Counting Stars [ 2T MPP ]

Capítulo 17.

JUDY 'S POV.

Aunque estemos en las primeras semanas de curso, las cosas ya empiezan a ser como antes. Presentar trabajo en tal fecha, exposiciones, controles, y mil cosas más. Y por si no fuese poco, todo absolutamente, TODO tenía que hacerlo junto a Marc, y ya empiezan a molestarme sus momentos de bipolaridad. Menos mal que solo es por la mañana. Llegamos sobre las 3 a casa y solo tenía una hora y media para descansar, comer y cambiarme. Qué extrés.

- ¡Aquí está la comida mis amores! - Dijo Lauren mientras dejaba nuestras bandejas con pollo y patatas fritas en la mesa. Que rico.

- Te amo Lau, gracias por traernos la comida. - Dijo Sara mientras empezaba a comer.

- Lo mismo digo.

Lauren tenía un horario distinto al nuestro, a si que llegaba antes a casa y se encargaba de las comidas. Sara a partir de ahora haría las cenas y yo, los desayunos. Ese era nuestro horario comunitario, ese nombre le pusimos. Este pollo estaba riquísimo, con su toque de hierbas aromáticas y las patatas fritas, todo un lujo.

Me di una ducha medio tranquila, me puse unos pantalones cortos sueltos negros con unos dibujos en gris, una camiseta de tirantes y la chaqueta de cuero negra encima. Cogí el móvil que estaba cargándose, la copia nueva de llaves que al fin tenía y que podía llamar Mías.

Eran las 4:26 cuando llegué a uno de los lagos de aquel parque. Era realmente bonito, con partes con césped donde la gente se sentaba, diferentes tipos de bancos, varias fuentes y al fondo la pirámide del museo Louvre. Llevaba mis gafas de sol negras pero aún así, pude divisar a Angy que venía con un jersey beige, una falda de flores junto con unas botas marrones.

- ¡Ya estás aquí! - Dijo abazándome. - Hola.

- Hola. - Me separé de ella y fijé que tan solo llevaba una cámara y una pequeña mochila. - ¿No vamos a necesitar reflectores?

- ¡Ah si! Si que necesitamos, los está trayendo mi cuñado. - Sonrió.

- Está bien, ¿Y a quién le haremos la sesión?

- Es una pareja joven y que la chica está embarazada de 6 meses. No tardarán mucho en llegar, les dije a las 5 aquí. - Dio media vuelta como si estuviese buscando a alguien. - Mira, por ahí viene mi cuñado.

Miré desde mi sitio al chico cabizbajo de pelo oscuro, cargado de una mochila grande y que se notaba que pesaba. Cada vez que se acercaba más empezaba a sonarme su perfil. NO PUEDE SER VERDAD. Él aquí no por dios.

- ¡Al fin llegas Marc! Eres un tardón. - Este levanta su mirada y se concentra en la mía. Creo que está igual de sorprendido que yo. - Bueno, ella es Judy y él es mi cuñado Marc.

- Nos conocemos. - Dijimos al mismo tiempo.

- ¿Enserio? Aparece una chica guapa y española y no eres capaz de decirmelo...

- Pero si yo... Agh déjame Angy. - Espetó.

- Claro que si, hasta que te vuelva a necesitar, no te preocupes. - Sonrió ¿Maliciosa? - Bueno Judy, - Se volvió hacia mi y separé mi mirada de él. - Ayúdame a montar todo esto.

- Claro.

***

- ¿Vaya coincidencia no? - Dijo Marc así de repente mientras Angy seguía fotografiando a la pareja. - Ahora estaremos una temporadita básicamente las 24 horas del día. JUN-TOS.

- Ni me lo recuerdes Marc.

- ¡Uy! Ya hay alguien cabreado.

- Pues si, por que este trabajo es para mi, para desconectar de la universidad y de ti.

- ¿De mi? - Se hizo el ofendido. - Que poco cariño me tienes.

- Lo suficiente Marc.

- Vale, vale, no te calientes fiera. - Y empezó a reirse.

Que odioso puede ser a veces señor mío. Tras un par de horas y una larga infinidad de fotos por todos lados, decidieron acabar la sesión. Nos quedamos un rato por allí haciendo varias fotos, y enseñándome a perfeccionar el enfoque. Era una buena profesora, debería dedicarse a ello. Marc estaba sentado en un banco de piedra mientras nos miraba detenidamente.

- Hazle una foto. - Dijo Angy en mi oído. - En tres, dos, uno, ya. - Hice un movimiento rápido de cintura y brazos cogiéndole perfectamente y con una visión clara. - Muy bien, ha salido mejor de lo que pensaba.

- Gracias. - Me sonrojé ante aquello.

- ¿Por qué ese ataque fotográfico hacia mi persona así derepente?

- Marc por favor, no seas tan arrogante, hazme el favor, que tu no eres así. - Dijo Angy como... ¿Si estuviera llamándole la atención? ¿Marc no era así en realidad? No podía creemelo. - Y ahora Judy, hazme unas fotos en ese banco de madera.

- Está bien. - Se sentó de manera que sus piernas quedaban levemente dobladas arriba del banco, la falda colgando un poco y uno de sus hombros al descubierto, pero su pelo hacía que le ocultase el rostro. - Angy ¿Podrías recogerte un poco el pelo detrás de la oreja? o ¿Mirar tu hombro descubierto para que se te vea bien?

- Claro, ahora eres tu la que manda Judy.

Seguí haciéndole varias fotos hasta que la noche empezaba a caer y las farolas empezaban a encenderse. Por mi mala suerte, Angy tuvo que ir en busca de su coche, quedándonos Marc y yo solos. Me senté en un pequeño bordillo. Había sido un día agotador.

- Judy mírame. - Giré mi cabeza y noté como el flash cejaba contra mis ojos. - Ahora estamos en paz.

- Ja, ja, ja. Muy gracioso ahora borra eso hazme el favor.

- Nop, me la quedaré para el recuerdo. Es más la revelaré en el estudio.

- Ni se te ocurra. - Dije levantándome y acercádome a él. - Dame la cámara. - Negó con la cabeza y la levantó en el aire. - Te he dicho que me la des.

- Te la doy con una condición.

- Haber ¿Cuál?

Me crucé de brazos enojada y él no dejaba de sonreir. Bajó la cámara y intenté cogerla, pero la puso detrás de su espalda y impactaron sus labios contra los mio.

- ¿¡Qué cojones haces!? - Me separé de él arrebatándole la cámara.

- Cumpliendo mi condición. - Sonrió victorioso.

- ¿¡TU ESTÁS MAL DE LA CABEZA!? ¿Cómo se te ocurre besarme así a la ligera? - Y otra vez empezó a besarme. Intenté separarme de él pero era imposible. - ¡Suéltame! - Estampé mi mano sobre su mejilla haciendo que ambas se volvieran rojas por el impacto. - ¡Vete a la mierda Marc Pla!

Salí lo más rápido que pude allí. Estaba furiosa, adolorida, impresionada y tremendamente confusa. ¿Cómo se le ocurre besarme? Una NO, DOS veces y a traición. ¿Y Ben? ¡Ay Dios! ¿Qué se supone que tengo que hacer yo ahora?