Epilogo 2 ❤🏐

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Mi segundo año de preparatoria dio inicio con ciertas altas y bajas, las buenas noticias eran que las planillas de solicitantes para el equipo de voleibol estaban bastante llenas, si las comparábamos con las de años anteriores; también, este año Yamaguchi estaría conmigo y con Hitoka en la misma clase; otra cosa positiva de este año fue que me preguntaron formar parte del comité organizador del festival de primavera de la escuela. Ahora, si hablamos de bajas serían: la nostalgia que me pegó muy duró el primer día de club, al no estar los chicos de tercero del año pasado; que Tanaka-san no paraba de preguntarme si habíamos recibido noticias de Shimuzu-senpai, todas las veces que tenía la oportunidad, por lo que me ocasionaba molestia; y, por si eso no fuera poco, Hinata me pidió ayuda con cierto asunto que me estaba costando dolores de cabeza constantes.
  Revisando la revisión de presupuestos de distintas clases y clubes, decidí tomarme un descanso de tantos números y cálculos. Le avisé a mi compañero que saldría a tomar aire, con la excusa de que me comenzaba a dar vueltas el cerebro. Noté cuando salí del aula que pedimos prestada, que Noya-kun estaba recostado de espaldas afuera del gimnasio. Así que salí para hacerle algo de compañía.

   —Nunca creí que necesitaras salir del gimnasio para airearte —comenté enfrente de él, Yū solo levantó la vista y esbozó una sonrisa—. ¿Acaso te cansaste de tantos "Sí, senpai" o "Increíble senpai"?
   —Jajajajajaja. Sabes que esa es una de mis debilidades —respondió Noya-kun, pero a los pocos segundos, su semblante se oscureció de nuevo—. Estoy así porque no es lo mismo, a cuando tú estás ahí dentro.
   —Creeme, en estos momentos nada me haría más feliz, que compartir con ustedes el entrenamiento —respondí con algo de nostalgia, mientras me sentaba al lado del líbero—. Pero esto del comité me esta matando, además...
   —Te cuesta entrar y no pensar en los graduados, ¿me equivoco?
   —Me conoces demasiado bien, Nishinoya —respondí con ironía—. Pero sí, no paro de sentir mis ojos arder por las ganas de llorar que me genera. Trataré de que se me pasé para el Interhigh de Miyagi, lo prometo.
   —La verdad, no veo la hora de que el festival termine para que nos devuelvan a nuestro arcángel a la cancha de voleibol, donde pertenece.

  Unas semanas después de aquella charla, el festival terminó siendo un éxito total. Todo el comité celebró a más no poder, terminamos tan tarde que Yū (quién esperó afuera a que la última reunión del comité terminara) para acompañarme al departamento. Lo invité a que se quedara a dormir, ya que ni bien pusimos un pie dentro, comenzó a llover como si el cielo se fuese a partir a la mitad.
  Creo que en esa noche fue cuando más nos acercamos, recordamos algunas cosas de la secundaria, salieron ciertas anécdotas que habíamos acordado no contarle a nadie e incluso nos pusimos hablar de experiencias en el último campamento de verano. Poco a poco nuestros rostros comenzaban a acercarse el uno al otro. Hasta que nuestros labios chocaron en un beso. Al principio, nos separamos al instante, como si hubiese sido un momento incómodo, aún que ninguno se quejó.

   —Sabes, hace tiempo que quería decirte... Que me gustas —soltó Noya, luego de varios minutos de silencio incomodo.
   —La verdad, también siento que me gustas Yū —respondí con una sonrisa, por lo que ambos volvimos a realizar un beso, pero esta vez más profundo.

  Con el paso de los meses, Nishinoya y yo comenzamos una relación amorosa. La primera en enterarse por mi parte fue, obviamente, Hitoka (quien por poco no le anuncia a toda la escuela). A este ritmo, los nuevos integrantes se estaban adaptando bastante bien al equipo. Logramos volver a las nacionales por segundo año consecutivo como representantes de Miyagi. En esa ocasión, Saito-senpai no estuvo en el torneo, ya que su equipo había sido eliminado en las últimas instancias de la competencia de su prefectura. Sabía de esto, ya que me escribió un mensaje, lamentando no encontrarme en su último año de competencia en la selección de preparatoria, de todas formas la vería en los entrenamientos del equipo nacional.
Ahora estábamos enfrentando a los gemelos Miya, junto al nuevo equipo del Inarizaki en el tercer set, ya que estábamos empatados. Estábamos en las instancias finales, cuando escuchó el silbato darnos el punto pero noto que algo no anda bien. Yū estaba en el suelo sujetándose la pierna derecha. Había ido a elevar un balón y aterrizó en el suelo de la peor forma.

   —Vamos a tener que hacer un cambio de emergencia —sentenció el entrenador Ukai, cuando notó que Noya no podía mantenerse de pie por sí mismo—. ¡Yaotome! ¡A la cancha, ahora!
   —¡Sí! —respondió el líbero de primer año, veía como Nishinoya odiaba la idea de tener que dejar la cancha en su último año—. __________-chan, lleva a Nishinoya a la enfermería. Espero que no sea nada grave.
   —Claro entrenador —asentí, mientras notaba como lágrimas recorrían el rostro de mi novio, ero no eran a causa del dolor—. ¿Yū-kun?
   —Lo siento, de verdad lo siento —hizo una reverencia como pudo al resto del equipo, quien solo le dieron una palmada en la espalda.
   —Procura recuperarte para el próximo partido, eso es lo importante en este momento —dijo Ennoshita, a lo cual no obtuvo respuesta por ninguno de los dos.

  Lamentablemente, no hubo otro partido, ya que Karasuno terminó por perder contra Inarizaki. Resulta que Nishinoya se lesionó el menisco por varios movimientos en la defensa durante este último partido. Tendría que programar una cirugía después de volver a Miyagi, para que no tuvieras complicaciones. No podría volver a jugar todo el tiempo al voleibol, era una lástima ya que había recibido varias invitaciones de distintos equipos profesionales para jugar después de preparatoria.
  El día de su graduación llegó en un abrir y cerrar de ojos. Los chicos le dieron tablones de mensajes, mientras que yo le entregue un gran ramo de flores. Accedí a sujetárselas, ya que luego de la cirugía estaba con muletas. Cuando estuvimos a solas, sin nadie que nos viera alrededor nuestro, nos dimos un beso apasionado. O al menos, creíamos que estábamos solos. Escuchamos algunos comentarios por lo bajo, provocando que el ex-líbero mirase con mala cara a su mejor amigo.

   —¡Ryu! Maldito, ¿cómo te atreves a arruinar este momento con mi novia y encima correr como un cobarde? —observaba como Tanaka-san corría por su vida, incluso si sabía que Noya no podría perseguirlo por su condición actual—. ¡Ven y enfrentame como un hombre, demonios!

[...]

  Estábamos explorando el mar Mediterráneo con Nishinoya, en un pequeño barco pesquero cerca de la costa sur de Italia. Después de que me graduara de preparatoria, comencé mi entrenamiento como jugadora profesional. A veces, tenía que estar en Tokio para entrenamientos intensivos, otras ocasiones pude hacer escapadas al resto del mundo. Para ser más específicos, a donde fuera Yū. Comenzó a viajar por distintas partes del mundo, haciendo pequeños trabajos que no le exigieran demasiado trabajo a su rodilla. Habíamos estado en Malasia, China, Tailandia, Australia, Turquía y Grecia.
  Saito-chan siempre se ponía celosa conmigo porque mis escapadas eran interesantes, ya que ella se la pasaba las vacaciones visitando su familia aquí en Japón. Yo solo la invitaba, pero como buena tsurende que es, ponía una buena actitud pero rechazando la oferta. Ya me había acostumbrado a sus constantes cambios de humor. Por suerte, nuestras compañeras de equipo me daban una mano para que no matara a la líbero en el primer intento.

   —Italia es hermosa, pero pensar en ciudades pesqueras no paran de venirme a la mente Japón —dije cuando estábamos de nuevo en el puerto.
   —Sí, pero creo que aquí la temperatura es más estable —dijo Noya, amarrando al barco al muelle—. Además, estamos en la cuna de la cultura occidental.
   —Tienes razón —respondí sintiendo la brisa marina en mi cara con placer—. ¿A qué hora llegaba el avión de Asahi?
   —Creo que dentro de dos horas —Asahi estaría en Italia, promocionando su nueva línea de ropa, así que decidió visitarnos al mismo tiempo—. ___________, hay algo que tengo que decirte.
   —¿Sucede algo malo? —pregunté saliendo del barco totalmente preocupada.
   —No, tranquila. Tener esta relación a larga distancia me ha resultado algo maravilloso, pero nostálgico a la vez —comenzó a decir Yū, mientras se rascaba nervioso la nuca—. Hace años que hay una pregunta que ronda por mi cabeza, pero no estoy seguro de que si hacerla terminaría todo lo que...
   —Noya, estás comenzando a hacer que me preocupe...
   —En fin, mi punto es que... Te amo demasiado ___________, no creo que pueda soportar estar otro minuto más sin la idea de no poder llamarte... —sacó una pequeña cajita del bolsillo de sus shorts—. Sin poder llamarte mi esposa, ¿te casarías conmigo?
   —Ah, Yū. Sí, claro que me casaré contigo —respondí con unas pequeñas lágrimas en mis ojos, mientras le daba mi mano para que me pusiera el anillo de compromiso.
   —¿Llegué muy tarde? —escuchamos la voz cansada de Asahi a nuestras espaldas.
   —¡¿Ahora tú también Asahi-san?! —se quejó Nishinoya—. ¿Por qué siempre hay alguien que interrumpe en el peor momento?!

El arcángel de los cuervos (Haikyuu x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora