hoy me toca consulta, espero inquieta en el mueble a Kiro que siempre me lleva pues según el estaré más segura.

Dos toques en la puerta y tomo mi bolso para salir rápidamente, cuando abro ahí estaba con una espléndida sonrisa, pasé mis brazos por su cuello y lo bese intensamente no sé que me pasaba últimamente.

Entramos al ascensor y mantengo la mirada en mis manos, mis pies y todo, traía un vestido verde con flores amarillas sin mangas y un poco más arriba de las rodillas, unos zapatos bajos y un bolso negro, a penas me rose la brisa y el vestido se levantaría.

- Estás hermosa pareces una niña - entrelaza nuestras manos y besa mi mejilla

- Gracias Kiro - lo beso e instantáneamente se abre el ascensor

LOS CHICOS DEL PROCESO ⏳ (Editando&Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora