Ella sufría cada día más y todo por culpa de las personas a las que más ama. Lo ocultaba,no tenía opción hasta que el llega y se convierte en la única persona que puede ayudarla.
❝ Ya no puedo hacer esto, el dolor
no desaparece por más que lo inten...
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Corro desesperadamente por las calles, mis pies empiezan a doler pero no le doy importancia. Mis mejillas están húmedas y mi maquillaje se ha corrido desde hace horas. Un recuerdo viene a mi mente, la luz de la habitación de hospital me hacen cerrar los ojos por un momento mientras me acerco a la camilla. Me siento a su lado y dejo mis manos en mi regazo. Alzo la mirada, mi madre tiene la vista perdida en la pared y no dice nada. Ella viste con la típica bata de hospital, su brazo derecho esta envuelto en un yeso y su rostro tiene algunos golpes que se han tornado en tonos rojos y morados. Sollozo silenciosamente y varias lágrimas caen por mis mejillas, entonces mi madre se gira inmediatamente a mirarme. Limpia mis lágrimas lentamente mientras me sonríe débilmente.
Sigo corriendo, tratando de olvidar esas imágenes que acechan mi mente. Mi pecho duele cada que lo hago aunque hayan pasado semanas.
Jaden ha vuelto a su casa y me visita casi siempre pero cuando es hora de irse, todo vuelve a como estaba antes. Paso los días completos en la habitación, a veces no me molesto ni en buscar algún tipo de comida. Bryce ha empezado a notarlo y cada que tiene la oportunidad me lleva algo. Avani y Addison se han enterado que estoy acá y vienen después de la escuela. Hablando de la escuela, he pedido hacer mis tareas en casa y el director ha aceptado, todavía tiene la esperanza de que pueda graduarme. Las mías ya se han esfumado...
Los pensamientos de aquel día vuelven de nuevo. Mi madre se había recostado en la camilla, yo solo trataba de aguantar mis ganas de llorar.
—¿Porque lo ha hecho?—pregunto en voz baja. Un poco preocupada por su posible respuesta pero dispuesta a escucharla.
—Estaba furioso, Alison. Solo se desquitó conmigo...—musita.
—Yo... lo siento. Mucho—balbuceo.
—No es tu culpa. No olvides que solo tienes diecisiete, no es tu responsabilidad. Nada de esto lo es y lo siento por hacerte creer que lo era. Tus preocupaciones deben ser graduarte y no si tu padre te golpeará en la noche o no—me dice.
—Si lo es. Jaden no debió golpearlo.
Ella suelta una risa seca—Lo merecía.
Yo también río.
Doy un largo suspiro y observo el gran letrero del local, a pesar de todo he llegado. Abro la puerta y escucho como la pequeña campaña suena, anunciando mi llegada. Hay largos pasillos con medicamentos y otras cosas de farmacia así que recorro cada uno de ellos buscando aquella cajeta pequeña. Hay un montón de ellas pero solo agarro una, no necesito más. Camino hasta el mostrador y la señorita me recibe con una sonrisa pero al ver mi rostro su expresión cambia a una de preocupación. Sin embargo sigue con mi compra y después de haberle entregado el dinero no se olvida de desearme un lindo día.
—Hay programas que nos pueden ayudar—recuerdo como le propuse a mi madre la idea aquel día.
Ella baja la mirada—No me separaré de tu padre, no lo dejaré—dice con dureza.
