CAPÍTULO 67

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Al salir del castillo de Canadá vi a más de 100 soldados con su traje del reino de Canadá muertos y mutilados.

Todos los carruajes estaban incendiados junto con partes de caballos calcinadas.

Grandes marcas por las bombas que habían lanzado dejaban grandes agujeros en el suelo.

-¿Ves a Angelo?

Gian y yo comenzamos a buscarlo hasta que lo encuentro cubierto de sangre y con la mirada sin vida.

Las lágrimas ruedan por mis mejillas, no pude hacer nada por él y ahora él estaba muerto.

Gian me abraza y trata de consolarme. Pero se que es está tratanto de ser fuerte por ambos, Angelo era casi como un hermano para él, entrenaron por años y ahora estaba muerto.

-Lo siento tanto -lo abrazo con fuerza

-Era un buen hombre -me susurra

-No puede ser... -dicen a mis espaldas

Me separó de Gian y veo al Rey de Canadá

-Era su súbdito, ¿Cierto?

-Si, de los más fieles que siempre cuido de mi y de mi reino

-Lo siento mucho, no tengo como remediar su perdida

-¿Podría hacerme un favor?

-Después de todo lo que usted hizo por nosotros, lo que sea

-Quiero que mande el cuerpo de Angelo a mi reino, en un ataud para darle sepultura en sus tierras

-Considerelo hecho

-Gracias, ahora debemos irnos

-¿Sus caballos están bien?

-Lo dudo, mi carruaje está hecho cenizas

-Bien, haré que le traigan uno ahora mismo

Se aleja de nosotros. Y veo a Gian, con una profunda tristeza en sus ojos azules con verde.

Después de un rato estabamos galopando, hasta el reino de Italia. No ibamos a hacer ninguna parada ya que nuestro aspecto no era el mejor y estabamos llenos de sangre.

-CHIARA -grita mi padre al verme entrar al castillo

-Estoy bien, no es sangre mía

-¿Qué fue lo que les pasó? -pregunta aterrado

-Quiero darme un baño papá

-Claro, ve

-Gracias

Subo a mi cuarto y poco después entran mis doncellas que al verme Antonella grita de horror, Bianca se queda parada sin saber que hacer o decir y Lia se desamaya.

Por suerte Antonella y Bianca estaban cerca y pudieron sostenerla.

-Vamos a acostarla en mi cama

Les ayudo a recostarla y paso un algodón con alcohol en su nariz y despierta confundida

-¿Qué pasó?

-Te desmayaste al verme así

Se para enseguida y tiene que agarrar su cabeza con una mueca de dolor.

-Quédate acostada y trata de calmarte, Bianca y Antonella me pueden ayudar

Se recuesta y me mira preocupada

-Tranquila, no es mi sangre

Suspira aliviada y veo que se queda más tranquila.

Me doy una larga ducha y después me cambio con un vestido lila con flores moradas y amarillas en la cintura.
Después Antonella me ayuda a desenredar mi cabello y me pongo mi corona de Reina.

Entre DinastíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora