12 🏐 (Special Nekoma pt. 2) 😺

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Varias cosas pudieron pasar después de ese partido, además de la desesperación de algunos por no haber hecho lo suficiente para cambiar el resultado del partido. Los chicos del Nekoma me miraron preocupados por mi cambio de expresión facial, les dije que no era nada de que preocuparse. Volví al apartamento, donde mi hermano ya se encontraba terminando de hacer su trabajo. Cuando volteó a verme, mostrándome su sonrisa, mi estado de ánimo también cambió al instante.

   —Te extrañé, Nee-chan —me dijo dándome un fuerte abrazo, al cual correspondí de la misma forma—. Estás un poco más alta desde la última vez que nos vimos.
—Tampoco que tu fueras tan bajito, Nii-chan. 

Tenma, mi hermano mayor, es a quien Hinata y Sawamura admiran tanto. Fue la estrella del Karasuno que fue al torneo nacional, el Pequeño Gigante. Mide 1,70 (lo que no cambió desde sus años de preparatoria), ojos grises, pelo azabache, largo y ondulado como el mío. Suelen decir que ambos tenemos la misma cara asesina cuando nos enfocamos en algo. La única diferencia que resaltaría es: que mi hermano solo tiene esa mirada cuando está muy concentrado o frustrado, por otro lado yo la tengo cuando nadie me toma en cuenta algo o al enojarme a tal extremo que lo único que notan es mi mirada.
Nos pasamos la noche poniéndonos al día, comentando ciertas cosas y me desahogué con él respecto a ciertas actitudes de Oikawa como de Ushijima que seguían perturbándome. Como todo hermano mayor sobreprotector, se puso en plan de: "Cualquier chico que se atreva a hacerte algo, se las verá conmigo". Enserio extrañaba demasiado a mi hermano, había momentos en los que dudaba si quedarme en Miyagi y pedir que él pudiera ser mi tutor legal. Pero luego me recordaba que no iba a rendirme tan fácilmente, no quería dejar el lugar donde nací y crecí a la ligera. Me había propuesto hacer la preparatoria en Karasuno y no quería dejar de lado mi meta.
Antes de irme a dormir, decidí despejar mi mente en algo que todavía tenía que hacer durante mi estadía en Tokio... Me habían pedido que hiciera unas cuantos dulces para después del partido que tendrían próximamente. Con la mente en paz, organicé las cosas para poder hacerlo lo más rápido posible.
Para quienes se pregunten cual era la petición del entrenador del Nekoma, me dijo que aparentemente Nekomata-sensei quería incorporar a Lev en el equipo titular, pero estaba teniendo muchos problemas con Kenma. Sabiendo un poco del historial de Kageyama y Hinata, me rogó de rodilla que intentara buscar una forma en la que aquellos dos no terminasen peor de como empezaron. Aún que acepté el desafío, la verdad era que, no me involucré en la relación armador-rematador de los revoltosos de primero. Supongo que pidieron mi ayuda porque conocía a Lev mejor que cualquiera del equipo, además de que Kenma era una persona difícil para sociabilizar y, de alguna forma extraña, había logrado acercarme... 

Los días pasaron tan rápido que apenas notaba que tres horas habían pasado del entrenamiento con los chicos del Nekoma, lo cual se me estaba volviendo tarde para lo que había venido verdaderamente a hacer a Tokio. El equipo entero del Nekoma quería acompañarme hasta donde tendría que ir, pero después de varios minutos intentando evadirlos, Tenma vino a "rescatarme". Me despedí rápidamente de los chicos y fui a reunirme con mi hermano, quien me llevó hasta el gimnasio donde serían las pruebas.

—Buenas tardes, señoritas —saludó una de las entrenadoras, en donde todas respondimos respetuosamente—. Les doy la cordial bienvenida a las pruebas de la selección sub-19 de la selección femenina de voleibol de Japón. Esperamos que ustedes sean un impulso para nuestra selección y que porten con orgullo y honor las responsabilidades de estar en esta posibilidad única. Sin más que decir, las dividiremos en dos grupos y comenzaremos con un calentamiento. Luego veremos sus servicios y recepciones para finalizar el encuentro con tres partidos de un set cada uno. ¡Den lo mejor de ustedes y aprovechen esta oportunidad al máximo!
   —¡Sí! ¡Nos esforzaremos! —respondimos a coro las que estábamos presentes ahí. 

Seríamos un grupo de alrededor de catorce chicas en total, todas especializadas en distintas partes del equipo. Creo que más de la mitad eran de segundo año, por lo que iba escuchando de las presentaciones. Yo conocí a pocas chicas que venían desde la otra punta del país, solo para aprovechar la oportunidad de pertenecer a la selección juvenil. Quería dar lo mejor de mí y hacer que los chicos del club se sintieran orgullosos de mis esfuerzos. Habré estado más de cuatro horas ahí dentro y, tengo que decir, que no tenía una relación tan horrible como con los equipos con los que participé allá en Miyagi (excluyendo a los chicos del Karasuno, por supuesto). Varias se me habían acercado para probar unas cuantas jugadas sencillas, de esa forma todas sabríamos a lo que podríamos hacer en un futuro si quedábamos seleccionadas.
Terminamos y nos saludamos entre todas. Incluso intercambié números con algunas. Al salir, mi hermano ya estaba ahí esperándome para volver al departamento, con una toalla y botella en mano. Estábamos sentados en un lugar común del gimnasio, charlando un poco más.

   —¿Qué tal el entrenamiento? —preguntó Tenma cuando estábamos caminando al departamento.
   —Fue asombroso, jamás me había sentido tan cómoda en un grupo de chicas de mi edad —dije con una gran sonrisa—. Espero que quede elegida para entrar en la selección, si las integrantes del equipo oficial son así, sería la primera vez que podría practicar con un equipo de chicas.
   —Te veo de muy buen humor —comentó Nii-chan—, de hecho, Alisa dijo que pasaría con Lev a vernos.
   —¡¿Y me lo dices ahora?! —lo miré con mala cara. Que los hermanos Haiba vinieran a casa no era muy común, más considerando que Alisa suele tener una agenda algo extraña.

Llegamos al apartamento, corrí al baño a ducharme rápidamente y a vestirme con algo de forma adecuada y ayude a Onii-chan a acomodar mejor el departamento. Cuando ambos habíamos terminado de arreglar el lugar, se escuchó el timbre. Ambos hermanos Haiba entraron y yo fui a la cocina a verificar que la cena estuviera lista.

   —La verdad _______-chan, tendrías que enseñarme algunas recetas de Japón —dijo Alisa, cuando se sentaron a la mesa—. Según Lyovochka, ella hace uno de los mejores postres que ha probado.
   —¡Onee-chan! No reveles toda la verdad —dijo Lev con un sonrojo casi tan grande, que parecía que le saldría humo por la cabeza de la vergüenza.
   —La verdad es, que estoy agradecido con Lev por cuidar tan bien de mi hermana estos días —comentó mi hermano, haciendo una reverencia—. Gracias por hacerte cargo de mi hermana.
   —¡Onii-chan! No exageres tanto —dije desde la cocina, terminando los últimos toques—. Dentro de cinco minutos estará lista la comida.

[...]

   —¿De verdad tienes que volver ya? —preguntó Yamamoto-senpai—. Y yo que pensé que tendríamos más tiempo para poder disfrutar de tu estadía.
   —Lo siento, pero estamos cerca de la época de exámenes y necesito ponerme al día —dije rascándome la nuca algo nerviosa.

Ya me había despedido de mi hermano a la mañana, ya que cuando tomaría mi tren, él estaría con su editor haciendo unos arreglos para la entrega del próximo manga. El equipo del Nekoma me acompañó a la estación antes de ir al entrenamiento. Muchos me miraban con una cara desanimada y otros fingían una sonrisa. Creo que ahora no solo perteneceré en los corazones del Karasuno, los chicos del club se podrán celos si se enteran.

   —Haznos saber que llegaste a salvo a casa —me advirtió Lev—, no vaya a ser como la última vez que me dejaste esperando, por más de media hora a un mensaje tuyo. Que por poco no me agarra un infarto.
   —Tranquilo, prometo que está vez me acordaré de mandarte un mensaje cada vez que vengo o regreso a casa —le dije algo cansada, porque me lo viene pidiendo desde hace varios días—. Con suerte nos veremos dentro de un mes.
   —Seguro esos cuervos querrán una revancha —dijo Kuroo con una sonrisa socarrona—. Tú no estarías en ese grupo, porque no te pusieron ese apodo por nada. Ahora entiendo porque Sawamura presume tanto de ti.
   —Bueno, mejor me iré yendo antes de que pierda el tren —la situación se estaba volviendo algo incómoda para mi gusto, así que inventé la excusa para escapar—. Gracias por dejarme entrenar con ustedes chicos, espero poder verlos dentro de un mes.
   —Si no aceptan a la primera, haremos que el entrenador insista hasta el cansancio —declaró Inuoka-kun.
   —Haré lo mismo por mi parte —sonreí mientras me adentraba en la estación. Antes de perderlos de vista moví el brazo en forma de saludo—. ¡Cuídense!

El arcángel de los cuervos (Haikyuu x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora