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—¡¿QUÉ TÚ QUE?! —GRITÓ VENUS A TODO PULMÓN EN MITAD DE LA CLASE DE HISTORIA DE LA MAGIA.
Todos los alumnos se volvieron para mirar a Venus que se sonrojó violentamente al ver que había hablado demasiado alto. El profesor Binns pareció no prestar atención al gritó de la chica, ya que continuó dando su clase como si nada.
Tras unos segundo más los alumnos dejaron de mirar a Venus curiosos para seguir cogiendo apuntes de lo que el profesor decía.
—Grítalo un poco más fuerte, Vee. Creo que Binns no te ha escuchado todavía —se quejó Theo pasándose la mano por el pelo.
—Perdón, perdón. Pero no me puedes soltar una noticia así y pretender que me quede como si nada —dijo Venus aún sorprendida—. No me lo puedo creer. Pero ¿cómo?
—Hablaremos cuando terminé la clase, no quiero que vuelvas a gritar —dijo rodando los ojos.
Venus estuvo lo que quedó de clase ansiosa, no dejaba de darle vueltas a las palabras de Theo. Cuando Binns dio por finalizada la clase, Venus prácticamente arrastró a Theo fuera de la clase bajo la curiosa mirada de sus amigos.
—¿Qué les pasa a estos? —preguntó Blaise tomando el pesado libro de Historia de la Magia.
—A saber —dijo Draco encogiéndose de hombros.
Venus llevó a Theo hasta el haya que había frente al Lago Negro. Tenían una hora de descanso antes de Encantamientos.
—Ahora cuéntamelo todo —exigió Venus sentándose en el suelo.
Theo se sentó frente a ella y se frotó las manos con la túnica nervioso.
—Creo que me gusta Liz —dijo en un susurro.
Venus se quedó en silencio unos segundos para después proferir un sonoro grito de alegría. Theo miró espantado hacia la chica que se tiró encima de él abrazándolo.
—¡Por Salazar, Theo! ¡Eso es maravilloso!
—¡No lo es, Vee! —Venus lo miró sin comprender—. Ella no me quiere de esa manera.
—Eso no lo sabes Theo —dijo Venus mientras miraba al chico con ternura—. Puedo hablar con ella si quieres.
—No, Venus —negó Theo enseguida.
—Entonces tú tendrás que hacer algo.
—No voy a hacer nada, Vee.
—Estás dejando el camino libre, amigo. Liz es un alma libre, le encanta probar cosas. Es una completa perra —dijo Venus—. Pero es mi mejor amiga, y sé que si te acercas o le mandas algún que otra indirecta te responderá.
