CAPÍTULO 31

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-¿Harás una ceremonia para que todos vean como lo dejas sin cabeza? 

-Es un ladrón -me dice enojado

-Robo para darle de comer a su familia Mikhail, ¿qué pasa contigo?

-Quiero que todo el reino de Afganistán se entere de que al futuro rey no se le roba ni una sola pizca de sal o están condenados a muerte

-Eres un monstruo

-Si y tu una niñita rebelde, que se va a enseñar a respetarme y a no cuestionar ni una sola de mis ordenes

-Primero muerta

Me doy vuelta y salgo del palacio.

-¿Chiara?

-¿Sabes donde están los calabozos Gian?

-Si

-Necesito ver a ese hombre

-Sígueme

Fuimos hasta el rincón más alejado de todo el castillo, bajamos por unas escaleras, que debo de admitir, me causaban escalofrío. Llegamos al suelo y me tope con un soldado.

-¿Dónde está el hombre al que el príncipe Mikhail ha condenado?

-No puede estar aquí -me dice serio

-Soy la princesa Chiara, futura reina de Italia, futura esposa del príncipe Mikhail y su futura reina -le hablo dura

-No quise ofenderle, pero este no es lugar para usted...

-¿Vas a seguir hablando o me vas a mostrar la celda del hombre?

-Acompáñeme

Lo seguí hasta la celda, la abrió y entre.

Era un cuarto muy pequeño, solo había una cama sin sábanas y sobre ésta estaba el señor con lágrimas brotando de sus ojos.

-¿Cuál es su nombre? -le digo

El levanta la vista y me ve.

-Mansur

-Bueno Mansur, quiero saber, ¿Por quienes robabas al reino?

-Mis tres hijos, mi esposa y mi madre

-¿No tienes trabajo?

-No su majestad, cerraron la mina en la que trabajaba y no necesitan obreros para nada en estos tiempos, la escasez de la cosecha nos ha perjudicado a muchos y tome una decisión desesperada 

-Voy a ayudar a tu familia con dinero

-¿De verdad?

Comienza a llorar más fuerte.

-Muchas gracias princesa, de verdad estaré en deuda con usted por la eternidad

-Pero lamento decirte que no puedo ayudarte a ti

-No importa, cometí un error

-Exacto un error que no debe de ser pagado con tu cabeza, pero Mikhail apenas está probando el poder y esta desatado

-Menos mal moriré antes de que tome las riendas del reino, no es igual a su padre, el príncipe Mikhail es un monstruo vestido elegantemente

-Tengo que irme, puede quedarse tranquilo por su familia, siempre cumplo mi palabra

-Gracias princesa - dice mientras se pone de rodillas y gatea hasta mis pies

-Póngase de pie Mansur

Gian lo ayuda a regresar a la cama.

-Me tengo que ir

-Gracias por todo

-No tiene nada que agradecer, solo es algo para compensar la gran injusticia que están cometiendo con usted

Salgo de ahí con Gian a mi lado.

-No puedo creer lo que le va a hacer a ese pobre hombre -me dice Gian

-Mikhail no tiene limites porque le dieron todo el poder a él -suspiro -Te necesito para que lleves personalmente el dinero a la familia de ese hombre

-No te dejaré sola

-Puedes ir durante la ceremonia, hay demasiada gente presente y Mikhail no va a tocarme ni un solo pelo

-No lo se...

-Por favor, solo confío en ti

-Lo haré princesa

-Gracias

Voy a mi habitación para darle el dinero a Gian y para hablar con Ricci de toda esta locura.



Estábamos en la parte delantera del castillo, Mikhail hizo que colocarán dos tronos similares a los que tenían sus padres. Estaba sentada a su lado.

Vi al hombre con la máscara sosteniendo la cuerda de la filosa guillotina con la que sería decapitado el hombre.

Dos soldados traían al hombre arrastrando, tal vez lo imagine, pero se veía más golpeado.

-Mi querido reino de Afganistán -dice Mikhail fuerte y claro -Este hombre robo a la corona directamente, su castigo es la muerte, una rápida, así que será decapitado

Muchas personas estaban horrorizadas por el espectáculo, Mikhail estaba exagerando en esto y nadie podía detenerlo, no después de que el rey le dio el poder.

El embajador estaba con el ceño fruncido y los labios apretados. Gian no estaba a mi lado, se había ido a informar a la familia del hombre y a darles dinero para un año.

Colocan al hombre en posición

-Todo aquel que robe esta condenado a la muerte sin excepción -dice Mikhail furioso

Yo simplemente niego con la cabeza y miro hacia otro lado.

Podía escuchar los lloriqueos de aquel hombre, hasta que se escucho como la navaja cae a toda velocidad y después silencio. Nadie hacia ni decía nada.

Me levante del trono y salí de toda esa escena tan espantosa. No quería estar ni un solo minuto más cerca de Mikhail.

Llegue a mi habitación y miré por la ventana, para ver a los pájaros revolotear libremente.

De la nada sentí un pañuelo húmedo sobre mi nariz y boca, traté de quitármelo pero me sostuvieron los brazos. La sustancia estaba arrastrándome a la oscuridad de la inconsciencia.

Logré darle un pisotón en el pie, escuche su grito de dolor pero solo provocó que me apretara el pañuelo más fuerte.

Sin poder hacer nada porque la fuerza desapareció caí inconsciente.



Abro los ojos y estoy en mi cuarto, sobre la cama, trato de moverme pero no puedo, mis brazos y mis pies están amarrados a unos postes de cada lado de mi cama.

Tenía la boca amarrada con un trapo.

-Ya despertaste -dice entrando Mikhail con una sonrisa en el rostro

Maldito desgraciado, esta la pagarás cara.

-Te dije que te iba a domar

Si mis ojos fueran unas pistolas este desgraciado tendría todo el cuerpo lleno de balas.

-Te voy a decir porque te escogí como mi futura esposa

Mis ojos no dejaban de mirarlo, porque si creía que por tenerme atada iba a ceder a él estaba más que equivocado.

-Eras la mejor de tu clase, siempre la niña lista, la mejor líder, la poderosa indomable que se hacia lo que ella quisiera -dice con una sonrisa -Ahora todos verán que solo eres una niñita asustada que obedece lo que su esposo le ordena, quieras o no, serás una reina obediente de eso me encargo yo

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