—Ares me estás aplastando —me quejé cuando vi que no se levantaba.
—Perdón —se disculpó—. Pero es que estoy muy emocionado, tengo todo el día perfectamente planeado.
—Dices eso todos los años, Ares —dije bajándome de la cama.
—Pero este año va a ser mucho mejor —aseguró—. Además, tío Feliz me ha dicho que podremos visitar a mamá.
—¿Es enserio? —pregunté emocionada.
Hacía casi dos años que no la veía.
—Si, dijo que estaba mucho mejor y que sería seguro.
La puerta de mi habitación se abrió, dejando ver a una figura masculina con una tarta.
—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti —canturreo mi tío acercándose a nosotros—. Pide un deseo, Vee.
Cerré los ojo con fuerza, y deseé que mis padres estuvieran aquí conmigo. No es que no me gustara vivir con mi tío, pero me encantaría poder tener mi familia al completo.
—¿Crees qué papá podrá venir este año, tío Lix? —mi hermano y mi tío compartieron una mirada antes de responderme.
—No lo creo, cariño —dijo acariciándome el pelo despacio—. Pero iremos a ver a mamá.
—Está bien —dije un poco apenada.
Mi tío y Ares salieron de mi habitación para que pudiera vestirme. Hockey apareció segundos después cuando ya había elegido un vestido azul. Cuando bajamos al comedor me sorprendí al ver que todo estaba decorado con globos.
Sonreí ilusionada, en el salón había una gran tarta un poco torcida. Era igual que la que mi tío había llevado a mi habitación minutos antes pero mucho más grande.
La tarta estaba realmente buena y aunque ellos intentaban llevarse el mérito, sabía que Hockey era la que la había hecho. Cuando dieron las diez mi tío se levantó de la mesa.
—Es la hora, chicos —dijo con una pequeña sonrisa.
Me paré de la silla de un saltó bastante nerviosa, ¿y si no sé acordaba de mí? ¿Y sí no quería vernos?
