Que raro

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Se lo conté y se quedó sorprendida por el hecho de que le hubieran regalado ese montón de juguetes. Hablamos y decidimos no darle importancia a lo que había pasado, nos pusimos a ver una serie en la televisión mientras nos traían la merienda que había pedido mamá.
Terminamos de comer y me fui a cepillarme los dientes. Salí del baño y me puse a organizar un poco el caos que había montado en mi habitación. Mientras hacía la cama Camila estaba durmiendo e intente no hacer mucho ruido para que así durmiera más.
Saqué ropa para cambiarme el uniforme y así estar más cómoda.
Me fui a ducharme y a cambiarme. Me puse música en el móvil y me duche muy feliz. Dejé todo en su sitio y me puse a ver los mensajes que me había enviado, entre ellos había una videollamada de mis amigas y un mensaje de Mac. Respondí al mensaje y fui a preguntar a mi madre si mañana me dejaba bajar con mis amigos. Me dejó bajar y me puse a llamar por videollamada a mis amigas que me habían llamado antes.
La mayoría de la semana transcurrió igual y no había nada interesante que hacer.
Salí de clase un poco más pronto de lo normal y me fui con mi hermana y sus amigos hacia casa, aunque me podía ir sola a casa prefería ir con ellos, ya que me caían bastante bien.
En un seto a unos cinco minutos de nuestro edificio oi como a algún animalito pidiendo ayuda. Le pregunté a mi hermana y me dijo que no, empecé a preguntarle a algunos de los que íbamos y ninguno me dijo que si, solo lo oía yo. Pare en seco y me dirigí hacia donde había oído varios ruiditos. Fui mirando hasta que encontré una caja escondida debajo de ramas. La saque y comprobé que el sonido que había oído era de allí y que ahora eran más. Abrí la caja con cuidado y vi a dos gatitos muy pequeños. Estaban llorando y no tenían ni comida ni agua. Saqué la botella que llevaba en la mochila y con el tapón empecé a darles agua mientras llegaba a casa. Me había quedado sola en medio de la calle, los mayores ya estaban en sus casas seguramente, pero yo no podía dejar a estos gatitos aquí tirados.
Termine de darles toda el agua que me quedaba en la botella y nos fuimos en dirección a mi casa. Cuando llegamos al portal estaba Mac con otra chica, que yo suponía que era una amiga suya. Parecían de la misma edad solo que Mac era más alta.
Mientras me iba acercando iba mirando cómo iban los gatitos. Cuando nos cruzamos nos paramos a hablar y las dos me explicaron que eran primas y que hacía mucho tiempo que no se veían, ya que la prima de mi amiga vive en el país vecino.
Me preguntaron lo que llevaba en la caja y cuando vieron a los gatitos se enamoraron de ellos al instante. Lo sabía por la forma en que los miraban, les había encantado.
Los gatitos por el poco tiempo que habíamos convivido ya sabía que eran muy juguetones.  Me preguntaron si los había adoptado o si eran míos y empecé a contarle todo lo que había pasado. Me dijeron que se lo iban a preguntar a sus padres por si los podían adoptar ellas.
Fueron bajaron las escaleras con una sonrisa en la cara y volviendo a retomar los temas que habían dejado por un momento mientras estábamos hablando sobre los gatitos. Esperaba de todo corazón que les dejaran adoptarlos y así poder verlos crecer. Abrí la puerta de casa y mi madre fue la primera en bajar preocupada por si me había pasado algo.
Primero antes de preguntarme se quedó mirando la caja que había dejado en el suelo buscando la comida de Camila en la cocina. Los gatitos de un momento a otro empezaron a hacer ruiditos y mi madre me empezó a llamar, más bien a gritar desde el salon.
Salí corriendo de la cocina con un gran saco de comida para gato. Salí tan rápido que casi me caigo por el pequeño pasillo que los separaba. Cuando entre al salon vi a mamá cargando a los dos gatitos que había en la caja ya abierta por ella.
-¿Dónde has encontrado a estos bebés?  me pregunto nada más darse cuenta de que había entrado a la habitación.
-Estaba viniendo del instituto y oí algo entre un arbusto y decidí ir a ver que era, ahí fue donde los encontré  le respondí a la pregunta que me había planteado.
Puse la comida en un pequeño plato en el suelo lleno de esto. Después dejé a mi madre encargada y me fui a por el biberón de Camila cuando era bebe para ver si tomaban un poco de leche.
Cogí un poco de leche de la nevera y la puse en un vaso a calentar en el microondas para luego dársela en el biberón.
Le dimos la comida y después me puse a comer. Ellos estaban con mi madre y con mi hermana jugando. Mamá antes había pedido cita para llevarles al veterinario para que los revisaran por si tenían alguna enfermedad o algo.
Estuvieron todo el rato jugando con algunos juguetes de Camila que le habíamos bajado, se movían mucho y corrían aun mas.
Su pelaza color gris iba a juego con el sofá y eso creo que les llamaba mucho la atención y por eso corrían alrededor de él. Se divirtieron mucho corriendo, saltando y comiendo todo lo que quería y lo que no habían hecho durante días o meses que estuvieron ahí en esa caja esperando a que alguien les cogiera y les diera una nueva vida.
Los metimos a los dos en el transportin y nos lo llevamos en el coche hacia la clínica donde habían operado a Camila. Me traía muchos recuerdos y estaba muy emocionada por los gatitos.

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