Dos días habían pasado, no había probado alimento, ni siquiera podía ir al baño, seguía atada tanto de manos como de pies.
Mikhail no me dejó ver a Ricci, Amili, Gian o a quien fuera.
Era una salvajada lo que me estaba haciendo, se estaba ganando con sus acciones la guerra con Italia y esto no iba a quedar en el olvido. Él iba a sufrir e iba a pagar cada segundo que he pasado aquí.
Entra a la habitación Mikhail con una sonrisa al verme en la misma posición que siempre.
-Buenos días, te voy a contar que vamos a hacer el día de hoy
Se sienta a mi lado
-Voy a desatarte, te darás un baño y me acompañaras a desayunar, ¿te quedó claro?
Asiento con la cabeza. Desata mis pies, mis manos y después el de mi boca.
-Tienes 30 minutos
Sale de la habitación pero escucho que me encierra con llave. Entro al baño a hacer mis necesidades y después tomo una ducha. Al salir me cambió con un vestido de cierre ya que sola no podría ajustarme un corset. Desenredo mi cabello y me pongo mi tiara.
La puerta se abre y veo a Mikhail,
-¿Lista?
Salgo junto con él y vamos en silencio hasta el comedor. Nos sentamos y veo a Ricci sirviéndome la comida.
-¿Te hizo algo? -le pregunto preocupada
-No, pero a usted si, ¿verdad?
Mira mis muñecas lastimadas.
-Es que es tan imbécil que cree que por tenerme amarrada va a cambiar mi carácter
-No vuelvas a insultarme
-¿O qué? -le digo desafiante -¿Vas a atarme otros dos días?, ¿toda la semana?
-No me hables en ese tono
-Eres un poco hombre, jamás serás un buen rey, eres un maldito desgraciado, inhumano
-Yo que tu me calmaba y comía
-Te odio y juro que pagarás por esto con creces
Mikhail comienza a reírse a carcajadas lo que me hace enfurecer, me levanto y lo golpeo en el rostro.
Mikhail de levanta furioso, me da una bofetada y me lleva casi arrastrando mientras me sujeta muy fuerte del brazo.
-SUÉLTAME -le grito
Bajamos por unas escaleras oscuras, después abre una puerta que parece ser de metal gruesa.
Me arroja al piso y caigo de rodillas. Levanto la vista y me quedo sin aliento, horrorizada por lo que mis ojos estaban viendo.
-Me llamaste imbécil, me desafiaste, me llamaste poco hombre, que era un maldito desgraciado e inhumano -dice Mikhail
Sale un hombre de negro con un látigo en las manos.
-Eso equivale a cinco latigazos
El hombre comienza a golpear con el látigo la espalda descubierta de Gian. Lo tenían atado con unas gruesas cadenas en pies y manos. Su rostro estaba manchado de sangre y podía notar su pómulo izquierdo morado, además de su labio reventado del que escurría sangre.
Todo su alrededor estaba manchado de sangre. Con cada latigazo la sangre salpicaba más y más.
-NO, DÉJALO EN PAZ -le grito al hombre del látigo
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Entre Dinastías
Ficção HistóricaPara el año 3000 ya se habían sufrido 5 guerras mundiales, en donde tener la paz entre todos era la única supervivencia después de haber pasado por tanta violencia. Pero no solo las guerras terminaron con el mundo que se conocía, las catástrofes y...