Me levanté con mis primos a los lados jugando a videojuegos con su tablet algo muy raro en ellos. No sabía cuanto tiempo había estado dormida ni nada.
Sin pensarlo me fijé en mi reloj y ponía la hora de comer. Sinceramente había dormido bien y no tenía mucho sueño como para quedarme dormida. Le di muchas vueltas a la cabeza para averiguar que me había hecho cerrar los ojos hace unas horas. Al final me di cuenta que seguramente habría sido por el aburrimiento de estar sentada o tumbada directamente sin hacer absolutamente nada en ese momento.
Me fui al baño a darme una ducha para despejarme y despertarme más rápido para ir a comer ya que estaban poniendo ya la mesa.
Salí y se estaban sentando a comer. La comida era muy buena como siempre, si venía de manos de la abuela tenía que ser así, era como una ley que siempre se cumplía.
En el postre tomamos unos helados del bar de al lado de su casa.
Ana estaba tomándose un helado de vainilla con su perrito "nuevo".
Cuando la vi nos pusimos a jugar un poco y volví adentro a por Camila para sacarla un poco de paseo.
Esta vez se me complicó mucho ponerle la correa, no se por qué pero no se dejaba.
Se dejó y bajé enseguida con un poco de prisa por no hacer esperar más a Ana.
Ya estaba saliendo por la puerta principal de la casa de mi abuela cuándo vi al padre de Ana volver a entrar a su casa y me dio mucha curiosidad. Fui directamente a preguntárselo a Ana disimuladamente para que no se notara mucho de que estaba muy curiosa. Al ver al padre de mi amiga tanto se me hizo muy raro ya que en toda mi existencia nunca lo había visto haciendo un simple paseo por el pueblo. Eso también fue algo que le pregunté justo después de ver la respuesta a mi primera pregunta. Había sacado a su perrito a donde siempre estábamos y habíamos pasado el verano.
Me contó muchas cosas que la verdad no recuerdo ni la mitad de ellas pero lo que más me llamó la atención el nombre que le habían puesto al perrito.
Su padre hace muchos años ya le había puesto un nombre pero nadie se acordaba del nombre original así que le pusieron Patitas a su perrito.
Yo creo que el perrito se acostumbró enseguida al nombre y cuando lo llamabas por ese nombre te hacía caso.
Mi Camila estaba muy contenta de jugar con Patitas mientras nosotras jugábamos a juegos de mesas.
Mis camisetas seguían sin llegar y ya había perdido mis esperanzas en que llegaran antes de que yo me fuera. Eso sería un milagro o un regalo perfecto. Los cinco euros de envío los he perdido definitivamente ya que en la web decía que si pagabas esos cinco te venía en unos seis-siete días y mira ya han pasado casi tres semanas desde entonces.
Me intento poner triste en pensar en ello pero ya no tenía esperanza, que es lo último que se pierde como todos dicen.
Terminamos a la misma hora de siempre, como todos los días aquí.
Me encantaba el aire que pasaba por las noches aquí, era lago que en la ciudad no se podía tener. Yo creo que Camila estaba también de acuerdo conmigo. Los veranos en la gran ciudad eran muy calurosos y no se podía pegar ojo en toda la noche, eso era algo que no soportaba pero ya he adivinado la receta secreta para dormir muy bien toda la noche. La respuesta para todo es mi querido pueblo o la gran casa de mis abuelos con su maravilloso jardín.
Mi abuelo acababa de venir de ver al médico y creo que su sonrisa decía todo. Intenté leerle la cara y yo sólo vi alegría. Algo que me reconfortó muchísimo más que cualquier otra cosa. En mi reloj/movil tenía apuntados todos los cumpleaños de todos los que conocía.
Me sonaba que mañana era un cumpleaños pero no sabía de quién era exactamente, no se me venía nadie a la cabeza pero a la vez se me venían todos los que habían en esa lista que se me ha ido a la papelera de este pequeño cacharro.
Me dio rabia lo de la foto, los juegos y todos los cumpleaños borrados.
Hoy el calor era muy pegajoso y era el día de sudar mucho. Con ese día como para no sudar. Después de todo me fui a duchar para que se me fuera todo el calor que tenía. Puse la ducha a funcionar y con la agua fría pero muy fría me metí para adentro. Se me quitó todo el calor que llevaba y me bajé a ver la televisión con mis primos.
Estaban jugando a un videojuego nuevo que les había regalado mi padre, algo raro en él, la verdad.
Ayude a mi madre a poner la mesa para cenar. Los minutos más tarde pasaron muy pero que muy lentos y era insoportable estar ahí sentada sin nadie a quién hablar.
De un momento a otro, se me había olvidado meter a Camila en mi habitación, ya que la había dejado en el jardín. Fui rápido pero no mucho y no la veía donde la había dejado la última vez. Busqué por detrás de los arboles tan grandes que tenía el jardín y allí, encima de uno vi a mi gatita. Creo que ni ella sabe como se subió allí y claramente no sabía ni bajar ni nada. Estaba un poco asustada pero en cuanto me vio se calmó y me dejó cogerla y dirigirla a mi cama.
En cuanto empecé a subir las escaleras, la abuela nos llamó a los pequeños de la casa a cenar. Para mí un poco tarde ya que me estaba rugiendo la tripa por el hambre. Me estaba empezando a dar cuenta de que me gustaba mucho comer y que no tenía fin.
Me encanta comer si os digo la verdad.

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Soy yo
Teen FictionHera lo tenia todo a su familia, sus amigos... La vida le trataba bien y se sentía cómoda en ella. Tenía amigas de verdad que la querían y familia que la adoraban, no necesitaba más. La perdida de sus familiares hacen que su ansiedad y sus problema...