Ella sufría cada día más y todo por culpa de las personas a las que más ama. Lo ocultaba,no tenía opción hasta que el llega y se convierte en la única persona que puede ayudarla.
❝ Ya no puedo hacer esto, el dolor
no desaparece por más que lo inten...
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Llegue a mi salón y como siempre, he llegado tarde.
La maestra Monroe hace una expresión de decepción al verme parada en la entrada como si hubiera venido a una fiesta o algo parecido pero no se sorprende, no creo que pueda hacerlo más. Ya no espera nada de mi.
Siempre me ha caído bien, diría que es buena en lo que hace pero el pequeño detalle es que no le gusta la manera en la que visto el uniforme o los labiales que uso. Los desaprueba una y otra vez. Además, trata de convencerme de no usarlos aunque falla repetidas veces.
—Es un placer verla de nuevo señorita Johnson, ya se me habían olvidado sus llegadas tarde—habla mi maestra.
—Usted sabe que geografía es mi materia favorita—le sonrió con falsedad, en realidad no tengo ganas de sonreír.
—No me haga reír, se que prefiere mil veces estar en el almuerzo que prestar atención en mi clase.
—Está muy bien informada,por eso es mi maestra favorita—le doy la razón y me acerco a mi silla para sentarme de una vez por todas.
Me siento en mi puesto habitual al lado de Avani, ella niega con su cabeza repetidas veces al verme pero enseguida vuelve a concentrarse en el largo párrafo del libro que tiene en sus manos.
—Que amargada—bufo pero ella no me hace caso. Decido dejarla tranquila y sacó mi cuadernillo de dibujos.
No tango muchas ideas sobre qué hacer entonces decido dibujara a avani. La he dibujado otras veces ya pero su look de hoy con rulos y varios ganchos de colores en el pelo pueden ser entretenidos hasta que pueda salir de esta clase.
Estoy trazando la nariz y algunos detalles en los ojos cuando la maestra interrumpe mi sesión de inspiración.
—Hoy tenemos un nuevo estudiante en el aula—anuncia.
Levanto la mi mirada del cuaderno para por una vez centrarme en lo que dice, sentía un poco de curiosidad. Un gran error.
Ahí estaba el, viéndose tan despreocupado y relajado. Genial, ahora tendré que verlo todos los días.
—Su nombre es jaden y espero que lo ayuden en lo que necesite.
—Siéntate ahí—la maestra señala la silla vacía que se encuentra diagonal a la mía. Lo que me hace maldecir en voz baja.
Genial,genial,genial. Este día no podría ir mejor.
Me doy cuenta que todas las demás chicas en el aula lo miran como si fuera un dios griego. Si,el chico era caliente y todo lo que quieran pero no me pondría a babear por un el ni nadie, no soy de esas.
Bajo la mirada y me concentro de nuevo en mis dibujos hasta que la maestra se acerca a mi con su expresión decepcionante de nuevo. Estoy cansada de esa mirada y más si no es una sola.
