07 🏐

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De alguna forma logramos convencer a ambos para que siguieran en el club practicando. Incluso el profesor Takeda logró que el nieto del entrenador Ukai entrenara a los chicos, al menos hasta después del partido que tendríamos al finalizar el entrenamiento intensivo. Ahora nos encontrábamos en las instalaciones donde nos quedaríamos durante la Golden Week, en preparación para el partido contra el rival de la escuela. O mejor dicho, la rivalidad entre los antiguos entrenadores de la preparatoria del Karasuno y el Nekoma, de Tokio.
Supongo que también siento cierta impotencia, ya que cuando Nii-chan asistía a la escuela, tampoco le ganaron una sola vez. Las batallas del basurero eran muy populares entre la gente de Miyagi, había momentos en los que no era la única que iba a ver los partidos. Algunas veces, veía a hombres de la tercera edad animando al Karasuno.

—¡Wow! ¿Aquí nos quedaremos los próximos cuatro días? —pregunto Hinata totalmente exaltado—. Esta será mi primera concentración en un club, estoy tan emocionado.
—¿En serio tengo que compartir las 24 horas con estos idiotas? —lo que no podía faltar, la negatividad de los comentarios de Tsukishima.
—¡Cállate, Tsukishima! —saltaron los dos energéticos de segundo—. Estaremos a menos de 500 metros de Kiyoko-san, una oportunidad única para apreciar su cercanía por cinco días enteros.
—Shimizu-senpai vive en las cercanías, así que vendrá desde su casa y se irá cuando termine sus obligaciones —les pinché el globo a ambos, mientras iba a dejar mis cosas en la habitación que usaría.

Por ser la única chica que se quede aquí, me dieron una habitación aparte pero no muy alejada del resto. Abrí la puerta y me encontré con una gran habitación con placares donde probablemente estén las cosas para dejar la cama improvisada lista. También contaba con una ventana mediana, por donde veías el paisaje nocturno de la ciudad de Miyagi.
Dejé mis bolsos (una con ropa o equipo de protección y el otro con cosas médicas) en una esquina. Me puse a arreglar todo para tenerlo listo a la noche, cuando alguien toca la puerta. Muy torpemente, estaba en medio de sacar las cosas del armario cuando permití que aquella persona entrara, que me caí con todo encima mío.

—¿Estás bien, ______-chan? —preguntó Asahi, quitando gran parte de las cosas que ahora tenía encima mío—. ¿Necesitas ayuda?
—No, estoy bien. No te preocupes Asahi-kun —me ofreció la mano y se la acepté—. Solo no coordiné bien mis acciones es todo.
   —De acuerdo, si tu lo dices —se dirigió de nuevo a la puerta—. La cena ya está lista.
   —Bajaré enseguida —él solo asintió y cerró la puerta al retirarse de la habitación. 

Todos cenamos en paz, si es que se puede decir así. Hinata, Kageyama, Tanaka y Nishinoya comían como locos y parecían que tragaban la comida. Cuando terminé, me retiré del cuarto para ser una de las primeras en bañarme. En mi cabeza, no paraba de rondarme las cosas que la pareja de mi mamá me había gritado antes de irme. "Si te permiten quedarte en esa residencia, hospedaje o lo que sea... Mejor para nosotros". Ese odio que proyectaba hacia mí era una especie de demonio que cargaba en mis hombros todas las mañanas y noches cuando ponía un dedo dentro de la casa. Varias veces mi hermano amenazó a mi madre con pedir mi custodia y llevarme con él a Tokio. Yo no quería dejar Miyagi, incluso si sufría horrores con ese maldito animal. No quería huir y darle la satisfacción a ese hombre de que ganó la batalla. Al menos así lo veo yo.
Mi padre falleció hace dos años. Yo nunca me enteré de qué exactamente, porque ni mi hermano o mi madre quisieron decirme. Después de tres meses de la muerte de mi papá, mamá ya estaba en otra relación con un hombre que trabajaba en una mecánica cerca de casa. Para ese entonces, mi hermano aún vivía con nosotros. Ese hombre jamás nos respetó, ni a mí o a mi hermano. Sin embargo, yo era el objetivo de toda su frustración e ira. Esto todavía sigue así, solo que no tengo a mi hermano para protegerme. ¿Por qué no lo denuncio? Mi madre me amenazó si llegaba a hacerlo. Es una situación que me duele y complica mi existencia.

   —¡Nii-chan! —mis dolorosos momentos de malos recuerdos fueron interrumpidos por el sonido de llamada de mi celular—. ¿Cómo van las cosas en Tokio?
   —Todo marcha perfecto por aquí, es más. Acabo de terminar un manga. Quería que lo vieras antes de enviárselo al editor, para saber que opinas —todo esto lo dijo con un tono de voz tranquilo, pero de un momento para otro, eso cambió drásticamente—. ¿Estás bien? ¿No hay nada que reportar de Miyagi?
   —No, nada del otro mundo. Estoy perfectamente bien con los chicos del club de volley, haciendo la semana de concentración... —le conté un poco animada, para disimular el miedo que me carcomía por dentro—. Hasta te diría, ¿a qué no sabes contra quien competiremos al finalizar el entrenamiento?
   —No dime, ¿contra quiénes? —Onii-chan siempre fue alguien a quien no puedes dejarle con la duda en la cabeza, ya que la ansiedad lo mataría antes que cualquier cosa.
   —Reviviremos la batalla del basurero: Nekoma contra Karasuno.
   —Oh, como extraño tener esos partidos. ¿Recuerdas la última vez que nos enfrentamos contra los Nekos? Adoraba verles la cara de sorpresa cuando hacía los remates —probablemente mi hermano no esté jugando al volley en estos momentos, pero cuando nos pasamos hablando de sus días como titular del equipo, hacían que esos pequeños instantes fueran fabulosos y lo siguen siendo.
   —Sí, pero después salías con tus berrinches de que lograban bloquearte de alguna forma —me reí de él, al mismo tiempo que miré la hora de un reloj cercano—. Perdón Tenma, pero tengo que irme. Usaré los baños primero y los chicos deben estar terminando de comer.
   —Muy bien. Ve, dentro de unos minutos te mandaré el manga por mail —soltó un suspiro al aire y después dijo—. Por favor, cuidate y por cualquier cosa...
   —Te llamaré, lo prometo —llegué a la habitación a buscar las cosas y miré por la ventana—. Tú también cuidate, asegurate de cenar. 
   —Espero verte pronto. Te quiero.
   —Yo también, Nii-chan —y colgué la llamada.

[...]

Me revolvía en la cama sin lograr conciliar el sueño, además que era la primera noche en bastante tiempo que no había un solo grillo cantando a menos de cincuenta metros de distancia. Cansada de no poder conseguir el sueño profundo, me levanté de la cama y salí a dar una vuelta por los alrededores. Estaba con un conjunto de piyama, con la chaqueta deportiva naranja de mi hermano. Habré dado dos vueltas a toda la instalación en el interior, por lo que decidí salir afuera y sentir el viento nocturno en mi cara. Sin un motivo en particular, me puse a cantar a voz media, para no despertar a nadie.

POV. Omnisciente  

La melodía de una suave voz despertó a cuatro de los chicos del equipo de volley, quienes tampoco podían conciliar el sueño. Curiosos por la procedencia de la hermosa voz, decidieron asomarse a la ventana más próxima. Sugawara, Hinata, Asahi y Kageyama vieron una figura de naranja en el medio de su campo visual y pensaron en voz alta.

   —Nos han enviado a un ángel.

El arcángel de los cuervos (Haikyuu x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora