CAPÍTULO 17

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Estábamos sentados en la mesa, fingiendo ser la familia perfecta. Papá, mamá y sus dos hijas.

Alba se había ido hace una hora, la despedida fue más difícil de lo que creí que sería, ambas lloramos y nos hicimos miles de promesas. Pero no podía retenerla aquí conmigo, era injusto que no regresara a su hogar. 

-Estoy tan feliz de mañana ir a montar contigo hermanita -resuena su voz chillona 

-Yo también estoy feliz -le digo lo más hipócrita que puedo ser 

-Mi papi me compró a Bonnette, mi caballo se sangre pura color miel 

-¿Y que se supone que montaré yo? -le pregunto a mi papá

-Puedes montar el de tu madre 

-¿De que color es?

-Blanco 

-¿Y el tuyo Rey Baldassare?

-Negro

-Quiero montar el tuyo 

-Oh no hermanita, ese es un caballo salvaje, que solo tu padre puede montar 

-Bien, con mayor razón quiero montarlo 

Mi padre me mira con curiosidad y asiente con la cabeza 

-Esta bien Chiara

Termino de cenar y después voy a los establos. 

Veo al patético caballo de la hermana bastarda que tengo y es lindo, pero no cumple mis expectativas en caballos. 

Veo al caballo blanco de mi madre, grande y con el pelaje resplandeciente, era hermoso y si no fuera tan obstinada lo montaría sin problemas, pero estaban tentando mi orgullo y él lo había pisoteado.

Llego hasta el ultimo, el caballo negro completamente.

-Hola bonito, tienes que ayudarme mañana, necesito montarte y que te portes bien 

El caballo me miraba profundamente 

-No podemos dejar que una bastarda trate de pasar por encima de mi, ni tu ni yo lo vamos a permitir 

Le lanzo una manzana y al vuelo la atrapa y se la come en segundos. Le lanzo otra y lo atrapa igual de rápido.

-Buen caballo, hasta mañana 

Salgo de las caballerizas y veo a Gian con el ceño fruncido 

-¿Qué te pasa?

-Dime que es mentira que vas a montar al caballo de tu padre 

-No, lo haré

-¿Qué quieres probar?, vas a matarte 

-Ni siquiera me has visto montar 

-No, pero ese caballo es un salvaje, solo se deja montar por tu padre 

-Tenemos la misma sangre Gian, deja de preocuparte por mi, voy a estar bien y se lo que hago 

-Voy a estar ahí y si veo una señal de peligro juro que te bajo yo mismo 

-Esta bien, pero nunca me subestimes, no soy la princesita primorosa que todos creen

Regreso al castillo y veo a Ricci hablando con mis padres 

-¿Ricci? 

Ella al verme sonríe. Corro a sus brazos y me emvuelve en ellos.

-Estas bien, estoy tan feliz de verte aquí, no puedo creerlo 

-Mi niña, estaba tan preocupada 

Entre DinastíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora