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LOS TIMOS CADA VEZ ESTABAN MÁS CERCA, ALGO QUE LOS PROFESORES Y HERMIONE SEGUÍAN RECORDANDO A LOS ALUMNOS. Desde que habían regresado de las vacaciones de Navidad, Venus y Hermione se iban juntas a estudiar a la biblioteca. Algunos días, Theo las acompañaba, y otras era Blaise o Liz.
En un principio, Blaise y Theo se veían muy extrañados que Venus hablase con la Gryffindor como si la conociera de toda la vida. Pero tras intercambiar un par de palabras con ella, habían entendido que era bastante agradable, y que tal vez la habían estado juzgando mal todos estos años.
—Es simpática —comentó Theo cuando iban hacia su clase de Transformaciones—, me cae bien.
—¿Os ha contado sobre su fundación? Está ayudando los elfos domésticos que trabajan aquí en Hogwarts —comentó Blaise—, le he dicho que me voy a afiliar. Me parece una buena idea.
—Quién iba a decir que Blaise Zabini sería un fiel defensor de las libertades de los elfos domésticos —habló Liz divertida.
—Hermione se va a alegrar un montón, creo que le vendrá bien tener la cabeza en otra parte que no sean los exámenes. Esta más estresada que Hannah Abbott, ¿habéis oído que se tuvo que tomar una pócima calmante?
—Se puso a llorar en mitad de Herbología como una loca —comentó Theo—. La gente se lo está tomando demasiado enserio, ¿no creéis?
—O nosotros pasamos demasiado —dijo Liz.
—Oye, ¿dónde está Draco? —preguntó Venus de repente.
—Ha ido con zoquete 1 y zoquete 2 a alguna parte —Venus río suavemente a la forma que tenía Blaise de referirse a Crabbe y Goyle.
Venus no le dio mucha importancia, así que no volvió a insistir en el tema. Por la tarde, se dirigía a la reunión de ED. Hoy aprenderían hacer patronus, y la emoción era palpable en el ambiente.
Todos estaban deseando practicar el encantamiento pese a que, como Harry insistía en recordarles, no era lo mismo lograr que un patronus apareciera en medio de un aula intensamente iluminada y sin estar bajo ninguna amenaza, que conseguir que apareciera si se tenían que enfrentar a algo similar a un dementor.
—No seas aguafiestas —dijo Cho alegremente mientras contemplaba su plateado patronus con forma de cisne, que volaba por la Sala de los Menesteres durante la última reunión antes de las vacaciones de Pascua—. ¡Son tan bonitos!
—Lo que importa no es que sean bonitos —repuso Harry pacientemente—, sino que te protejan. Lo que necesitamos es un boggart o algo parecido; así fue como aprendí yo: tuve que invocar un patronus mientras el boggart se hacía pasar por un dementor.
—¡Uy, qué miedo! —comentó Lavender, que disparaba bocanadas de humo por el extremo de su varita—. ¡Y yo sigo... sin... conseguirlo! —añadió con enfado.
