𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨

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Alison Johnson

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Alison Johnson.

El viento cada vez se hacía más fuerte y presente en mi habitación. No se escuchaba ni un solo sonido en casa. Seguramente era la única despierta y no solo aquí sino en todo el vecindario. Es muy tranquilo para mi gusto.

Me acerco hasta una de las ventanas que tiene mi habitación. Observo detalladamente el hermoso cielo. Tiene un poderoso color gris pero veo como sobresalen otros colores como el blanco y el azul que hacen que se sienta como toda una maravilla. Y es que siempre he sido fanática del cielo, me parece impresionante. Algunas veces pienso que es igual a mi. Tiene tantos cambios de humor en un día y por eso se debe su cambio de tonalidades pero al final nunca se sabe que pasará, pero dado a nuestro increíble parecido lo conozco muy bien y mis expectativas a que la lluvia no se haga presente en la tarde del último día de verano se hacen más fuertes cuando veo un poco de iluminación al borde de las nubes.

Se que puede cambiar en cualquier
momento. A veces pienso que siente mis emociones a cada momento y por eso estamos en perfecta sincronía.

Dejo caer mi peso en la cama centrando mi mirada en el techo. Pienso una y otra vez en todo lo que ha pasado en los últimos meses de vacaciones y se me revuelve el estómago de solo pensarlo. Nunca había tenido ganas de regresar al instituto pero lo que menos quiero ahora es tener que seguir un día más en casa.

Una lágrima se asoma al borde de mi
mejilla y baja con lentitud. La limpio de inmediato porque recuerdo que algún día podré salir de aquí e ir a un lugar tranquilo donde no tenga que sufrir y donde nada duela.

Me levanto del colchón y camino hasta el pequeño baño que tiene mi habitación. Mi casa no es muy grande mas bien es un hogar acogedor para que tres personas puedan convivir de manera cómoda. Aunque es algo que por ahora no he podido apreciar.

Me mire en el espejo, mi mejilla todavía
esta un poco roja y me arde un poco así que agarro un poco de polvo y trato de ocultarlo para que Ana no lo vea por la mañana y que no vuelva a tratarme como si fuera una completa loca que necesita ir a un psiquiátrico.

Siempre supuse que la palabra madre es con la que todo hijo debería llamar a la mujer que le da la vida o que posiblemente lo haya criado. Deje de usarla hace varios meses, porque mi respeto y orgullo por Ana se habían ido gracias a que mis palabras dejaron de importarle aunque se lo repitiese mil veces. Ella decidía ignorarlo.

Agarre el rotulador negro de mi escritorio
y me acerque al pequeño espacio en la pared. Trace en un tamaño no tan grande la palabra "Perdida"

Así me sentía hoy.

Miro de reojo las otras palabras alrededor de la que he escrito,  "Vacía", "Cobarde" "Adolorida" y otras más.

𝐀𝐁𝐔𝐒𝐎 | Jaden hossler Donde viven las historias. Descúbrelo ahora