Olía tan bien que se me vino a la mente las croquetas que hacía la abuela.
Tenía un olor parecido y yo creo sinceramente que era eso.
Terminado el primero y el segundo plato.
Tocaba el postre, el ansiado postre.
Le habíamos comprado una tarta de chocolate con manzana caramelizada por toda la parte de arriba de la tarta. Esta combinación al principio no la creía segura pero cuando probé la tarta la primera vez supe que encajaban al instante, la manzana se mezclaba muy bien con el chocolate y los trozos de el de algunas partes de la enorme tarta.
En ella también estaba puesta una foto de Susi en blanco y negro. Estaba tan bonita la tarta que nos daba mucha pena cortarla y comernos la tarta.
Creo que Susi por dentro quería derramar algunas lágrimas por toda la emoción acumulada y por lo mucho que la queríamos y se lo intentábamos demostrar.
Nos comimos la tarta y Susi, los abuelos y toda la demás gente mas mayor.
Nosotros fuimos a ver si había alguien en la calle con quien jugar mientras ellos hablaban. En la calle estaban todos los amigos de nuestro grupo del pueblo, algunos en sus caras se les veía la tristeza por irse y a otros por que sus amigos se vallan y no vuelvan hasta el verano que viene.
Entre ellos se encontraba Ana que no quería que me fuera y que nos alejáramos por tanto tiempo ya que éramos mejores amigas y casi siempre estábamos juntas todas las tardes.
La intenté consolar pero me di cuenta de que no ers muy buena haciendo eso y entonces le iba proponiendo ideas y cosas así para vernos durante estos días separadas y claramente sin poder vernos. Vivimos muy pero que muy lejos y no nos podíamos ver para nada.
Cada vez qué se me iban ocurriendo las ideas eran peores y se me iban acabando con el tiempo sin sacar alguna muy buena idea.
Lo único que sacamos fue darnos los teléfonos de nuestros padres y poder vernos por videollamada, cuando podamos.
Ella tenía una agenda muy apretada por qué hacía muchas actividades extraescolares y no la dejaban hablar mucho por teléfono ni estar con muchos aparatos electrónicos ya que sus padres creían que eso desgasta mucho los ojos o algo así me explico unos días antes de esto.
Tenía piano los lunes y miércoles, gimnasia los martes y sábado y natación los jueves y viernes.
La idea no nos convencía del todo pero era la mejor idea de todas las que habíamos estado barajando todos esos minutos pensando y hablando entre las dos.
Yo ya sabía que Ana era muy buena en todas las cosas que se proponía pero no sabía que tenía tantas cosas por hacer y encima con los deberes del colegio al llegar a casa. En su hogar deberían estar acostumbrados o eso era una desastre todos los mismos días, corriendo para un lado y para el otro.
Ana no tenía ni hermanos ni nada y encima tenía padres separados, entonces creo que la apuntaron a todas esas cosas para mejor su salud y para que se entretenga un poco y no esté tan sola. Bueno, ya con el perrito no lo iba a estar tanto pero aún así también necesitaba mover un poco el esqueleto y hacer ejercicio como todos los humanos que habitamos en este planeta.
Yo creo que hacer deporte es mucho más importante de lo que nos creemos. Eso nos ayuda a animarnos y no solo a nuestro cuerpo si no a nuestro estado de ánimo y nuestra forma física.
Iban a ser unos días muy largos sin mi mejor amiga a mi lado, sin poder hablar con ella o jugar a la oca tumbadas en el césped del parque en la plaza del pueblo con los demás amigos de nuestro grupo del pueblo.
Ana en navidad tampoco venía ya que se iba a otro país a celebrarlo y a estar allí todas las vacaciones de navidades. Yo, en cambio si iba a venir a pasar una semana de las vacaciones aquí con los abuelos y con Susi de nuevo. Seguramente alguno de los que formábamos este grupo iba a venir ya que somos un montón de gente, alguno iba a ser seguro.
A ella y a mí nos salieron unas cuantas lágrimas de tristeza por separarnos, pero no podíamos hacer nada más.
-¡Venir a aquí todos! Gritó la abuela desde la ventana del salón que daba a la plaza del pueblo donde siempre salíamos mis primos y yo a jugar con nuestro grupo.
Fuimos inmediatamente con unos sustos en nuestros cuerpos pensando que algo malo había pasado.
Llegamos a la entrada de casa de la abuela y cerramos la puerta con las manos un poco temblorosa por el misterio que era todo eso.
En mi mente solo había espacio para que esto solo fuera una especie de trama de misterio en el que nosotros éramos los protagonistas y tenía que resolver el misterio lo antes posible, sobrepasando todas las sorpresas que conllevarían eso.
En unos segundos llegamos al salón y veíamos que nuestras mentes nos habían hecho una mala jugada y que solo era para darle los regalos a Susi algo que era mucho pero que mucho mejor que arriesgar la vida o a morir.
Empece a darle el regalo yo, ya que fui la más rápida en cogerlo. El regalo era bastante grande comparado con mi estatura ya que era un poco bajita, pero a mí no me importaba.
-Abrelo con cuidado ya que se puede romper. Le dije con todo el cariño del mundo para que esté muy bien el regalo para ella.
Lo abrió despacio, investigando cada detalle, creo que a la primera adivinó que era ese gran regalo.
El cuadro de nuestra foto pintado por mí para ella misma hace unos días me quedó muy bonito. Al final le di unos toques de negro para las sombras y le eché algo para que brillara más.
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Soy yo
Teen FictionHera lo tenia todo a su familia, sus amigos... La vida le trataba bien y se sentía cómoda en ella. Tenía amigas de verdad que la querían y familia que la adoraban, no necesitaba más. La perdida de sus familiares hacen que su ansiedad y sus problema...