2. xxii. the history of viper

3.6K 366 151
                                    


LA HISTORIA DE VIPER

VENUS TENÍA LOS OJOS ABIERTOS COMO PLATOS, PERO NO SE HABÍA ATREVIDO A MOVER NI UN SOLO MÚSCULO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.








VENUS TENÍA LOS OJOS ABIERTOS COMO PLATOS, PERO NO SE HABÍA ATREVIDO A MOVER NI UN SOLO MÚSCULO.

Le parecía irreal que su tío estuviera antes ella.

—¿No me vas a dar ni un abrazo? —inquirió Felix abriendo sus brazos.

Venus titubeó, pero corrió hacia él.

Volver a sentir los brazos de Felix Rosier era en cierta forma extraña, pero a la vez reconfortante. Era como volver a casa.

Venus se separó a duras penas del hombro de su tío, por mucha que quisiera quedarse allí toda la tarde necesitaba una explicación.

—Creí que había huido lejos —repuso Venus mirando aún anonadada a Felix.

—No hay mejor escondite que a los ojos de todos —aseguró con una sonrisa que contagió de inmediato a su sobrina.

—¿Has estado aquí todo el tiempo? —preguntó Venus.

—¿En serio creías que iba a dejarte sola, Vee? —inquirió haciendo una mueca graciosa—. Te creía más inteligente.

Venus golpeó su brazo con suavidad, ni estando perseguido por la justicia Felix Rosier cambiaría. 

—Nunca me dijiste que eras un animago —murmuró Venus tomando asiento en el suelo, el hombre la imito sentándose con las piernas cruzadas como un indio.

—Trataba de ser una buena influencia para ti, Venus. Y ser un animago ilegal no inscrito en el Ministerio de Magia no creo que sea algo que se deba imitar.

Venus solo asintió en silencio dándole la razón. aunque ser un animago sonaba muy tentativo.

—Vamos, solecito —instó Felix con una sonrisa socarrona—, sé que estas deseando hacerme muchas preguntas.

—¿Por qué?

—Bueno —se tocó la nuca con nerviosismo—, digamos que era por hacerle un favor a un amigo.

—¿Un favor?

—Te contaré la historia, pero no me puedes interrumpir en ningún momento —advirtió el hombre antes de comenzar a relatar—. Me convertí en animago durante mi tercer año de Hogwarts. No me llevaba muy bien con la gente de mi edad, la mayoría de mis mejores amigos tenían dos años más que yo, y no era extraño que me enseñarán algunos trucos —Venus abrió la boca para intervenir, pero Felix se lo impidió—. Éramos cinco: Canuto, Cornamenta, Colagusano y Lunático.

Lunático, ¿dónde había escuchado ese nombre antes? Pensó Venus contrayendo el ceño. 

—Éramos inseparables, incluso cuando ellos pertenecían a otra cosa, nunca me dejaron de lado —Felix miraba con nostalgia hacia algún punto detrás de Venus—. Estuvieron para mi cuando obtuve la marca, me apoyaron cuando ni los de mi propia casa lo hacían, o mi propia familia. Me dieron un hogar, y me enseñaron lo que era la verdadera amistad —Felix pareció recordar algo, ya que soltó una leve risa—. Incluso vinieron a mi graduación, me duele la cabeza de pensar solo en todo lo que bebimos aquel día.

DEMONS, draco malfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora