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MARATÓN 1|4
VENUS SONRIÓ COMPLACIDA CUANDO UNA NIÑA DE PRIMERO CONSIGUIÓ DERRIBAR A GREGORY GOYLE.
Había pasado una semana desde que habían comenzado a entrenar en la Sala de los Menesteres.
Se reunían todas los días a medianoche cuando la última ronda de mortífagos paseaba por los pasillos y decidían que hora de marcharse a descansar, considerando que ningún alumno sería capaz de desobedecerlos.
No contaban con una pequeña rubia de ojos mieles que sentía su alma rugir con ganas como un león y su mente sisear como una serpiente.
No fue fácil ni para Venus ni para Liz, las únicas Slytherin que pertenecieron al Ejercito de Dumbledore, organizar a los alumnos en grupos. Nadie quería dar su brazo a torcer y estar juntos a los más pequeños que con ojos bien abiertos esperaban atentos alguna indicación.
Tras varias amenazas, gritos, gruñidos y malas palabras, todos estuvieron de acuerdo con los grupos propuestos por Venus.
Todo iba de maravilla, los niños aprendían rápido y sin darse cuentan se hacían más fuertes trabajando codo con codo.
Y aunque parecía irreal los Slytherin trabajaban mejor en grupo, especialmente cuando todos aspiraban a un mismo objetivo.
—Tienes que decir él encantamiento con más firmeza —explicó Venus a Adrian Pusey que no conseguía convocar un patronus corpóreo—. O tal vez pensar en un mejor recuerdo.
Adrian no pronunció palabra, pero le dirigió una rápida mirada irritada de reojo que identificó como un "cállate".
Estaba molesto con ella, pero no sabía decir el porqué.
—No hace falta que me atosigues tanto —gruño como respuesta volviendo a intentar convocar el patronus, sin obtener el resultado esperado.
Venus frunció el ceño y tomó del brazo al muchacho.
—Tampoco hace falta que tú te comportes como un gilipollas —espetó malhumorada—. Lo advertí al comenzar esto, nadie tiene que estar aquí si no quiere.
Adrian no se inmutó lo que enfadó más a Venus que esperaba un poco más de colaboración del mayor.
Bufo decidida por alejarse de él y no comenzar una pelea que estropeará la situación.
—Nunca te di las gracias —dijo de repente Pusey captando de nuevo la atención de la rubia—. Nunca te di las gracias por salvar a Nico.
—No tienes por qué hacerlo —refutó Venus—. No lo hice por ti.
—Lo sé —asintió Adrian sonriendo de lado—. Pero de todas formas te doy las gracias, nunca has tenido porque preocuparte por ninguno de nosotros, pero de alguna forma siempre lo has hecho, incluso cuando estás de mierda hasta el cuello. A veces me gustaría ser un poco más como tú, con esa sonrisa que ilumina a donde pasa, y un poco menos Adrian, el aburrido de los hermanos Pusey —suspiró sonriendo con tristeza—. Tal vez si hubiera sido menos amargado y un poco más sensato, el que estaría a tu lado animándote a seguir seria yo y no Malfoy. Ese chico sí que es afortunado.
