El arcángel de los cuervos (Haikyuu x Reader)

24 🏐 (Partido Shiratorizawa 2 🦅)

Luego de ese extraño instante de batalla entre los chicos del equipo, el partido comenzó bien hasta Suga y Nishinoya hicieron su nueva jugada en pleno set. Aún que, como siempre, Ushijima encontró cierta pasión al jugar el partido y empezó a incrementar su fuerza en los saques. Hasta parecía volver a ser el chico enigmático que conocí apenas unos años atrás.

*Flashback*

Estaba cerca del río, algo alejado de la ciudad, practicando mis saltos. Según Ukai-shishou me había pedido mejorar mis saltos para las batallas aéreas en el vóley, ya que medir 1,55 no era algo bueno en este deporte, si además no quieres jugar de líbero. Por suerte, él entendía que no iba a rendirme por mi estatura. Así que todas las tardes, después de la escuela iba al río a practicar hasta que Onii-san salía de la preparatoria. Como a la mañana había llovido bastante, las rocas del río estaban algo resbaladizas. Pero a mí no me importaba mojarme un poco, así que sin miedo comencé a saltar de piedra en piedra, con una de por medio. Sin darme cuenta, me resbalé y me golpeé fuerte la cabeza y parte de la espalda, dejándome inconsciente por un rato.
Al despertar, no estaba en el río, ni siquiera en la orilla. Estaba acostada en una habitación desconocida para mí, con una decoración algo antigua. Cuando estaba por levantarme, sentí que la cabeza estaba dando vueltas como un lavarropas. Permanecí sin moverme por al menos diez minutos, hasta que de la puerta, apareció mi hermano completamente nervioso y lloroso.

—¿Onii-chan? ¿Qué pasó? —no me dejó terminar, ya que cuando iba a preguntar algo más, él me abrazó tan fuerte que tenía miedo de dejarme.
—No vuelvas a asustarme así, ________. ¿Qué hacías en el río? Después de la lluvia que hubo en la mañana, era peligroso que saltaras en las piedras.
—Solo quería perfeccionar mi salto, Ukai-shishou me pidió mejorar mis saltos para los remates.
—¡Podrías haber venido a la escuela a hacerlo! —me retó mi hermano.
—Sí, pero un señor viejo y de mal humor me echó porque no era estudiante —le expliqué lo que había pasado hace algunas semanas atrás—. Leí por internet que eso podría ayudarme a mejorar.
—Perdón por interrumpir, ¿se encuentra bien? —nos interrumpió un chico dos o tres años mayor que yo, alto, con una cara inexpresiva que daba miedo.
—Sí, gracias y lamento las molestias que les hemos ocasionado —mi hermano se separó y se inclinó (aún arrodillado a mi lado) mostrando lo avergonzado que estaba de la situación—. Ya nos vamos, no queremos seguir molestándolos. Gracias por cuidar de mi hermana.
—Si no les importa, podrías venir a practicar conmigo aquí —propuso aquel niño desconocido—. Lamento haber escuchado su conversación a escondidas, pero entiendo que ambos juegan volleyball.
—Así es —asintió mi hermano, mientras que yo no paraba de mirar con curiosidad la escena que se desarrollaba frente a mí—, ahora que lo pienso, el entrenador va incrementar las horas de entrenamiento... Quisiera discutirlo con mi familia y después, si la oferta sigue en pie, quizás aceptarla.

Unos días más tarde, luego de discutirlo con nuestros padres, logramos acordar con la familia Ushijima para que me recibieran unas horas para entrenar con Wakatoshi-kun. Por lo que, gran parte de las tardes, luego de la escuela me dirigía a la mansión Ushijima a practicar con el niño de la casa. Hasta aquel momento, se mostraba amable y comprensivo ante las enseñanzas para mejorar mis habilidades. Todo cambio drásticamente, cuando Ushijima ingresó a su segundo año de secundaria.
Había ido a su casa, como de costumbre y su padre estaba ahí, aparentemente discutiendo un asunto. Pensé que sería mejor irme y volver al día siguiente, pero cuando ambos hombres me vieron... Prefiero omitir los detalles, pero fue un entrenamiento del infierno. Su padre se retiró y Ushijima cambió su actitud drásticamente. Fue duro, agresivo y hasta el último minuto se mostró completamente lo contrario. Lo que colmó el vaso fue cuando, en cierto punto, le pedí explicaciones por su cambio repentino de actitud y lo único que hizo fue responderme con un grito furioso: