Ella sufría cada día más y todo por culpa de las personas a las que más ama. Lo ocultaba,no tenía opción hasta que el llega y se convierte en la única persona que puede ayudarla.
❝ Ya no puedo hacer esto, el dolor
no desaparece por más que lo inten...
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Me despierto como si me hubiera fumado una bolsa completa de hierba. Siento que todo va más lento de lo usual y escucho un constante zumbido en mi cabeza.
Dormirse en la madrugada es un asco y mas cuando tienes que despertarte a una hora temprana.
Me quito las sabanas de encima y me levanto de la cama. Toco mi cuello, me duele un poco. Hace mucho que no duermo bien. Me levanto varias veces en la noche, asustada y le doy unos cuantos vistazos a la puerta de mi habitación para asegurarme de que está cerrada. Camino hacia la pequeña mesa a mi lado donde se encuentra una lámpara y mi estúpida alarma que no deja de sonar con ese sonido tan molesto que es el único que funciona para despertarme.
Cierro los ojos nuevamente esperando que el tiempo retroceda y que vuelva a empezar la noche para no tener que lidiar con nada de esto pero sería mucho más fácil si en vez de retroceder pocas horas viajáramos años cuando todo era tan inocente, bonito y sencillo.
¿Cuando fue que crecimos?
Ahora me dirijo hacia el baño. Me veo en el espejo, de verdad parezco drogada. Unos círculos negros se hacen visibles debajo de mis ojos gracias a la claridad del sol y mi cabello es un completo desastre. Está todo alborotado y enredado.
Entro en la ducha y me doy un baño rápido. La sensación de agua fría cayendo por mi cuerpo me hace relajarme. Al salir de la ducha, me visto con la falda institucional. Es de un color azul oscuro y tiene algunos cuadros pero que no resaltan mucho y por último me coloco la camisa blanca y la dejo sin encajar dentro de la falda.
No tengo muchas ganas de arreglarme y seguir los códigos de vestimenta. Mis ganas están por el suelo. Además no soy una estudiante modelo, estoy muy lejos de serlo.
Cepillo mi cabello negro con un peine y lo dejo suelto como casi todas las veces. También me pongo un poco de labial oscuro que tanto me gusta en mis labios. Y aunque se que la señorita Brown me reprochara en el momento en el que me vea me sigue pareciendo muy divertido la forma en la que se preocupa como mucho más por códigos institucionales tan vacíos que lo que en realidad debería impórtale, la infidelidad de su esposo.
El año pasado lo descubrí en la parte trasera de la farmacia besándose con una chica de más o menos veinte años menor que el. Fue algo desagradable de ver pero saqué provecho de ello y tomé una linda foto que poco después enseñé delante de toda la escuela. No obtuve ninguna sanción de parte de dirección porque no pudieron comprobar que había sido yo ya que fui muy persuasiva con las personas en quienes confié para que no abrieran la boca sobre los sobornos que hice para que Jackson, el genio de computación de noveno proyectara la foto en medio del acto que se estaba realizando en el gimnasio.
Al terminar mi labial me miro una vez más en el espejo. Los golpes rojizos que tenía en la mejilla habían desaparecido completamente por la cantidad de corrector que me había puesto.
