Bajé por las escaleras para que mamá no me viera. Ya que era muy obvio que no quería que la viera así, se estaba tapando la cara y iba muy rápido. Se encerró en el baño y tardó mucho tiempo en salir. Yo estaba sentada en el sofá sin hacer nada solo viendo el techo mientras esperaba que hubiera algo de movimiento. Como nadie se movía subí otra vez para arriba a coger el movil y así entretenerme mientras comía ya que nadie bajaba por ahora. Una vez en el piso de arriba, me dirigí a la puerta del baño que estaba cerrada con pestillo. Oía a mi madre llorar por detrás de esa puerta, los ojos me empezaron a llorar y me empecé a mover hacia mi habitación que estaba muy cerca de donde estaba. Cerré la puerta y Camila se movió hacia donde yo estaba. Empecé a jugar con ella un poco mientras se me iba pasando y intentaba no recordarlo. No sabía que estaba pasando pero no era bueno. Ya estaba llorando sin saber el motivo o el porqué. Me puse a coger aire por la ventana para ver si se me iban todos los pensamientos negativos que me iban invadiendo poco a poco. Era un día frío, el sol no se veía, lo habían tapado las nueves era un día lluvioso y muy triste.
Bajé con el móvil en la mano y empecé a comer viendo algunos videos. Nadie salía de sus habitaciones y el llanto de mi madre me retumbaba en la cabeza en cada momento que pasada. Los pensamientos de que alguien se había ido para siempre me hacían dar mucho pavor por si fuera verdad lo que había pasado. Cuándo bajé solo estaba mi plato puesto en la mesa, suponía que mamá y mi hermana habían salido a por ellos. Se los habían llevado a sus habitaciones para comer solo. Papá salía a trabajar dentro de tres días y casi siempre estamos juntos los últimos días antes de irse pero no aparecía.
Fui a por un flan para el postre y vi a papá con los ojos hinchados bajando una maleta de color negro con marrón oscuro. Detrás de papá salía mamá con otra maleta del mismo tamaño y con los ojos un poquito mejores a los de papá.
-Hija,te tenemos que contar algo antes de irnos me dijeron.
-Si claro dime
-El abuelo a.. no pudo terminar la frase, se echó a llorar como un niño.
Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos color miel. No sabía que decir ni como reaccionar. Me quedé entrando en un bucle constante que no me permitía moverme, no sentía nada pero a la vez lo sentía todo. Era como una anestesia que había echo para que el dolor fuera a menos pero no hizo efecto. El envase del flan a casi terminar se derramó en todo el suelo cuando mis manos dejaron de sostenerlo. Con ello la cuchara también estaba en el suelo, todo echo un desperdicio. Ahora lo entendía todo, como no me había dado cuenta.
Me caí al suelo con las rodillas juntándose con mis hombros llenándome los pantalones de lágrimas.
La cabeza me dolía mucho, seguía llorando y conmigo mis padres a mi lado con lágrimas en los ojos. No me movía lo único que hacía era respirar y llorar, llorar como nunca lo había echo. La tristeza me había invadido, no tenía escapatoria.
Todo volvía a cuadrar, las rosas eran las flores favoritas de mi abuelo. Todo cuadraba, alguien me estaba dando señales de que iba a pasar y las ignoré.
La rabia, la tristeza y la melancolía me invadieron completamente y ya no era capaz de moverme, no podía mover la mano o simplemente la cabeza.
Mis padres me intentaron ayudarme a mover y a dejarme en el sofá. Me cargaron entre los dos y me pusieron en el sofá. Intentaba dormirme cerrando los ojos, pero no podía las lágrimas seguían cayendo y no paraban.
No sabía ni que hora ni en que hora estábamos. Creo que me dormí mucho tiempo pero no se cuanto. Desde donde estaba pude ver que papá y mamá limpiaron el desperdicio que había hecho en el suelo del comedor. Se habían ido ayer por la noche o eso fue lo que me acababa de decir mi hermana. No comía desde ayer pero tampoco me apetecía hacerlo. Mi hermana estaba junto a mi en el salón no recuerdo cuando vino pero creo que vino justo cuando papá y mamá se fueron. Seguramente le hubieran encargado mis padres cuidar de mi. Ella tampoco estaba mejor, lo único que hacía era ver el movil y no decir nada.
No sabía sinceramente donde habían ido mis padres pero lo único que esperaba era que estuvieran bien. Las lágrimas se me habían acabado pero eso no hacía que no llorara por dentro, no bebía agua desde hace mucho tiempo y estaba con la misma ropa que ayer.
Mi mente no sabía que pensar, quería pensar que el abuelo iba a estar en un sitio mejor para él pero no iba a poder abrazarle nunca más o poder estar más tiempo con él. Sus abrazos ya solo iban a ser recuerdos y necesitaba uno ahora mismo. No quería pensar en cómo estaría la abuela ahora mismo. Estará destrozada aún más que yo.
Sumida en mis pensamientos, escuché de lejos que alguien llamó a la puerta. Mi hermana abrió y por la voz me resultaba muy conocida.
Se acercó a mi y se me vino su nombre a la cabeza. Era mi tia, era psicóloga y creo que papá y mamá la llamaron al ver que no me movía desde hace mucho tiempo, esperaba no haberles preocupado. Me empezó a preguntar pero la voz no salía, no tenía voz. Me miró los ojos para ver si estaba con vida aún ya que no decía nada. Intentaba abrir los ojos pero no podía, la escuchaba muy de lejos aunque estuviera muy cerca de mi.

ESTÁS LEYENDO
Soy yo
JugendliteraturHera lo tenia todo a su familia, sus amigos... La vida le trataba bien y se sentía cómoda en ella. Tenía amigas de verdad que la querían y familia que la adoraban, no necesitaba más. La perdida de sus familiares hacen que su ansiedad y sus problema...