Vida

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Me levanté un poco mas antes que mis primos, fui al baño a asearme y directamente en la cocina vi a mis abuelos comiendo juntos, les estuve observando mucho tiempo, no se si se dieron cuenta pero lo hice.
En ese simple momento, algo en mi cerebro pasó para que quisiera algo con alguien así, que durara para siempre, algo especial que solo podíamos tener la otra persona y yo.
Aunque ahora no quería nada de esas cosas solo quería estar feliz con lo que tenía. Mas adelante ya buscaríamos a la persona pero por ahora iba a ser que no. No lo necesitaba y tampoco lo quería ahora mismo.
-Oye Hera ven un momento papa me llamó y yo ni sabía que todavía seguía aquí, fallo mío, como todavía no se había ido suponía que se iba a quedar una semana arreglando algunas cosas de la casa.
Mis abuelos se mudaron a este casa hace mucho tiempo yo apenas tenía 3 añitos cuando nos mudamos a nuestra casa y ellos se mudaron a esta más grande pero mas alejada de la ciudad.
La casa era bastante bonita por fuera tenia una fachada muy bonita blanca con toques de color marrón muy claro.
Abrías la puerta y lo primero que veis era la enorme escalera de caracol subiendo para la siguiente planta, a la derecha había un salón muy moderno con una cocina americana y un enorme comedor de madera maciza. Había un enorme armario lleno de comida y otro lleno de productos para la limpieza, como las escobas, recogedores...
La cocina era blanca y muy bonita con un montón de cajones para guardar cosas. Girabas por un lado de la cocina, concretamente por la izquierda y estaba una habitación muy grande con baño incluido, ahora era la de mis abuelos pero antes era para invitados.
La habitación de mis abuelos estaba arriba, en la buhardilla era enorme y solo era para ellos. Me encantaba como olía su habitación era maravilloso.
Ahora ya no pueden subir las escaleras tanto y solo están nuestras habitaciones en la planta de arriba y en la buhardilla hay una sala de juegos para nosotros.
-Hera nos tenemos que ir
-Vale vamos
Fue un trayecto de unos veinte minutos al un pueblo de al lado del mío. Entramos a una casa enorme con un montón de ventanas y un jardín enorme pero poco cuidado. Al entrar había un montón de abuelitos jugando a las cartas o simplemente hablando.
-Mira Hera, aquí vive la hermana de la abuela se llama Susi y quiero que la conozcas a tu tia-abuela.
-¡Vale! Dije muy emocionada.
Entramos a una habitación bastante grande y con techos bastante altos, solo tenia una habitación y un gran baño.
Dentro habían dos señoras mayores una mas que otra se giraron y me miraron.
-Susi mira esta es Hera.
-Es una niña hermosa tiene tus ojos.
Susi no tenia hijos ni tampoco pareja sólo tenía amigas y a nosotros que hace una hora no sabía de su existencia.
Ella era rubia con rizos, era muy blanquita y muy guapa de joven lo había sido aun mas. Tenía una voz muy fina y tierna aun mas que la de mi abuela, ellas dos tenían muchos parecidos no me extrañaba que fueran hermanas. La habitación era una mezcla entre salón, cocina y dormitorio. Tenia dos sillones grandes para sentarse ella y otra persona. Un armario con su ropa, un mueble con una televisión pequeña y unos cajones hacían que la habitación tuviera una parte de salón y una pequeña nevera hacia de cocina ya que comían en un comedor o le traían la comida. En frente de todo eso había una cama un poco dura con algunos cables por debajo, unas mesitas de noche la acompañaban, ellas estaban llenas de revistas y libros de cocina con un teléfono fijo blanco.
Detrás de su sillón tenia un montón de cuadros de personas que algunas reconocía y otras no pero en medio de todas las fotos, vi como tenía una de pequeña mía jugando con juguetes en mi cama en la antigua casa de antes.
Me encantaba hablar con ella era una persona que podías hablar con ella y no te aburrías con ella viendo la televisión. Iba dos veces a la semana a estar con ella y visitarla me regalaba muchos caramelos y yo a cambio le contaba mucha cosas que hacia o le traía dibujos para que los viera o se los quedara. Me encantaba su olor, Susi olía a flores moradas, amaba ese olor, lo olía y ya me ponía feliz porque iba a estar con ella.
En menos de un mes le cogí un montón de cariño, era como una abuela mas y a mi me encantaba.
Su amiga también se hizo un hueco en mi corazón y también fue como una abuela para mí aunque fuera un poco mas joven que Susi, ellas dos se entendían genial. Gracias a estar juntas aprendí a jugar al bingo y a saber las tácticas para ganar y sobre todo, lo mas importante me enseñaron que había que saber perder ante todo.
Entre las visitas a Susi y las escapadas al bar para comer pizza, la semana que iba a estar papa se fue volando y cuando menos lo creí ya se tenía que ir a casa.
-Nos vemos en dos semanas, te quiero mucho.
-Adiós yo también
En cuanto se fue mi padre y cerró el garaje, sonó el timbre. Al principio creía que era papa que se había olvidado algo pero no era mi tío.
Mi tio, hermano de mi padre era muy parecido a papa se llevaban bastante bien y trabajaban en algo bastante parecido. Él era el padre de uno de mis primos, en concreto el mayor, que aunque es mayor que yo solo me llevaba unos cuantos meses más, a mí no me parecía mucho pero para él era mucho.
Cuánto tiempo sin verte, que alta estás!
-¡Si! Hace mucho que no nos vemos.

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