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—¿ENTONCES NADA DE MARGARITAS? —DIJO TONKS APUNTÁNDOLO EN UNA PEQUEÑA LIBRETA NEGRA.
—Me gustaría que hubiera jazmines por todas partes —dijo Venus con una sonrisa—. Aunque un ramo de lilas también suena bien.
Tonks continuó escribiendo con velocidad. Venus se había escapado para ir a visitar a Tonks. Harry le había enseñado un pasadizo que llegaba hasta Honeydukes y tras contactar con Tonks a través del espejo doble que ambas poseían, habían ido a las Tres Escobas a hablar un rato.
En esos momentos se encontraban hablando de la boda de Venus y Draco.
—¿Crees que soy una exagerada? —preguntó Venus apenada.
—¿Una exagerada por qué? —inquirió Tonks.
—Bueno ni siquiera hemos pensado en una fecha para la boda, y no sé —Venus hizo una mueca—, tal me estoy precipitando demasiado.
Tonks dejó la pluma de lado y tomó la mano de Venus.
—Es normal que estés emocionada con el tema —dijo tranquilizándola—. Es uno de los días más importantes de tu vida, si yo fuera tu estaría tirándome del pelo.
Venus rio levemente.
—¿Cómo imaginas tu boda?
—Me gustaría algo pequeño —tercio Tonks con los ojos iluminados—, solo con las personas que aprecio, y que fuera cerca del Lago donde mis padres viven.
—Eso suena bastante bien.
—¿Y tú?
Venus suspiro de forma soñadora.
—Me imagino muchas flores y el olor del mar. Me imagino un vestido largo y brillante —sonrió de forma inconsciente—. Veo a Draco delante de un altar con su mejor túnica y sonriendo de una forma encantadora. Veo también a Ares, a Remus y a tío Felix sonriéndome orgullosos. Te ve a ti con un precioso vestido plateado. Y me veo a mi feliz, después de mucho tiempo.
Tonks suspiro, le gustaba ver a Venus de aquella forma. Desprendiendo tanta luz, tanta vida, que llenaba de gozo el pecho de Tonks.
—Remus tiene razón, Vee. Vas hacer la novia más hermosa del universo.
