No me sentía persona.
Los ojos cerrados y sin ganas de hacer nada, así estaba.
En el bucle que mi mente había creado era imposible salir, no tenía fuerzas.
Sentía que alguien me daba una cuchara con yogur en la boca, algo que fracasó ya que no la abría y era prácticamente imposible.
-Porfavor come algo llevas días sin comer escuché a mi hermana de lejos con la voz muy llorosa.
La voz seguía sin salir pero las lágrimas seguían. Era como si me ahogara con mis propias lágrimas.
Conseguí mover un poco la lengua y lamer lo que me había manchado mi hermana a propósito por toda la boca para que lo comiera. Parecía que habían pasado años desde que algo bajaba por mi garganta hasta mi estómago. Es increíble como algo así puede pasar.
Lloraba y lloraba, no paraba ni un momento.
Mi hermana me lo poniendo más y más para que me lo fuera comiendo. Cada vez que lo hacía las fuerzas me iban surgiendo de donde antes no había.
Movía las manos y estiraba las piernas. Era una sensación increíble. No podría explicarlo. Me senté en el sofá y empecé a ver cómo tenía el pelo, la ropa... Mi hermana se sentó al lado mía y me abrazó. Era un abrazo con un mensaje que estaba esperando hace muchos años. Creía que a partir de aquel instante iba a cambiar nuestra relación de hermana.
Derrepente sonó el teléfono de mi hermana y bajaron mis padres. Bajaron por las escaleras y no se podían creer lo que estaban viendo. Había vuelto a sentarme de nuevo. Ellos creían que estaba en coma y que nunca iba a volver a estar bien. Según lo que les dijo la chica que vino sacaron esas respuestas. Vinieron corriendo con lágrimas en los ojos y con los brazos abiertos hacia mí. Me abrazaron tan fuerte que no sabía cuál había sido el abrazo que se parecía a este, no había ninguno que se parecía. Todos los abrazos anteriores no tenían tanto sentimientos o emociones dentro.
Me abrazaron tan fuerte que casi me quedaba sin respiración pero mereció la pena.
Me empezaron a decir muchas cosas pero no sabía como estaba haciendo ya que no les estaba escuchando, yo solo estaba metida en mis pensamientos sin decir ni una palabra.
Mi hermana mientras todo esto estaba pasando, ella hablaba con alguien por el teléfono.
Mis padres me dejaron de hablar y mi hermana me pasó el teléfono para hablar con la otra persona que estaba ahí detrás.
-¿Si? Susurré a aquel teléfono que tenía en mis manos temblorosas.
Detrás del teléfono estaba mi abuela, las lágrimas brotaron de nuevo pero con más fuerza. La calma que había en mí se había ido y volvió la tormenta.
Mi abuela me decía que me calmará, que eso sería lo que querría el abuelo. Con esas simples palabras, las lágrimas no salían. Me empezó a hablar de lo felices que eran los abuelos cuando eran jóvenes y hace unos cuantos años atrás. Me dijo que era él abuelo estaba en un lugar mejor y nos iba a estar cuidando desde donde estuviera viéndonos desde allí arriba. Contándome anécdotas se le salieron las lagrimas, no sabía si de tristeza o de felicidad por el momento pero solo esperaba que ella estuviera mucho mejor que yo. Creía que aún no le habían contado nada de lo que me había pasado así que no se lo iba a contar yo. Lo último que me contó fue que despidieron al abuelo como él quería. Me llenaba el alma que se fuera bien de este mundo muy cruel para él. Sabía que las mejores personas se iban antes de lo que debían. Estaba segura que mi abuelo era uno de ellos.
Colgué y devolví el teléfono a mi hermana. Mis padres tenían a mi lado una gran bandeja con galletas, fruta y más cosas así. Cogí las galletas que más me gustaban, eran con chocolate. Me gustaban mucho comerlas estaban muy buenas y me las terminé. Dejé el paquete de donde venían las galletas y me cogí un zumo de manzana.
Me lo tomé y me levanté del sofá donde había estado desde hace días. Subí a la planta de arriba y me metí en el baño. Vi que había marcas por la camiseta y tenía la piel roja en esas partes.
Me lavé la cara con agua fría para despertarme más y así estar más despierta. Salí y me dirigí a mi habitación. Abrí la puerta y la cama ya estaba hecha. La habitación estaba recogida totalmente y estaba muy limpia. No sabía quien me había echo esto pero estaba agradecida ya que yo no podía limpiarlo tan bien. Vi a Camila al fondo de la habitación. No había pasado a dentro de ella y ya veía todo lo bueno que había pasado.
Me puse a cargar a Camila y me encantaba volver a estar con ella y verla estar más feliz. La quería tanto que solo con verla me ponía feliz.
Me cogí ropa limpia del armario y me volví a meter en el baño para bañarme después de todos estos días sin hacerlo. Salí de la ducha y me sentía una nueva persona después de ello.
Metí la ropa sucia en la lavadora y la puse enseguida.
Bajé a la parte de abajo y todos estaban viendo la televisión. Mi hermana estaba al lado de mi padre y al lado de mi madre me habían dejado un hueco para mí. En cuanto mi madre me dio me hizo una señal para que me sentará a su lado a ver la película que estaban viendo. Esta película era de policías, era de humor y me gustaba mucho como estaba enfocado el ritmo de la película.
Mi hermana hizo unas palomitas de mantequilla para que comiéramos todos mientras veíamos la película. También nos trajo unas bebidas muy frías con hielo para que no tuviéramos mucho calor y así no poner el aire ni contaminar.
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Soy yo
Teen FictionHera lo tenia todo a su familia, sus amigos... La vida le trataba bien y se sentía cómoda en ella. Tenía amigas de verdad que la querían y familia que la adoraban, no necesitaba más. La perdida de sus familiares hacen que su ansiedad y sus problema...