Intentando llegar a la puerta tardé mucho tiempo si lo comparamos con lo que suelo tardar todos los días.
Al llegar a la puerta, la cerré para que nadie pudiera ver todo el desastre que tenía montado allí dentro. En toda mi vida nunca había tenido tantas cosas por el suelo pero suponía que no iba a ser la ultima vez que iba a ocurrir esto. Me metí un momento al baño y bajé por las escaleras hacia el comedor. Todo el mundo ya estaba comiendo, sentado en nuestras respectivas sillas. La única que faltaba ahí era yo y mamá ya que yo acababa de bajar y mamá estaba en la nevera cogiendo algo de ella. Me senté y conmigo lo hizo mamá.
En el plato habían albóndigas de carne, habían unas ocho por cada plato lo acompañaba un puré de patatas con un poco de mermelada de frambuesa. Nunca lo había probado todos esos ingredientes juntos, así que decidí juntar la mermelada de color rosa fuerte con el puré de patatas. La mezcla terminó de un color rosa palo algo que yo me esperaba que iba a acabar así pero no lo veía tan claro. Después de todo eso cogí una albóndiga y la metí en toda esa mezcla que esperaba que estuviera muy buena o por lo menos que estuviera buena. La escondí por toda la salsa "rara" y me la metí a la boca. La sensación estaba muy bien y el sabor aún más. Después de tragarme esa empecé con las demás hasta terminarme el plato. Fui la primera en terminar y me levanté a dejar el plato en la cocina. De ahí me hice un batido de chocolate con pepitas de chocolate por toda la leche para que se fueran a dentro del vaso y cuando me terminara el batido me los comería cada uno de esos trocitos y eso hice. Después de terminarlo lo puse en el mismo sitio que a mi plato y me subí a mi habitación a terminarlo antes de irme a dormir. Subí y coloque cada montón en su correspondiente lado de la mesa o directamente en la mochila para mañana tener todo listo. La habitación se veía mucho más grande y ya daba gusto entrar allí. Ya todo estaba despejado y la única preocupación que tenía era que calcetines me iba a poner mañana. Abrí el cajón de los calcetines y cogí el primero que vi. Cerré la puerta un poco más fuerte de lo que suelo hacerlo yo y bajé a por un batido de oreo con nata y un yogur griego para mi hermana. Me lo pidió cuando yo salía de mi habitación y justo ya estaba bajando las escaleras. Creo que por suerte la escuché. Cogí todo lo que tenía que coger y me fui a tumbarme al sofá donde estaban mis padres viendo alguna serie. Dejé el batido en la mesa del centro de donde estábamos y fui a subirle el yogur a mi hermana mayor. Ya había subido tantas veces la escalera que ya me lo sabía se memoria pero a la vez me cansaba mucho hacerlo una y otra vez todos los días. Llame a la puerta de su habitación que estaba justo enfrente de la mía. Me abrió enseguida algo que me resulto muy raro pero seguramente quería proteger algo que tuviera en su habitación o simplemente no quería que viera su habitación. Ella yo no nos llevábamos muy bien ya que chocábamos mucho éramos muy diferentes y no había un punto donde las dos estuviéramos de acuerdo. Hace unos años atrás nos llevábamos muy bien pero ahora creíamos y nos íbamos separando poco a poco. Mis padres habían echo todo lo posible para que nos volviéramos a juntar pero se desesperaron y no volvieron a insistir. Yo sinceramente me gustaría volver a aquellos tiempos pero mi hermana no pone mucho de su parte así que no podía hacer nada más, solo esperar.
-Gracias me dijo con una voz muy rara.
Mi hermana era muy apartada de nosotros ni siquiera comía con nosotros así que por eso me convertí en la preferida de mamá y papá. Me gustaba serlo pero ya ese sentimiento iba desapareciendo. Ya necesitaba a mi hermana mayor para hacer lo que todas las hermanas hacían. No quería ser normal pero para mi ella ya había desaparecido y la extrañaba aunque ya no la necesitara de verdad. Cuando íbamos de vacaciones era cuando más hablábamos aunque nunca peleábamos. Eso me daba esperanza de que habíamos cambiado y que podíamos llevarnos mejor. Bajé las escaleras y me tumbé al un extremo del sofá de color beige que teníamos tan grande. Me terminé el batido enseguida y en cuanto fui a dejar el vaso, papá puso una serie de desapariciones extrañas. No sabía porqué la habían puesto pero cada vez que pasaban de un caso a otro iba siendo muy interesante hasta que llegó las once de la noche y me tuve que subir arriba para acostarme. Me despedí de ellos como siempre hacía y me fui a lavarme la cara y a cepillarme los dientes. En ese transcurso entró mi hermana con una sonrisa en su cara y fue muy amable.
-¿Estas nerviosa por tu primer día de instituto? Me pregunto y yo no sabia que contestar a esa pregunta.
Le expliqué todo lo que sentía sobre eso y me dio unos trucos para saber donde estaban todas las clases. También me enseñó a como caerles bien a los nuevos profesores. Todo esto había pasado en diez minutos en el cuarto de baño. Fue el tiempo más largo que he estado hablando con mi hermana desde hace muchos años. Después de cepillarme los dientes fui a mi habitación a por mi pijama y volví al baño para meterme a la ducha. Terminé todo y cogí una manta del armario y me la puse encima. Cogí también a Camila que estaba jugando en su rinconcito y la puse a mi lado. Nada más acostarme empezó el olor a flores, algo no iba bien.

ESTÁS LEYENDO
Soy yo
Teen FictionHera lo tenia todo a su familia, sus amigos... La vida le trataba bien y se sentía cómoda en ella. Tenía amigas de verdad que la querían y familia que la adoraban, no necesitaba más. La perdida de sus familiares hacen que su ansiedad y sus problema...