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   —¡Qué otra cosa necesitas además de tu orgullo!

Algunos días después, Yamaguchi encaró a Tsukishima por su falta de voluntad hacia las prácticas o en los partidos que teníamos en la concentración. En ese momento, yo me estaba volviendo para las instalaciones donde dormíamos ya que no me sentía bien desde la tarde. Tsukishima felicitó a Yamaguchi por haber tenido el valor de decirle todo lo que pensaba en la cara, le pidió disculpas por irse de la conversación y cuando me vio, me cargo como un costal de harina al hombro y me llevó (a regañadientes mío) al gimnasio donde estaban Bokuto, Akaashi y Kuroo.
Ya había tenido un momento para desquitarme con Kei horas antes, pero aparentemente quería arreglar cuentas conmigo en otro aspecto.

*Flashback*

Después de uno de los partidos que los chicos tuvieron contra el Nekoma, cumplieron con la penitencia de la colina. Tsukishima me apartó del resto y pidió hablar sobre algo. Al principio, no me hacía la idea sobre que quería hablar conmigo, desde que comenzamos a estar en el mismo equipo apenas intercambiamos palabras.

   —¿Por qué buscas desesperadamente practicar con nosotros? —preguntó con un tono descarado—. Podrías entrenar con el equipo femenino sin problemas, hasta sobrepasar las expectativas.
   —No aceptaré comentarios de una persona a quien no busca dar más del 100% de su límite —me detuve y le lancé la mirada característica de los hermanos Udai—. Me cuesta entender tu forma de pensar, Kei. Si de verdad piensas lo que dices del club, ¿por qué meterte en un lugar dónde los demás se esfuerzan para mejorar e intentar ser mejores?
   —¿Para qué? ¡¿Buscar tener alguna ventaja para un CV o el ingreso a una buena universidad?! —volvió la vista al gimnasio—. Esforzarse trae desilusiones cuando no logras lo que quieres.
   —¡Eres un maldito cobarde y egoísta! —grité de repente—. Si tienes resentimientos por lo que pasó hace unos años entre nuestros hermanos, no busques vengarte conmigo. Probablemente, si tu hermano no te hubiera mentido en aquel entonces, no tendrías esta maldita actitud —tomé unos segundos para respirar—. ¿Sabes la envidia qué te tengo? Tienes la altura, la inteligencia suficiente para sobresalir y las chances de tener la posición de titular en cualquier equipo al que vayas. Sin embargo, echas todo por la borda por miedo a terminar destrozado después. ¡¿Acaso nunca escuchaste qué el éxito viene después del fracaso?!
   —Quizás tengas razón en varias cosas —delcaró tomando camino rumbo de regreso al gimnasio, no sin antes dirigirme la mirada por última vez—, pero eso no cambia el motivo de tu presencia aquí...

Una vez dentro, en las canchas, mi cabeza no paraba de dar vueltas al asunto. A veces, mi lógica estaba de acuerdo con lo que decía Tsukishima, pero después me acordaba la verdadera razón por la que el equipo masculino de voleibol siempre me tenía cerca. Porque para ellos, soy el espíritu que los impulsa a querer más de lo que tienen. Intentar obtener conocimientos, para después utilizarlos en la cancha contra el rival. La voluntad de seguir luchando, incluso cuando todo parezca imposible.
De todas maneras, con la mente clara parecía que la habitación daba vueltas. Fui a tomar aire afuera, pero a los pocos pasos de la puerta sentía que me iba ir de lleno al piso. Me sostuve de la pared y cerré los ojos por unos segundos, intentando volver a la normalidad. Pasaron las horas y quise ir a las habitaciones a descansar un poco, pero las managers me pidieron que les diera una mano en la cafetería. Entré al lugar donde habían pedido la ayuda y me sorprendió la cantidad de chicos, que se amontonaban como locos frente a la ventanilla, donde las chicas entregaban la comida. Tuve que poner en su lugar a más de uno, para que hubiera algo de orden. Fue entonces cuando me encontré a Yamaguchi y Tsukishima teniendo la discusión sobre la voluntad de dar todo en los partidos.

*Fin del Flashback*

Para el momento en el que los chicos arrastraron a Tsukishima para que les hiciera los bloqueos, me fui del gimnasio al fin llegando a la escuela. El problema fue, cuando terminé de bañarme y con el piyama puesto iba a los dormitorios. Sentía que me faltaba el aire, la cabeza volvía a ser una especie de lavaropas y la vista se me nublaba demasiado. Daba pasos largos, pero sin despegar los pies del piso. Hasta que mi cuerpo no dio más y me desplomé en el piso.

POV. Omnisciente

Algunas de las managers, ya cansadas después del trabajo que los chicos les hicieron pasar durante el horario de la cena, estaban volviendo a la habitación que compartían todas las chicas en la concentración. Iban a paso tranquilo, hasta que notaron que había un cuerpo tirado en el medio del pasillo. Cuando se acercaron, vieron el rostro inexpresivo de _________-chan, con la piel pálida y sin respirar en el suelo. Shimizu-san y Ya-chan salieron corriendo en busca del entrenador o del profesor, mientras que la manager del Shinzen intentaba recordar donde estaba el reanimador de emergencia de la escuela más cercano. En la desesperación, Ya-chan se chocó con Tsukishima en las escaleras. El chico vio la preocupación en la cara de su coetánea, buscó el motivo del porqué estaba tan alterada.
En toda la pequeña explicación, una parte dentro de Tsukishima parecía inquietarle el cuerpo o una sección dentro suyo. Dejó que la chica continuara con la búsqueda de algún adulto, mientras que él iba hasta donde estaban las demás intentando hacer algo útil. Al llegar, encontró a las managers completamente fuera de sí, corriendo frenéticamente por todo el pasillo.

   —¿Las puedo ayudar en algo? —preguntó cuando se puso a la par de ________. Veía que tenía la piel pálida, apenas si respiraba pero no de manera normal.
   —Estamos esperando a que llegue un profesor, no sabemos si debemos llamar al 119 o buscar un aparato de reanimación que hay en la escuela —explicó una de las chicas, quien estaba al lado de _______—. Tampoco sabemos si llevarla a la habitación o solo empeoraría la situación.
   —Si la dejamos aquí, sería lo peor —Tsukishima la cargó como si fuera una princesa y volteó a mirar a la chica que se encontraba a su lado—. Por favor, muéstrame donde es y prepara una cama.

Sin perder más tiempo, se dispusieron a hacer lo que había dicho Tsukishima y cuando todo estuvo en su lugar, depositó a _________ en la cama. El chico decidió esperar afuera, mientras las chicas volvieron con el entrenador Ukai y uno de los padres del Shinzen, quien aparentemente era médico. Tsukishima no paraba de culparse internamente por todo lo que había sucedido en el día. Por lo que había dicho y actuado con ella, cuando no había sido la culpable de todos sus males en la vida. Luego de unos minutos, el entrenador Ukai salió.

—No es nada grave, al menos a simple vista —dijo mientras se rascaba la nuca—. Están considerando llamar a los servicios de emergencia, pero con todos los chicos aquí causaríamos un escandalo. Más los de nuestra escuela, si se llegasen a enterar.
—Pero si no es tan grave, ¿por qué levarla a un hospital? —preguntó Tsukishima en tono calmo, pero por dentro de sí no paraba de gritar o maldecir.
—Creen que pueda llegar a tener algún problema interno, no lo sabrán con certeza examinándola así nada más —contestó el entrenador—. Si llega a despertarse sin ningún problema, no hará falta ir a urgencias...
—Déjeme entrar un momento —pidió Tsukishima sin dubitar, recibiendo las miradas curiosas de todas las chicas y del entrenador Ukai.
—Muy bien, pero después ve para tu habitación —accedió el entrenador suspirando resignado—. No queremos que los revoltosos vengan a incomodar a las chicas toda la noche.

Él solo asintió y entró cuando el médico salió de la habitación. Una vez solos, vio a ________ tal como la había dejado, pero iluminada por la luz de la luna. Se veía tan linda y Tsukishima se sentía un estúpido por su actitud de antes. Sin entender mucho el porqué, sus mejillas comenzaron a encenderse en fuego.

—Lamento las cosas que dije —soltó cuando estaba a su lado, mientras que sujetaba su mano—. Sé que parezco un cobarde y patético al hacerlo de esta forma, pero hablo encerio... Perdoname, por favor ________. Si te levantas bien mañana, prometo que mi actitud hacia ti cambiará.

Lo que Tsukishima no sabía, era que ________ volvió en sí antes de que entrara. Por lo que, se mantuvo inmóvil y callada hasta que el chico se fue de la habitación y se aseguró de que estuviera lo bastante lejos para volver a abrir los ojos. Si era cierto lo que juraba el rubio, se enteraría mañana.

El arcángel de los cuervos (Haikyuu x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora