08 🏐

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POV. __________

—¡Oigan, concéntrense de una vez! —les llamó la atención Ukai-kun a un grupo de chicos.
—Sí, perdón entrenador —dijeron todos al unísono, incluso aquellos que no tenían nada que ver con el llamado de atención.
—Bien, comencemos con las recepciones. Cinco recepciones consecutivas bien hechas, _________ me dará una mano en esto —yo lo miré sorprendida, pensé que mis tareas serían iguales a las de Kiyoko-san—. Vi que tienes una buena forma de rematar, especialmente considerando que puedes usar ambas manos.
—Sí, aún no domino bien la mano izquierda —me rasqué la nuca—. Menos si estoy estática.
—De acuerdo, con quienes sepas que su recepción es más sólida —Ukai-kun miró detenidamente a todos los chicos—, los separaremos para que también puedas practicar tus saques o remates con la izquierda.
—Bien —respondí yo, subiéndome al banquito para empezar el ejercicio.

Empezamos con las recepciones con remates normales, mientras que Ukai-kun parecía tener una cara que analizaba profundamente a cada uno. Cuando todos los chicos terminaron de recibir, separamos a quienes habían pasado fácilmente la prueba para hacer primero los remates con mi mano izquierda. Como no estaba habituada a la forma particular de las colocaciones de Kageyama, le pedí a Suga que me colocara la pelota. Primero sería Sawamura el que recibiría, después Nishinoya, luego le seguiría Kageyama y por último Suga. Kageyama estaría cerca de Suga para intentar entender las colocaciones que usaba, así después él colocaría para mí. También sería una forma de comenzar a acostumbrarme a Kageyama, una vez que los de tercero se graduaran.
Increíblemente, a los chicos les costaba recibir mis remates con la mano izquierda. Y eso que no me estaban saliendo muy bien. Luego, los chicos salieron a correr por ahí mientras yo fui retenida por el profesor Takeda para hacerme ciertas preguntas. Al principio pensé que era sobre el equipo, cual era mi opinión con respecto a si necesitaba que entrenaran en un área específica, o quizás alguna duda que le hubiese surgido al mismo sensei sobre el volley.

—Dime la verdad, ________-chan —dijo el profesor sin escrúpulos—. Todos esos moretones no pueden ser de entrenamiento, ¿acaso me equivoco?
—Takeda-sensei, suelo hacer un entrenamiento individual muy brusco —intenté evadir la verdadera respuesta, utilizando una de las (que yo llamo) opciones de escape—. Es la única que conozco cuando entreno por mi cuenta.
—Entiendo que buscas mejorar, pero tampoco es necesario que te lastimes físicamente —me dijo preocupado—. Intenta que ese entrenamiento no sea a tal punto de lastimarte a carne viva, ¿de acuerdo?
—Sí, lo intentaré —hice una reverencia.
—Apropósito, ________ —el entrenador me entregó un sobre—. Llegó esto para ti. Me lo dio una clienta de la tienda, vecina tuya, diciendo que se habían confundido de buzón. Como sabe que estoy entrenándolos, me pidió que te lo diera en mano. Recuerda agradecérselo cuando la veas.
—Creo saber de quien habla, Ukai-kun. Le agradeceré por tomarse la molestia en entregarle... —eché un vistazo al sobre y me quedé en blanco. No tenía idea de como reaccionar a lo que tenía en mis manos.
—¿________-chan? ¿Todo en orden? —Takeda-sensei, espero perdone mi insubordinación pero... ¿Acaso no entiende mi expresión corporal? Lo que había soñado desde pequeña por fin está por cumplirse, el pase a realizar mi sueño está entre mis manos.
—Ukai-kun, ¿podrías leerla por mí? —le entregué el sobre con manos temblorosas—. Tengo miedo de que esté soñando y rompa lo que haya en su interior.

Ambos adultos me miraban con cara de incomprensión hacia mi estado petrificado (mejor dicho, temblando a causa de varias emociones acumuladas). Hizo lo que le pedí y cuando leyó la primera oración de la carta, tenía la misma cara o peor que la mía. Luego de unos minutos me miró a los ojos, con una capa cristalina cubriéndolos. Se acercó, me abrazó tan fuerte que no chillo del dolor y dijo con la voz entrecortada.

—¡¿Cuándo pensabas decirnos que tendrías unas pruebas con el equipo nacional?! —ante esa declaración, Takeda-sensei literalmente se desmayó—. Dicen que tendrías que ir a Tokio en unos días para comenzar a seleccionar jugadoras...
—Había mandado la solicitud hace tanto tiempo, que no creí que por fin le dieran la mínima atención —parecía que balbuceaba más que hablar. Entonces, vi que algunos de los chicos de segundo estaban volviendo a entrar al gimnasio. Miré desesperada al entrenador—. Se los ruego, no digan una sola palabra de esto. No, al menos hasta que esté en las instancias finales.
—Tienes mi palabra —Ukai-kun tenía una expresión nerviosa—, ¿cómo haremos para explicárselo a Takeda-sensei?
—Yo me haré cargo de eso —le indiqué que lo dejara en mis manos. Sentí mi celular vibrar y vi que recibía una llamada la cual no me la hubiese esperado para nada—. ¡Hey, Lev!
________-chan, ¿cómo va todo? —escuché del otro lado de la línea—. Espero no estar molestando...
—No, de hecho estoy descansando del entrenamiento intensivo —dije echando una mirada furtiva a la puerta del gimnasio—. Dime, ¿a qué debo el honor de tu llamada? Por favor, solo confirmame que no estás en clases y te escapaste para llamarme...
¡¿Qué? ¿Cómo diablos lo supiste?! —juro que la próxima vez que lo vea, lo golpearé tan duro que no podrá levantarse por días—. ¿Acaso tienes espías contratados dentro de mi preparatoria?
—¡Maldito flojo, ni siquiera sé a que escuela vas! Hay más de una preparatoria en Tokio...
Hablando de eso... Me dijiste que ibas a Karasuno, allá en Miyagi...
—¿A dónde va esta conversación, Lev? —algo se tramaba este chico—. Por favor sé directo y termina la llamada para que regreses a clases.
Mi equipo de volley fue a Miyagi a tener un partido con un equipo de ahí —¿por qué de pronto tengo el presentimiento de que me llama para pedirme algo?—, estuve pensando que.... Ya que ellos están allá, ¿podrías enviarme eso que tanto adoro de este país? —olviden mi suposición.
—Agh Lev, no tienes remedio —negué con la cabeza—. Bien, pero necesito un favor a cambio.
Lo que sea.
—Okay, los detalles te los daré más tarde. Ahora... ¡Cuelga el maldito teléfono y regresa a clases! Cuidate —le colgué el teléfono. Estos días serían largos.
—¿Con quién hablabas, ________-chan? —preguntó Hinata, jadeado del cansancio.
—Un amigo de Tokio. Me pidió un favor, por cierto ¿por qué tan casado? —le pregunté mientras le alcanzaba una toalla con una botella de agua—. Se supone que no debían irse muy lejos a correr.
—Oh, eso. Es que me fui corriendo más de la cuenta y terminé en un barrio que no conocía. Es más, conocí a un chico que también juega voleibol, pero no tiene mucho entusiasmo. Lo más raro, era que tenía una chaqueta roja... —lo miré extrañada, hasta donde sé, ninguna escuela de por aquí tiene una chaqueta roja como uniforme. En eso, me llegó un texto de Lev que decía: "Por cierto, me olvidé de decirte. Ellos ya están ahí, son los chicos de la preparatoria Nekoma"—. Creo que sería interesante saber de que escuela son para organizar un partido, ¿qué opinas _______-chan?
—Aja. Hinata, dile al entrenador Ukai que iré a dar una vuelta —salí del gimnasio y comencé a correr como loca—. ¡¿Estás bromeando Lev?!

Durante los próximos dos días restantes, me la pasé gran parte dentro de la residencia haciendo las comidas y de paso, preparando la petición de Lev. Es más, había hecho de más, causando que muchas veces los chicos del club vinieran a rogarme que les diera algunos después de los entrenamientos. En varias ocasiones, he pescado a Noya-kun o a Asahi-kun intentando robarlos a escondidas, claro que después recibieron su merecido castigo. Así fueron los días restantes, hasta que llegó el gran día de tener el encuentro contra el Nekoma. Cuando ambos equipos se enfrentaron en fila, aparentemente Hinata lucía bastante sorprendido. Pero no era el único, varios del equipo del Nekoma también se sorprendieron al verme.

 Pero no era el único, varios del equipo del Nekoma también se sorprendieron al verme

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El arcángel de los cuervos (Haikyuu x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora