Privado

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Abrí muy despacio la puerta de mi habitación. Había venido cargando la caja desde hace unos minutos y mi espalda ni mis brazos podían más. No sabía ni cómo podía haber llegado aquí sin ayuda, me sentía muy fuerte en ese momento sabía que esto había sido mejor que una clase de pilares a esas que iba mamá todos los jueves por la tarde, antes de merendar. Nunca había visto una caja tan grande. Estaba llena de todas la cosas que habíamos comprado y eso eran muchas. Fue complicado abrir aquella puerta de mi habitación estaba muy lejos de las escaleras y además ya casi que no tenía fuerzas.
Dejé la caja donde más pude y resultó ser en el medio de mi habitación morada. Llevaba con el mismo color en la pared desde que nací y todavía no me canso de ello, me encantaba el color. Lo único que cambiaba eran los muebles ya que iban con diferentes estilos y colores. La dejé en el suelo y enseguida me tumbé en mi cama. Mi móvil ya se había cargado completamente y me puse a escuchar la canción que me encantaba. Hasta ese momento era mi canción favorita, la podía escuchar durante horas y nunca cansarme de ella, era genial.
Me recuperé enseguida, me levanté y ya estaba anocheciendo. Así que eso me dio una señal de que había pasado más tiempo del que creía escuchando la canción. Tantas veces escuchada que ya no podía pensar en otra cosa. En ese momento me di cuenta de que tenía que dejar de escucharla tanto porqué si no me iba a obsesionar mucho más.
Me levanté y fui a ver la ventana, haber que estaba pasando o haber si había mucha gente o si estaban mis amigas en el parque. Ya que se veía desde mi ventana. No había nadie allí, en la calle no había mucha gente comparado con lo que solía haber todos los días. Empezó a atardecer y me puse a verlo. Siempre me asomaba a la ventana pero nunca había alcanzado a ver un atardecer o algo así. Lo colores que había formado el atardecer eran increíbles no sabía como explicarlo. Creo que era la única que se había parado a verlo y ver todo lo que formaba era maravilloso. Nunca lo había echo pero estaba satisfecha por haber hecho, estoy segura de que lo volveré a hacer. Ver lo me hacía sentir relajada, a gusto y también me llenaba saber que vivía en un mundo que estaba lleno de maravillas pero nosotros las estábamos tapando con edificio o rascacielos para que no lo veamos. La noche ya estaba viniendo y cada segundo que pasaba notaba que se iba entristeciendo el ambiente. El cielo ya no rabiaba tanto y ya no brillaba casi. La luna ya estaba y el sol se había ocultado, el cielo estaba azul oscuro y no se veía ninguna estrella. No se si sería por la alta contaminación o por que ya no estaban ahí. Las dos opciones me entristecían mucho. Buscando estrellas en ese cielo oscuro, me vino un olor a rosas rojas y a esas flores de los cementerios. El día se estaba volviendo muy triste y me estaba preocupando, no podía seguir en la ventana o la tristeza y las lágrimas me iban a invadir.  Antes de irme busqué rosas rojas y esas flores por los lados que se podían ver desde mi ventana. No veía ninguna ni había ninguna tienda de flores cerca de mi casa. Las estrellas tampoco aparecían y la luna llena era la única que se veía. Cerré la ventana y volví a estar de nuevo en mi habitación que por algunos minutos no había estado. Estuve pensando en todo lo ocurrido un buen rato pero con la intención de olvidarme de eso me probé mi nuevo uniforme. Me quedaba un poco grande pero me gustaba. Seguramente crezca más y me tenga que comprar otro pero por ahora me venía como anillo al dedo. Intenté arrugarlo lo menos posible y lo puse encima de mi baúl al lado de mi cama. El baúl había sido un regalo de mis tíos y me encantaba ya que tenía un toque de antigüedad. Me gustaba mucho lo antiguo y esto no iba a ser menos.
Cogí unas tijeras de mi escritorio y me puse a abrir con cuidado toda la caja. Me llegaba hasta la cintura y no sabía cómo podía haber una caja tan grande. Empecé a abrirlo y vi unos cuadernos muy bonitos con diferentes estampados y colores. Justo los que habíamos pedido poco antes. Los recordaba porque eran los últimos que elegí y me encantaron con solo verlos. Bajé a la planta de abajo a coger la lista de todo lo que habíamos comprado y me volvió a oler a las flores de antes. Estaba papá a mi lado y creo que no lo olía.
-¿Papá tu hueles eso?
-No huelo nada hija  Me respondió al instante. Cogí la lista de la enorme mesa del comedor y me subí otra vez para arriba dejando atrás todo lo que había pasado hace unos segundos antes de todo esto. Estuve sacando todo lo que había en la caja y clasificándola en montones con diferentes características cada una. Una vez comprobado que todo estaba empece a quitarles los plásticos que les cubrían a otro lo que venía. Me arrepentí de no haberle dicho a el señor que estaba en la papelería que no envolviera nada con plástico ya que todo esto iba a ir al océano con todos los animales. Tarde mucho tiempo en sacar todos los plásticos y dejarlos en un enorme montón en mi habitación. Tuve que volver a bajar a la cocina a por una bolsa de basura y meterlo todo ahí. Cogí la bolsa más grande que vi y por suerte pude meter todo ahí dentro. Creo que entre todo lo que hice y mientras bajaba y subía tardé mas de media hora en total.
Cuando terminé ya era la hora de comer y tuve que dejar todo por el suelo.

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