El desayuno estaba increíble. Mamá también me hizo un batido de chocolate con trozos de chocolate en el una combinación que me enamoró en el mismo momento en que lo probé y juntando todo lo que me había hecho era inexplicable la sensación que más podía pedir, aparte de que me hiciera este desayuno todos los días.
Terminé y metí todos los platos al lavavajillas. Me fui al salón a tumbarme un poco viendo las noticias que pasaban por la televisión en ese momento.
Pasaron unos diez minutos y me aburrí así que, subí a mi habitación a jugar un poco con Camila. Mañana a las doce de la mañana la operaban y teníamos que estar media hora antes en el sitio.
Jugar con mi gatita siempre es muy divertido y nos los pasamos muy bien juntas.
Dejé a Camila en su lado del cuarto y me fui a mi armario a ver que me podía poner hoy para ver a mis amigas en el parque.
Ya cogida la ropa que me iba a poner. Era un conjunto deportivo de color rosa y blanco al igual que mis zapatillas. Todo iba en conjunto, con todo listo me fui al baño y cerré la puerta. Puse el agua de la ducha en la temperatura normal, ni muy fría ni muy caliente.
Me tardé un poco más en la ducha, por que me entretuve un poco más de lo normal pensando en el reencuentro con mis amigas.
Salí de la ducha y volví a ver que tal estaba Camila. Ella estaba mirando por la ventana, lo que podía ver ella. Estaba tomando un poco el airecito que le llegaba del ventilador que le había puesto casi enfrente para que le diera un poco. Deje la ropa sucia en el cesto de la colada y baje a tomarme algo ahora que estábamos en la media mañana. Fui a mirar en la nevera haber que había en ella y solo vi una manzana y decidí cogerla y comérmela. La lavé y empecé a partirla en trozos para comérmela como si fueran patatas fritas. Fue muy difícil hacerlo y tuve que llamar a Papa para qué me ayudara y me lo cortará en los trozos que yo quería. Fui a coger un cuenco y metí todos los trozos en ella.
Me tumbé en el sofá viendo el fútbol esta vez con mi padre de nuevo. El partido iba empate y cada vez estaba más interesante. Los del equipo rojo tenían más tiempo el balón y eran mejores que los amarillos. Iban empate uno a uno, era la semifinal y los que pasaran se enfrentarían a los azules, los mejores de toda la competición. Yo iba con los rojos y mi padre con los amarillos quien perdiera tenía que hacer la cena hoy. Quedaban unos minutos para el final y se notaba que teníamos miedo de perder los dos, ninguno queríamos hacer la cena.
Quedaban unos segundos y ninguno de los dos equipos. Faltaban diez segundos, siete, cinco, cuatro, tres, dos, unos... Nos íbamos a prorroga haber si alguno marcaba el definitivo gol. Tras un descanso volvieron los jugadores al campo y empezaron jugando más los amarillos que los rojos justo al contrario de donde habían acabado. A través de la pantalla de podía sentir que todos los jugadores estaban muy cansados se les notaba hasta en la cara de cada uno de ellos.
Me fui al baño y escuché como un grito de los vecinos y de papá. Salí rápido y me dirigí hacia donde él estaba tumbado. Vi la cara de mi padre con una sonrisa de oreja a oreja y un momento después giré la cara hacia el televisor y ahí lo vi. Papá había ganado, el amarillo había marcado un gol hace escasos minutos.
-¿Que vas a hacer de cena? Me dijo papá cuando estaba mirando el televisor.
Le hice una cara de rabieta y le saqué un poco la lengua para divertirme un poco. Me fui a la cocina para ver que hacía y entonces vi una pasta que solo era calentarla y comérsela. Era mi salvación ya que yo no sabía cocinar nada. Eran espaguetis con salsa carbonara y con trocitos de bacon. Lo único que tenía que hacer era no dejar que nadie lo tocara hasta que lo utilizara yo para hacer la cena.
Iba siendo la hora de comer y papá y yo ayudamos a mamá a poner la mesa, con todos los cubiertos y vasos. Terminé de poner los platos y me fui a darle la medicina a Camila. La medicina que le tenía que dar mi gatita tenía que ser con una jeringa muy grande más grande que el tamaño de mi mano.
Subí y como ella ya esta acostumbrada y por eso se dejó meterle la medicina a la boca y que ella ya se la trague cuando puedo y cuando quiera.
La dejé hay bebiéndoselo y jugando con un ratoncito que tenía y que sonaba. Era su juguete favorito y casi nunca lo soltaba cuando lo soltaba y no lo encontraba se ponía muy nerviosa y triste, pero enseguida se lo pasaba a su lado para que estuviera mejor.
Bajé y la mesa ya estaba totalmente puesta con mi hermana en su lado d la mesa sentada en su silla. En cada parte de la mesa cada uno teníamos nuestra sitio y nuestra silla.
La comida estaba muy buena y era mi comida favorita. No se si había sido coincidencia o algo así pero la comida hasta ahora era mis preferidas en todo. La lasaña que había hecho mamá estaba muy pero que muy buena y con los filetes empanadas estaba mejor.
El postre era genial helado de brownie casero hecho por mamá también. Era raro que no lo hubiera visto en el congelador cuando fui a guardar la cena. Intenté tomarme el más tiempo posible para saborear cada plato y disfrutarlo al máximo ya que esto no se veía todos los días.
Había quedado con mis amigas a las cinco y solo eran las tres.
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Soy yo
Fiksi RemajaHera lo tenia todo a su familia, sus amigos... La vida le trataba bien y se sentía cómoda en ella. Tenía amigas de verdad que la querían y familia que la adoraban, no necesitaba más. La perdida de sus familiares hacen que su ansiedad y sus problema...