Lo que más llamaba la atención de su habitación era entrar por la puerta y ver el enorme armario empotrado con millones de pegatinas en él.
Enfrente de su enorme cama habia un escritorio de imitacion a marmol de color sumamente negro con los tiradores de los cajones de abajo de color blanco para resaltar un poco. Al lado de ella había una enorme estantería llena de libros, novelas, vinilos, cds y unos cuadernos todos de mi hermana. En el escritorio había un tocadiscos de color azul claro con toques blancos que claramente no encajaba mucho con el estilo de la habitacion pero si quedaba muy bien ya que resaltaba mucho. A la derecha habían botes llenos de pinceles y lápices y en el otro lado había otro bote igual pero lleno de bolígrafos para escribir. Los cajones eran iguales a el banco de al lado de su ventana.
Su habitación la tenía limpia y ordenada algo que no me esperaba para nada. Además tenía las paredes pintadas de un gris claro. Me gusto mucho su habitación ya que yo me la esperaba con todo por el suelo y muchas cosas destruidas o simplemente con un colchón tirado en medio de la habitación sin nada más.
Salimos de la habitación y vimos que papá estaba como siempre tumbado en el salon. Mañana se va a ir unos quince días por su trabajo.
Mamá, sin embargo, hacía teletrabajo y casi siempre estaba en casa. Solamente iba a trabajar a las oficinas cuando era muy importante.
Bajamos al salón y estuvimos viendo un poco las noticias con papá, ya que se iba a ir por la noche y ya por la mañana no iba a estar.
Llegó la hora de cenar y ayudamos a poner la mesa para la última cena en familia durante unos quince días si todo salía bien. Yo puse los vasos y los cubiertos, mi hermana puso los platos y las servilletas. Cada uno nos pusimos en nuestro lugar de la mesa y empezamos a comer la comida que había hecho hace poquito. De postre nos pusimos a comer una tarta de zanahoria que nos había mandado la abuela desde nuestro pueblo.
Subí a mi habitación a por el pijama y me dirigí al baño para ducharme y cambiarme para ponerme el pijama. Me lavé los dientes y me volví a dirigir a mi habitación. Me despedí de mi padre y después me metí a la cama para dormir y volver a ir al instituto. Estuve mucho tiempo mirando al techo sin saber en qué pensar hasta que la imagen del abuelo se me vino a la mente. Las lágrimas empezaron a salir y no podía pararlo.
Intenté pensar en otras cosas pero no podía dejarlo, todo me recordaba a él. Habían pasado muy pocos días desde que se fue. Aún no podía asimilar que no volvería a tener un abrazo de esos que me gustaban mucho. Necesitaba uno de esos abrazos que me quería quedar dentro de ellos y nunca salir.
-¡Hera despierta! me dijo mi madre desde su habitación.
Me desperté enseguida y di un salto de la cama al suelo. Todavia tenia lagrimas en la cara de anoche. Tuve un sueño muy raro y en el salían mis abuelos y Susi.
Me fui al baño y cuando salí llamé a Susi desde mi móvil.
Me cogió el móvil y en cuanto empecé a hablar me reconoció. Su voz al principio de la llamada era de tristeza, algo que no entendía para nada. Le pregunté porqué estaba así y empezó a llorar y a decir que le dolía mucho no verme. Se me volvió a partir el alma en más pedazos de lo que estaba. Me colgó al instante. Segundos más tarde entró mi madre a la habitación a ponerse los zapatos un poco más tarde de lo habitual.
Intenté disimular lo mejor que pude ese sentimiento que tenía de volver a llorar. Me fui al baño, me cambié de ropa y me lavé la cara para intentar no llorar.
Salí e intenté fingir una sonrisa desde que salí a la calle para que nadie notara nada.
En penúltima hora, la profesora nos dijo de hacer una carta sobre lo que soñábamos ahora mismo. Intenté hacer la carta pero con solo poner una frase las lágrimas volvieron y no paraban como ya era una rutina. Me la pase llorando hasta que nos fuimos a casa pero aun sabia que quedaban mas por salir.
En el camino me acompañó Luisa y me dijo que si necesitaba hablar con alguien ella iba a estar y eso me hizo agradecérselo con un gran abrazo, aunque creo que me quede corta, ya que nadie me había dicho eso nunca. Llegue a casa y solo estaba mi hermana sentada comiendo la comida que había dejado mama en la nevera para que comiéramos mientras nosotras no estábamos.
Subí a mi habitación a dejar la mochila y a ver los mensajes que me habían llegado al móvil mientras estaba en el instituto. Mirando los mensajes me entró una llamada de Susi y la respondí. Me dijo que le estaba doliendo mucho la pierna y por eso estaba así, pero que también me extrañaba mucho y quería que fuera.
Lo que me dijo no me convenció del todo, ya que su voz seguía estando triste y sin ánimos como la de antes.
Me quede igual que antes pero intente transmitirle paz y tranquilidad desde donde estaba para que estuviera mejor, porque sinceramente no sabía cómo iba a ir a verla empezado el curso ahora mismo.
Pasaron tres meses.
En cada una de las noches de estos tres meses he estado llorando extrañando a mi abuelo. Nadie de mi familia lo sabía y tampoco se iban a enterar ahora.
El jueves ya habían empezado las vacaciones de navidad y todos queríamos que vinieran desde hace meses. Iba de camino al pueblo y mañana íbamos a ver a Susi.
Llegamos al pueblo y tenia todas las decoraciones de navidad ya puestas.
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Soy yo
Teen FictionHera lo tenia todo a su familia, sus amigos... La vida le trataba bien y se sentía cómoda en ella. Tenía amigas de verdad que la querían y familia que la adoraban, no necesitaba más. La perdida de sus familiares hacen que su ansiedad y sus problema...