CAPÍTULO 61

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Ya habían pasado dos semanas y por fin mi vida estaba tranquila, solo tenía que preocuparme por una que otra exportación, nada grave afortunadamente.

Gian y yo entramos en un circulo de muchísima confianza, bromeabamos y jugabamos carreras de caballos cuando tenía tiempo libre, que a pesar de ser escaso, existía.

Llevaba una semana enseñándome a utilizar la espada y resultó que la espada y yo nos llevamos bastante bien. Por suerte.

Fiorella ya no tomaba las comidas en el comedor, así que solo eramos mi padre y yo. Estaba consciente de que mi padre aunque tratará de ocultarlo no dormía bien, las ojeras debajo de sus ojos lo delataba. Estaba herido por el engaño de la niña de sus ojos pero no podía hacer nada para remediarlo.

-¿Princesa Chiara? -me dice Antonella

-¿Si?

-El Rey Baldassare, me pidió que si podía ir a las orillas del reino para traer personalmente un regalo que nuestros vecinos, los reyes de Alemania van a entregarle

-Claro, podrías decirles que alisten mi caballo

-Por supuesto

-Ah, y también informa a Gian

-Como ordene

-Gracias

Después de un rato, estaba galopando en compañía de Messina y de Gian.

No sabía cual era todo ese misterio del regalo de los reyes de Alemania pero mi curiosidad era grande.

Al llegar a los límites de nuestro reino con el reino de Alemania, reducimos la velocidad y esperamos. Pero no había indicios de nadie. Ni soldados, ni nada.

-¿Dónde podrán estar?

-No lo sé princesa -me dice Messina

-¿Qué dicen los esperamos o nos vamos?

-Podemos esperarlos un rato

Dejamos descansando a los caballos debajo de un árbol.

-¿Princesa puedo preguntarle algo?

-Claro Messina, ¿Qué ocurre?

-Tengo cierta duda

-Te escucho

-¿Usted está tratando de tener algo con mi hijo?

Lo miro detenidamente.

-¿Te molesta?

-Si no es estrictamente profesional sí

-¿Por qué?

-Porque Gian tiene que saber cual es su lugar, y no me gustaría que usted jugará con sus sentimientos

-Papá -le dice Gian en reproche

-Entiendo tu preocupación Messina, pero te aseguro que no estoy jugando con los sentimientos de tu hijo -lo tomo del hombro -Y el lugar de tu hijo es a mi lado, él así lo quiere y yo así lo quiero

-Entiendo

-Además, ¿No creo que vaya a ser tan mala nuera?

Los tres nos soltamos a reír.

-Su padre no va a estar de acuerdo con eso

-Por suerte no tendrás que enfrentarlo tu

-Solo tenga cuidado

-Tranquilo Messina, no me dejo intimidar tan fácil y menos si es por algo que quiero

Después de un rato decidimos irnos, nadie llegó y solo nos hicieron perder el tiempo. Al llegar al castillo me dejaron al frente y ellos fueron a los establos y después a entrenar.

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