Abuelo

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-Si todo va bien no hay nada de que preocuparse, van a empezar a tratarlo y a sanarle.
En ese momento, esa frase me alivió muchísimo a mí y a mi padre.

UNA SEMANA DESPUÉS

-Hera, ¿Ya has hecho las maletas?
-Me queda un poco mamá
Me faltaban meter los zapatos y el cepillo de dientes. Era poco pero tenía miedo de lo que me encontrara al volver. No sabía si mis muñecas iban a estar bien cuidadas o todas por el suelo aunque eso no me preocupaba mucho, lo que mas me preocupaba era mi bebe era Camila. Mama no me dejó llevármela a casa de la abuela por todas las medicinas que había que darle y seguramente allí no nos acordaríamos de dárselas. Empecé a buscar en el cajón de Camila su juguete favorito, unas llaves para bebes que ahora son para ella. Se las di y se puso a jugar super contenta con ello. Diez segundos más tarde ya estaba saliendo por la puerta extrañándola. Iba a ser un tiempo largo sin verla pero me lo iba a pasar bien y volvería a verla.
Bajé las escaleras, me eche un perfume que olía a chuches y me puse mi diadema, ya estaba lista para mis vacaciones en el pueblo.
Con lágrimas en los ojos mientras salíamos de la ciudad pensaba en Camila y en si se la iba a pasar bien sin mi.
Siendo sinceros la hora en coche fue muy larga, cada minuto,cada segundo era eterno. Ya estaba viendo peligrar mis vacaciones de verano.
Me alcance a dormir en los últimos tramos del trayecto.
-Oye, ¿cuándo crees que se va a levantar?
-No lo se, no se mueve
-Estoy bien tranquilos
Y así fue como me levanté dos horas después. Me incorporé y fui a ver si estaba papa, si todavía estaba.
Fui a buscarle al jardín y estaba ahí tomando el sol y me sentí aliviada no quería que se fuera sin haberse despedido de a mí.
-Menos que ya te has despertado, como hubieras seguido no dormirías hoy.
-Ya lo se
-Mira este regalo que te hemos hecho
Era cuadrado y pesaba un poco, el papel que lo cubría era de estrellas muy parecido al de navidad. Empece a rasgar el papel hasta que vi una caja como de reloj.
Lo abrí y lo vi un reloj un poco grande azul claro. Era una especie de reloj móvil inteligente.
Papa me lo abrió y me dijo como funciona y que hacía.
Me encantó mi nuevo movil, por así decirlo era como un movil en la muñeca.
-Vamos a jugar
-Vale ya voy
Mis primos estaban tan nerviosos por jugar todo el mes que querían empezar ya pero antes tenía que mostrarles mi nuevo regalo.
Que chulo!
-Voy a pedir uno por navidad
De pronto papa salió del jardín y dijo:
-Chicos ir a la calle a jugar, a que os de el aire.
Cruzamos rápido la casa en un santiamén y ya estábamos en la calle.
Empezamos y vimos a un grupo de gente de nuestra edad sentarse en el banco, eso era muy raro. Nadie jugada en nuestra calle solo nosotros como siempre. Mis primos los vieron y fueron a saludarlos como si les conocieran de toda la vida, se me hacían mas familiares al igual que nos íbamos acercando.
-Oye, ¿Jugáis?
-Si claro.
Les había visto en alguna parte pero no se donde, tenía la intuición de que eran super cercanos a mi.
-¡Claro! Grité
Son nuestros antiguos amigos, desde que venga al pueblo jugábamos siempre pero desde hace tiempo no coincidimos, hasta tal punto que me había olvidado de ellos.
Alce la voz y todos me miraron con cara rara como antes de pequeños, fue un momento un poco incómodo pero pasó enseguida. Tardamos varios minutos en elegir el primer juego, estábamos entre dos y no nos decidíamos, la decisión era difícil.
Un tiempo más tarde papa nos sacó unos bocadillos con chocolate adentro para merendar. Estaban muy buenos y no tardamos mucho en comérnoslos bajo el calor que parecía que íbamos a derretirnos ya que estábamos en verano. Sudando todos con mucha sed, papa sacó otra vez, pera esta vez algo diferente, sacó una manguera y empezó a echarnos agua a todos, estaba muy fresquita y lo agradecimos mucho ya que estaba haciendo un calor muy fuerte y mas en la calle sin aire acondicionado ni ventilador para darnos un poco de aire.
Casi anocheciendo llego un coche gris parecido a uno que yo conocía. De un momento a otro mis primos y yo nos miramos. Fue ver a la abuela salir y nosotros ir corriendo a abrazarla, siempre que la veo me pongo feliz y eso es lo mismo que me pasaba con el abuelo.
Terminó el abrazo y la abuela se dispuso a ir a la otra puerta del coche, lo abrió y salió apoyado en un bastón mi querido abuelo.
Le había extrañado muchísimo más de lo que se podía imaginar él y nadie cuanto deseaba este abrazo, cuanto deseaba quedarme entre sus brazo para toda la vida, para que me protegiera de todos los males de este mundo tan cruel donde había que sobrevivir día a día para ser persona y para saber manejarse en cada situación de esta complicada y llena de obstáculos vida. Estar con mis abuelos era crear una conexión muy frágil que tenía que proteger y cuidar hasta que se me fuera abarrotado sin esperarse a estar lista. No sé si solo era yo la que sentía y siente eso sobre las relaciones con nuestros abuelos.
Después de este tan deseado abrazo, nos despedimos de nuestros amigos y entramos en casa para estar con ellos.
El abuelo tosía mucho y a veces me preocupaba, pero para eso estaba mi abuela que me conocía muy bien y me decía que era un simple catarro que se le iba quitando poco a poco.
Ya cansados todos nos fuimos a dormir pronto para levantarse y disfrutar otro día en esta vida.

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