02 🏐

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—¿No te hicieron nada ____-chan? —preguntó Suga-senpai.
—Estoy bien, Suga-senpai. Solo entré en el momento equivocado, es todo.
—Habíamos discutido el tema de los honoríficos, _____-chan... —me recriminó Suga-senpai. Yo solo me encogí de hombros, mostrando que no podía hacer nada al respecto.
—¿Cómo te fue con el permiso, ____-chan? —preguntó Daichi-senpai.
—Todo en orden, puedo entrenar aquí en cuanto tenga la autorización del sensei—mostré mi sonrisa, logrando que mis senpais también mostrarán una sonrisa.

Después los chicos se presentaron, el enano era Hinata Shōyō y el alto era Kageyama Tobio. Ambos de primer año, igual que yo. Después me presenté yo, diciendo que entrenaría con ellos, pero no participaría en los partidos oficiales o de práctica con otras escuelas. Básicamente en toda la presentación, se basó en Kageyama. Aparentemente, en secundaria había demostrado tener un buen potencial como armador. En cambio, Hinata tenía buenos reflejos y un buen salto, pero le faltaba aprender la teoría básica.
Hay que añadir a todo este asunto, que se pusieron a discutir y a competir entre ellos. Mientras el subdirector, quien había entrado después de escuchar la fuerte discusión entre los de primero, reprendía a Daichi por no poder intervenir como capitán. En menos de un segundo, la pelota (que Kageyama había sacado para Hinata recibiera) le dio de lleno a la cara del subdirector. La escena que no me borraría de la mente, el peluquín volando por los aires, mientras que nosotros teníamos una cara de shock total. La cosa peluda me iba a caer a mi, pero Daichi me sacó y terminó en caerle a él sobre la cabeza.

—Sawamura-kun, Udai-chan. Acompáñenme un minuto —¿por qué diablos tenía que ir yo también?
—Sí —ambos con el alma por el suelo, nos dirigimos a la oficina del subdirector—. Solo les diré esto... Sawamura-kun —el nombrado se tensó—, debes controlar a esos dos. Si haces que nadie diga lo que paso hace unos minutos, no habrá castigo y tampoco los obligaré a hacer una disculpa pública. En cuanto a ti, Udai-chan —ahora yo no sabia que hacer—. Va para ti lo mismo, hacer como que no pasó nada. Y no te quitaré la "petición" que hizo tu madre...
—Entiendo —asentí.
—No hay más que decir, pueden retirarse —ambos hicimos una reverencia y nos fuimos. Antes de que pudiera seguir caminando a mi próxima clase, Daichi me detuvo.
—¿Hay algo qué te molesta, _____-chan? —yo solo podía bajar la cabeza, no porque no quisiera contestarle a Daichi, sino por vergüenza a mí misma—. Si no quieres decirme, esta bien. Pero sabes que puedes contar con nosotros en lo que necesites, ¿verdad?
—Ojalá fuera sencillo para mí, poder decirte lo que me pasa Daichi-kun —no volteé a verlo en ningún momento—. De todas formas, sé que ustedes me apoyarán no importa que...

Luego de eso, no volví a verlos hasta el día siguiente. Pase el resto del día en clases y buscando el horario oportuno para hacer lo que quería desde... No me explique lo suficiente.
Hace dos años, sufría abuso de la pareja de mi madre, mis compañeras de clase y de algunos chicos del vecindario. Nunca entendí el motivo de estos tres grupos distintos, sin embargo, no me atrevía a salir de casa por un largo tiempo. Hasta que Nii-chan me trajo un CD, con mis canciones favoritas en él. Me la pasaba cantando en voz baja cuando estaba en casa, otras veces salía a caminar por los alrededores, cantando en un voz más normal. Fue como una especie de terapia para mí. Cuando la pareja de mi mamá me descubrió en el cuarto, me pegó tanto pero no tanto ya que en ese entonces Nii-chan aún vivía con nosotros. Pero después de aquel episodio, mi madre le rogó que se fuera de la casa, para protegerme a mí y dejar que ella se encargara por ser mi madre. Claro que eso no significaría que su novio fuera de patitas a al calle.
En fin, cuando estaba en secundaria pedimos permiso para usar una de las aulas, donde pudiera quedarme más tiempo y hacer mi terapia ahí. No hubo problemas. Ahora que estoy en preparatoria, lo más probable es que pueda evadir verme cara a cara con la pareja de mi madre.

Me apresuré a mezclarme con los demás cuando bajaba las escaleras, con las llaves en mano. Llegué al cuarto, abrí y cerré rápidamente la puerta, me quedé en un rincón por unos minutos y después de varias respiraciones, comencé a cantar. Claro, hasta que escuché a alguien hablando.

—¿Y esa hermosa voz? ¿Vendrá de afuera? —escuché la voz de un chico, que debía estar pasado por el pasillo, delante de la puerta del cuarto.
—No lo creo, se escuchaba más cerca —puse una mano en mi boca, por miedo a que escucharan mi respiración también.
—Quizás estoy tan cansado que imagino cosas.
—Aún que podríamos llamar esa una voz de sirena —aclaró su acompañante, mientras se alejaban.
   —A mi me pareció más a un ángel... —respondió el primero, pero sus voces ya se alejaron demasiado, como para que pueda seguir escuchando su conversación.

El arcángel de los cuervos (Haikyuu x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora