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LOS AÑOS SIGUIENTES DE LA MUERTE DE EVAN ROSIER Y LA HOSPITALIZACIÓN DE HERA ROSIER, VENUS Y ARES TUVIERON UNA INFANCIA COMO LA DE CUALQUIER INFANTE DE SU EDAD. Pasaban la mayor parte del tiempo en la mansión de los Malfoy, donde Narcissa no dudaba ni un segundo en tratarlos como si fueran sus propios hijos.
Felix hacia todo lo posible para que los niños estuvieran bien, pero pasaba tan poco tiempo en casa que a veces sentía que era un desconocido para ellos. Sin embargo, era todo lo contrario, los hermanos Rosier amaban a su tío y entendían, hasta cierto punto, que si trabajaba tanto era para darles una buena vida.
Eran pocos los momentos que pasaban los tres juntos como una familia, pero esos momentos los disfrutaban al máximo. Felix les contaba historia a sus sobrinos de su juventud, de mucho antes de la guerra, cuando él apenas había cumplido 18 años y había decidido recorrer el mundo. Había viajado durante un año, recorriendo miles de lugares y conociendo a magos de todos los países.
Felix Rosier tenía una clara diferencia con su hermano Evan, y era que él no parecía una serpiente. Por supuesto que era astuto e inteligente como un buen Slythrin, además de poseer una gran ambición, pero él no era una persona fría. En realidad, era una de las personas más amables y extrovertidas que pudieras conocer.
A mucha gente le sorprendió que Felix fuera un mortífago, él no tenía ningún problema es mostrar de quien había sido fiel, él nunca se manchó las manos por decirlo de alguna manera. No es ningún delito tener lealtad. Esa era una de las frases que solía repetir constantemente su tío a los hermanos. Tal vez era una forma de justificarse por trabajar para una persona tan horrible, solía pensar Venus, pero no le gustaba imaginar a su tío haciendo cosas horribles.
El resto del tiempo eran cuidados por la elfina Hockey que se había ganado todo los respetos de su amo al salvar a sus sobrinos. Sus sobrinos les encantaban ver como su tío trataba de la misma forma a la elfina como a cualquier persona, sabían de primera mano que los elfos domésticos eran tratados de formas horribles, habían visto como Lucius trataba a su elfo. Hockey se sentaba a comer con ellos a la mesa, y era ayudada por los pequeños Rosier con las tareas de la casa. A ambos hermanos les gustaba sentirse útiles, y les gustaba competir, siempre jugaban a ver quién hacia mejor las tareas.
A Felix le gustaba eso que no fueran tan dependientes de la pequeña elfa. Si algo les había enseñado su tío es que no debían depender de nadie nunca, y mucho menos deberle algo a nadie, eso solo traería problemas.
Felix sonrió cuando vio bajar a sus sobrinos, les recordaba su hermano, en su forma de actuar y de hablar. No cabía duda de que eran sus hijos. Vio como Ares cogía la mano de su hermana y le ayudaba a terminar de bajar las escaleras. Se dirigían a la mansión de los Malfoy, hoy era el cumpleaños número siete de Draco, y ambos niños estaban muy emocionados. Era el mejor amigo de ambos, además no todo los días se cumplen siete años.
