Ella sufría cada día más y todo por culpa de las personas a las que más ama. Lo ocultaba,no tenía opción hasta que el llega y se convierte en la única persona que puede ayudarla.
❝ Ya no puedo hacer esto, el dolor
no desaparece por más que lo inten...
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Jaden detiene el beso sin despegar nuestro labios así que todavía puedo sentir su suave y delicado roce entre los míos. Abro mis ojos lentamente encontrándome con ese azul que puede hipnotizar a cualquiera.
De repente una pequeña sonrisa invade sus labios lo que hace que yo también sonría.
—¿Porque hiciste eso?—le pregunto.
El suelta una carcajada—Tenía que callarte de alguna u otra manera—responde burlón.
—Idiota—musitó.
—No decías lo mismo hace unos minutos—murmuró con un toque de picardía.
De inmediato mis mejillas tomaron un color rosado—¡Cállate!—golpeo su hombro con vergüenza.
—No hay nada de que avergonzarse, es inevitable no caer en el encanto hossler—replica con aires de superioridad.
Yo ruedo mis ojos—Como sea.
Jaden vuelve a reír, ignorándome—Creo que debemos volver.
—Si, claro—le respondo.
Antes de empezar a caminar en dirección a la fiesta, Jaden entrelaza su mano con la mía lo que hace que mi piel se erice al sentir su tacto de nuevo. Fijo mi mirada en nuestras manos y de verdad que se ven muy bien juntas como si fuera algo normal o más bien del cotidiano.
Al entrar visualizo a avani corriendo hacia nosotros, se ve exaltada.
—¿Que pensabas? ¡No puedes salir corriendo de esa manera!—Exclama en mi dirección.
—Calma...—trato de tranquilizarla—solo he salido a tomar un poco de aire.
—¡Ah! ¿Eso me tiene que hacer sentir mejor?—me dedica una mirada fría.
Frunzo mi entrecejo. —Estaba conmigo, Avani.—le dice jaden detrás mío lo que hace que las facciones de mi amiga se relajen y se voltee a mirar al chico por primera vez desde que entramos.
Una sonrisa pícara se hace visible y se lleva una mano al rostro, apenada cuando nota nuestras manos entrelazadas—¡Oh! ¡Que tonta! Les juro que no vuelvo a interrumpir—se excusa.
Jaden suelta una carcajada—No...¿De que—ella lo interrumpe.
—¡No! No quiero oír sus... ya saben—Niega con su cabeza antes de voltearse y salir corriendo como un cachorro asustado.
