-¿Es enserio? ¡Muchísimas gracias! Dije entre lágrimas de felicidad y de tristeza a la vez.
Iban a operar a Camila de los ojos para que pudiera ver un veinte por ciento más de lo que podía ella ver ahora.
Sentí mucho alivio al saber que iba a poder ver algo aunque sea poco.
Creo que fue el mejor regalo de todos lo que me había dado en ese día. Ese día no había ido del todo bien como ella creía que iba a ser mi once cumpleaños pero con eso ya estaba más feliz que en los últimos dos días o semanas.
-Oye pero ¿Dónde está Camila?
Pregunte con la voz un poco desesperada esperando una respuesta.
-Esta en casa de la abuela pero como has estado muy ocupada no la has visto estaba en nuestra habitación.
-¿Le habéis dado la medicina cuando había que dársela?
Lo pregunté por que sinceramente no me fiaba mucho de ellos ya que siempre se tienen que poner alarmad para todo.
-Si, me pongo alarmas todos los días para dárselas.
Ya lo sabía yo que los tiros iban por ahí.
-Espero que estes disfrutando en tu día tan especial hoy.
-Sii, lo estoy pasando muy bien.
Tardamos mas de lo que yo pensaba y fue un poco aburrido el paseo. Llegamos y había mucha gente, nunca había tanta gente en aquel sitio y era de pensar quién había traído aquel montón de gente aquí. Fuimos a investigar un poco que pasaba y por qué había tanta gente.
Vi unas cámaras de televisión y unas reporteras hablando entre ellas. Había un círculo de personas alrededor de ellas y a lo lejos se oían los sonidos de los coches de policía y ambulancias.
La gente miraba asombrada y había mucha gente tomando fotos con ello. Nos adentramos entre toda esa gente y vimos a un señor de unos treinta y cinco años pero con mucha barba y muy dejado para mi gusto.
No sabia ni que hora era ni en que día estábamos hoy. Ni siquiera el año en el que estábamos, cada vez el día iba a más y más raro aún de lo que estaba siendo ya.
Según yo, el señor no tenía signos de violencia o de haberse tirado por una barranco o de haberse hecho daño el mismo. Solo era un señor que no sabía donde estaba con ropa muy extraña, nada parecido a lo que había visto en las películas de sucesos extraños o algo parecido.
Mi especie de cumpleaños, muy diferente a los otros, no me estaba convenciendo del todo y cuando llegó la policía al lugar decidí hacer algo para que nos fuéramos de allí lo antes posible para que mi cumpleaños pudiera ser algo mas normal o feliz o simplemente que me gustara mas a mí que era lo que importaba hoy ¿no?
Mis primos se reían del señor ese y no sabía que hacer pero algo en mi interior me decía que no debíamos reírnos de ese señor.
Un poco pensativa nos fuimos del lugar un poco lento por todo el tráfico que había en aquel lugar. Nos fuimos a otra parte más baja del rio, un poquito más abajo del comienzo, para podernos bañar allí y disfrutar de las vistas tan maravillosas que esperaba de aquel lugar. En el sitio donde íbamos no se podía bañar ya que era un lugar protegido o algo así y en esta parte te puedes bañar todo el tiempo que quieras. Mi primo, el mediano, me contó que él fue una vez y que estaba bastante bonito y que habían muchos peces pequeños en la zona.
Llegamos al sitio y había un pequeño parking para coches. Nos bajamos con una mesa y unas sillas para pasar todo el día allí. Mis abuelos también vinieron y es un detalle que me gustó mucho que estarán allí para la familia siempre. Encontramos un sitio perfecto para nosotros ya que era plano pero con mucho sitio para nuestras cosas. El sitio era tan perfecto que se veía el parking y el rio.
Durante el camino vimos muchas botellas y latas de bebidas tiradas en el suelo como si fuera comida par animales, ver todas esas filas de bebidas me hizo pensar si el ser humano era tan bueno como yo creía hasta entonces.
Llevábamos un rato en el agua y vi algo abajo del todo, algo que brillaba mucho pero no demasiado para destacar. Era de color plata pero no sabía que era exactamente. Metí la mano para sacarlo y salían unas bolas blancas muy raras algo que me recordaban a los viejos pendientes de mi abuela de perlas. Pero se me borró esa imagen al instante ya que las perlas no son de aquí ni lo iban a ser.
Era un poco largo pero salió enseguida. Un collar de perlas con algunos arañazos fue lo que había abajo, me sorprendió verlo pero por el tamaño de las perlas suponía que iban a valer mucho como juntas como separadas cada una de las perlas de color blanco super cuidado.
Rápidamente primero se lo enseñé a mis primos y después a toda la familia que estaba ahí. Mi abuelo me contó que el en una época muy lejana él arreglaba relojes y joyas de plata o oro, incluso de perlas. Después de un buen rato contándome sus historias arreglando joyas, me dijo que íbamos a llevar el collar a un especialista para que lo examinara y vieran cuanto valor tenía y de qué época era o cosas de esas.
-¿Y con ese dinero que vamos a hacer?
Pregunte esperando la respuesta que creía que iba a ser.
Me dijeron que todo el dinero que ganará por el collar iba a hacer todo lo que quisiera con el dinero.
Pensé en comprarme ese edificio tan chulo que salía en los anuncios de la televisión, el edificio tenía tres planta solo para muñecas y para jugar con todo aquello que mida el tamaño para encajar ahí adentro. El edificio no era la única cosa que tenía en mente...
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Soy yo
Teen FictionHera lo tenia todo a su familia, sus amigos... La vida le trataba bien y se sentía cómoda en ella. Tenía amigas de verdad que la querían y familia que la adoraban, no necesitaba más. La perdida de sus familiares hacen que su ansiedad y sus problema...