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—¿Qué es eso? —preguntó Hinata, acercándose a un grupo que estaba descansando después de la práctica de hoy.
—Mira —le mostró Tanaka la revista mensual de volley, específicamente una página que tenía como título: "Voleibol de preparatoria masculino. ¡Este año pongan atención a estos tres chicos!"—. Ushiwaka, del Shiratorizawa, está como uno de los tres mejores estudiantes de todo Japón.
—Shiratorizawa, la preparatoria a la que Kageyama no pudo entrar...
—¡Cállate! —le reclamó el nombrado mientras yo ocultaba mi risa, pero Tsukishima y Yamaguchi no.
—¿Pero quién ese tal Ushiwaka? —preguntó Hinata.
—Es uno de los rematadores más fuertes que conozco, se lo considera el mejor de la prefectura —dije yo, adelantándome a Tanaka—. Hasta donde sé, tiene una técnica muy eficiente que le asegura su puesto como estrella del equipo y la posición debajo del foco público. Si piensan que Tsukishima es cortante, él es todavía peor.
—La foto si la hace lucir como una estrella —dijo Daichi acercándose a vernos, luego levantó la vista a Asahi, probablemente pensando: "Seguro es un tipo más duro que el nuestro".
—Vaya, ________-chan. Jamás pensé que conocieras tanto sobre el mundo del voleibol —dijo Nishinoya, mientras consolaba a Asahi con su "depresión" ante la mirada del capitán.
—Eso y que, por desgracia, tuve la oportunidad de conocerlo a él en persona —fui por mis cosas y me dirigí a la puerta del gimnasio—. Buen entrenamiento, yo me voy a casa.

Decidí irme antes de que me hicieran preguntas al respecto. Volví a mi habitación de "terapia", con todo el colegio vacío y oscuro por ser de noche. Hice lo mismo de siempre, solo que en esta ocasión no hubo momentos de interrupción por alguien que pasara. Al día siguiente quise ir a hablar con Daichi sobre algo del torneo de junio, pero Michimiya (la capitana del equipo de voleibol femenino) estaba hablando con él. Antes de que siquiera pudiera acercarme, me lanzó una mirada amenazante. Me retiraba lentamente, dando pasos hacia atrás y sin darme cuenta choqué con alguien, probablemente uno de tercero. Volteé muy rápido y por poco no me caigo de espaldas, de no ser por esa persona quien me atrapó por el brazo.

—¿Estás bien _______-chan?—era Asahi, quien no solo me miraba preocupado, sino que también no sabía que hacer—. Lo siento si te apreté el brazo.
   —Está bien, Asahi. Fue mi culpa —me enderecé y lo miré a los ojos—. De hecho venía a comentarte algo sobre la práctica—sí, mentí. Se le llegase a decir mis verdaderas intenciones, quien sabe como reaccionaría después—. El entrenador cree que, si está la posibilidad de enfrentarnos al Date en el Intercolegial, habría que usar una táctica distinta. Quizás deberíamos intentar hacer un ataque desde la línea trasera... —le expliqué la idea principal de esta implementación a las tácticas—. Probablemente nos sirva para enfrentar al muro de acero del Dateko, si Kageyama logra acostumbrarse a las colocaciones que estás más cómodo, te dará más chances de vengarte por el partido de marzo.
   —Aprecio que crearan una forma de que pueda vencer la barrera del Dateko, haré mi mejor esfuerzo para superarlos y llevarnos al torneo nacional.

Me fui hacia mi aula, donde Takeda-sensei estaba en la puerta mirando al interior. Le toqué el hombro, llamando su atención y él me miro sorprendido. Después me entregó un papel y me explicó que era mi permiso para poder ingresar a la preparatoria Nekoma, con propósitos de prácticas. El problema era que me iría en el segundo día de los partidos del Intercolegial, por lo que solo podría ver la primera tanda. Volví a mi clase para pedirle a Hitoka de prestarme sus apuntes, durante el tiempo que estuviera en Tokio. Ella aceptó sin pedir algo a cambio.
Por otro lado, tenía las prácticas de volleyball del Karasuno. Todavía no sabría como explicarle a los chicos que me iría en medio del torneo. Limpiando el almacén del gimnasio, algo me cayó encima. Supongo que era una pancarta. Kiyoko llegó y me ayudó a salir, ambas extendimos la pancarta y vimos la frase en blanco "Vuelen". Entre las dos nos lanzamos una mirada rápida y asentimos, definitivamente tenemos que usarla en el Intercolegial y, de ser posible, en el torneo nacional.

[...]

La noche anterior al Intercolegial, después de la práctica, Shimizu-senpai y yo habíamos hablado con el profesor Takeda con respecto a nuestra sorpresa para los chicos. Subimos a la parte superior y extendimos la pancarta, todos miraban estupefacientes ante nuestra sorpresa. Interrumpí su felicidad, avisándoles que después de los partidos de mañana, me iría a Tokio a visitar a mi hermano. No dije absolutamente nada de las prácticas y preferí que quedara así.
Cuando el día llegó, estábamos delante al gimnasio donde tendrían los partidos. En los pasillos llenos de chicos de preparatoria, la mayoría nos miraban a mí o a la manager del equipo. Varias veces, los chicos se pusieron en modo celosos y hacían una especie de barrera humana. Entonces, delante de la cancha los chicos comenzaban a prepararse mentalmente. Yo me quedé con ellos, mientras que Kiyoko-chan se estaba cargando las botellas de agua. Todos parecían tener la moral alta, hasta que un grupo de chicos bastante altos se paro a unos metros de nosotros. En sus chaquetas estaba el kanji de "Date Industrial". El más alto, con pelo blanco y sin cejas apuntó con el dedo a Asahi. Todos nos quedamos shoqueados, yo me quede sorprendida de que Asahi no se desplomara al instante.

—¡Oye! ¿Qué tienes en la...? —Noya estaba a punto de intervenir, pero lo detuve. No teníamos porque meternos en esta discusión. Pero de repente, el chico bajo su mirada a mi y la mano que apuntaba a Asahi fue a parar a mi cara—. Ahora si, que esto no lo paso por alto.
—¡¿Pero qué crees que estás haciendo? —un chico de estatura promedio, pelo negro y ojos oscuros se acercó al alto, intentando bajarle el brazo—. De verdad lo siento, es una mala costumbre... ¡Futakuchi, ayúdame!
—Perdónenlo, tiene la mala costumbre de apuntar a la estrella del otro equipo —otro chico alto, castaño con peinado de lengüeteada de vaca y ojos también marrones logró bajarle el brazo.

Aun así, el chico sin cejas siguió avanzando en nuestra dirección. No estaba muerta de miedo, pero algo tenía. ¿Cómo reaccionarían cuando un tipo de al menos 1,90 se acerca de manera misteriosa hacia ustedes? Asahi me corrió a su espalda, mientras Yū le hacía frente con una cara amenazante. Los de su equipo no entendía lo que pasaba, hasta diría que el que se disculpo al principio estaba por tener un ataque de pánico.
Detuvo su paso, buscó algo en su bolso y lo sacó. Era un pañuelo que llevaba siempre en mi mochila, ni siquiera me di cuenta de que lo había perdido. Salí de detrás de Asahi y me acerque al gigante del Dateko. Le agradecí con una reverencia, la cual él correspondió y volvió con los de su equipo quienes lo fueron empujando. Los chicos del Karasuno me miraban sorprendidos, a decir verdad, era más sorprendente la actitud de Asahi que la mía. Solo que después de todo eso, volvió a ser el grandote asustadizo que conocemos.
El primer partido lo ganamos sin ningún problema, el equipo contrario parecía no tener mucho entusiasmo en casi todo el partido. Me fijé en las grillas y lo más probable era que tuviéramos que jugar el siguiente partido contra el Dateko. El entrenador Ukai me pidió que lo ayudara a preparar a los chicos en recepciones. Así que bajé a la cancha a hacer unos cuantos remates. Pero en eso, Kiyoko-chan salió para que pudiera entrar yo. Entré lista para comenzar. Tenía la mirada de casi toda la audiencia y de los otros equipos sobre mí.

—¡Rolling Thunder... Again! —Noya-kun con su recepción fuera de lo normal, terminó en una posición triunfante. Nadie sabía que decir, hasta los del Dateko estaban sin palabras—. Salió perfecto.
—Deja de estar en las nubes, Yū. ¡Concentrate en mirar la pelota!—le lancé otro remate, el cual le golpeó en la espalda. Por poco no lo desplomo en el piso—. Guarda la emoción para el partido, maldita batería humana.

El arcángel de los cuervos (Haikyuu x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora