Operación

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Subí mi maleta del salón hacia mi habitación y la abrí para sacar la cama y la comida de Camila. La dejé directamente en su rinconcito encima de su cama para que se fuera acostumbrado a estar allí y hacer muchas más cosas diferentes.
Sentía que cada día que pasamos aquí en casa ella ya sabe donde están las cosas y puede hacer más.
No se que debe sentir cada vez que va a su arenero y hace siempre el mismo camino hacia allá. Tampoco puedo sentir lo que es no ver nada durante el día y en la noche.
Encendí la televisión de mi habitación , fui a buscar canales interesantes que pudiera ver y que me entretenga mientras el hambre me entraba para ir abajo para cenar algo.
Encontré un canal muy entretenido y me puse ha verlo hasta que pasaron un cuarto de hora más o menos. Dejé a Camila encima de la mesa y me bajé a la cocina para ir a comer algo. Bajé por las escaleras de color metal en forma de caracola. Enseguida olí la pizza que se estaba haciendo en el horno de la cocina. Era de jamón y queso. Era mi pizza favorita y obviamente me iba a comer todos los trozos que mi apetito pueda.
Recién la sacaron, aunque el humo estaba ahí, cogí un trozo de los grandes y me lo metí en la boca sin llegar a pensar en las consecuencias que llevaría eso. En cuanto mordí el trozo de pizza me empezó a quemar la boca y sin otro remedio me empecé a beber agua esperando a que se enfríe un poco y me lo pueda tragar.
Conseguido el resultado pude disfrutar muy bien de la pizza que me la iba a terminar enseguida. Me comí en total como unos siete trozos o algo más. Solo me sobró muy poco de ella y con razón mi hermana fue a hacerse otra pizza para ella y para mis padres.
Terminé muy bien y ya se me habían quitado las ganas de comer.
-Mama, ¿Me dejas tu movil?
Accedió y me puse a hablar con Luisa, Maria y Ruth en un grupo de wassap que teníamos. El grupo se llamaba " las súper nenas" aunque fuéramos cuatro éramos nosotras y teníamos que salvar al mundo, aunque sea al que nos rodeaba.
Me subí a mi habitación y nosotras empezamos a hacer videollamada durante muchas horas hablando de cualquier cosa que nos viniera a la mente o a contar chistes, o a hablar de lo nerviosas que estábamos por empezar un nuevo curso y por hacer más amigos. También nos contamos como fue nuestro verano y todo lo que hicimos en el.
Luisa se fue a la playa a un apartamento que tienen sus padres a unos cinco minutos de ella. Ha hecho amigos y siempre se bajaban a la playa a comer o a charlar o a bañarse y tomar el sol.
Maria se fue a conocer muchos sitios Reino Unido, estuvo en muchas playas, montañas incluso ciudades. Estuvo viendo universidades de allí. Por aquí dicen que allí están las mejores universidades y por eso fue a verlas. Nos contó que era verdad que lo eran, y que eran súper grandes edificios con muchas zonas verdes y con muchísimas clases en ellas.
Ruth había estado por zonas de montaña y paisajes muy verdes y lluviosos. Visitando monasterios de piedra y montando en tirolinas que atravesaban todo el entorno en el que se encontraba. Nos confesó que no parecía verano si no primavera, siempre llevaban chaquetas y si llevaban manga corta les picaban los mosquitos.
Hubo algo que me había hecho dudar mucho. Todas mis amigas ya habían cumplido doce años y yo había cumplido once. Algo que me desconcertó muchísimo y en cuanto terminamos la llamada bajé a comentárselo a mis padres que estaban en el salón comiendo palomitas viendo algo en la televisión.
Me dijeron que en cuanto pusieran las clases en el tablero informativo de la entrada me lo iban a decir y a enviarme una foto de ella.
Quedamos en bajar a las cinco al parque y volvernos a ver después de tanto tiempo estando viajando para enseñarnos recuerdos y souvenirs que trajimos de cada sitio.
Había sido un día muy largo y tenía que descansar pero antes había que preguntárselo a papá y a mamá.
Bajé y intenté ponerme muy seria pero tanto no podía ser yo misma.
Empezaron a hacer cuentas y se dieron cuenta de que todos nos habíamos equivocado de numero y que era el número doce. Vi como sus ojos se hicieron un poco más tristes.
Solucionando esto me fui a la cama y me dormí.
La mañana era muy soleada y con el día tan alegre me puse del mismo modo que estaba. La ropa era inspiraba en alguna flor de color amarillo, como las margaritas o los tulipanes de ese color. Creo sinceramente que la ropa era más bonita que la ropa que tenía en el armario de casa de la abuela y que aquí tenía mucha más y podía combinar mas colores y más zapatos.
Bajé rápidamente hacia la cocina y vi un enorme bizcocho en la enorme isla de la cocina. Todavía no estaba empezado pero olía de maravilla y sabía que no me podía resistir mucho tiempo mirándolo sin comermelo.
Unos segundos más tarde, mama entraba con su delantal azul marino con su nombre en él. Tenía cara de satisfacción al ver el resultado de lo que había hecho.
Me dio el trozo más grande que podía haber cogido. Me echó nata montada por un lado y le echó un gran sirope de chocolate por encima del bizcocho y de la nata. Después de todo eso echó un montón de virutas de colores por encima de todo y me lo dio en un plato como de cumpleaños.
-Mama, no es mi cumpleaños hoy
-Ya lo se hija
Me quedé muy pensativa a lo que hizo durante toda la mañana solo para desayunar hoy.

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