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   —¡_______-chan! ¿Cómo fue el viaje? ¿Pudiste pasar tiempo con tu hermano? —me recibió mi amiga con gran entusiasmo, aunque también notaba que estaba algo nerviosa.
   —También me alegra verte, Ya-chan. Sí, la verdad tuve buenos momentos con mi hermano. Después de todo, ambos necesitábamos esa reunión —le dije—. Estás tensa, Hitoka. ¿Todo en orden?
   —En realidad, necesito que me ayudes con algo —me miró algo avergonzada, en cambio yo tenía una cara de sorpresa. Jamás había visto a Ya-chan tan agitada por algo—. ¿Conoces a los chicos del equipo de volley?
   —Práctico con ellos todo el tiempo, hasta me tienen como alguien importante en el equipo —le mostré mi chaqueta—. Son como mi familia.
   —Necesito que me acompañes al club después de clases —lo soltó tan de repente que no me dio tiempo a comprender lo que me pedía—. No sé que hacer, como reaccionar, no conozco a nadie. ¡Por favor ayudame!
   —¿Eh? No entiendo nada, ¿podrías explicarme la situación?

Resulta que Shimizu-senpai está intentando reclutar a posibles candidatos para la posición de manager en el equipo para contar con alguien en los próximos años. Y mi amiga, sin darse cuenta, había aceptado hacer la prueba. Al principio la miré confundida porque me explicó de una chica de tercero hermosa, que andaba circulando por el piso de los de primero. Luego, cuando me mostró el folleto, entendí todo.
Me dolía tener que aceptar la realidad, que pronto los de tercero tendrían que graduarse, pero me alegra de que también se preocupen por el equipo como yo. Mi amiga, completamente fuera de sí no sabía como enfrentar esto sola y digamos que vino a rogarnos de rodillas que la acompañara. Sin saber como responder exactamente acepté, aún que a decir verdad, no entendía el porqué se había metido en este embrollo.

Una parte mía quería reírse de este momento, pero otra quería apoyar una mano sobre su hombro y mostrarle una gran sonrisa de confianza. Solo pude soltar un suspiro y acepté darle una mano para que pudiera conocer a los chicos del equipo. Además, supongo que serían dos sorpresas porque no les había dicho que volvía hoy a Miyagi.
Tuvimos las clases normalmente y cuando tocó la campana, le pedí a Ya-chan que me acompañara a los vestidores. Incluso si ella fuera a presentarse, yo me quedaría a hacer la práctica. Me cambié lo más rápido posible y me reuní con Ya-chan, quien  ya se encontró con Kiyoko-chan.

   —¡______-chan! ¿Cuándo pensabas decirnos que estabas de regreso en Miyagi?
   —Lo siento, Kiyoko-chan. Tuve que ponerme al día y por eso no fui a las últimas prácticas —me rasqué la nuca nerviosa, ante la excusa más tonta del universo—. Ya estoy al día y lista para los exámenes, así que puedo volver a entrenar tranquila. Además... —miré a Ya-chan que ya comenzó a temblar de los nervios—. Vine a apoyar a mi amiga, me enteré esta mañana que buscabas a alguien para el próximo año.
    —Sí, tardé bastante en encontrarla —ya estábamos caminando rumbo al gimnasio—. La mayoría decía que no podía por varias razones, hasta Hinata me ayudó a buscar.
    —Increíble, no imagine a Hinata interactuando con otras chicas para arrastrarlas hasta el club —solté una risa, pero vi que Ya-chan no entendió mi comentario y se puso todavía más nerviosa—. Perdón Ya-chan, no quería causarte más temores.
    —Bueno, supongo que los chicos se llevaran doble sorpresa —comentó divertida Shimizu-senpai, mientras se asomaba a la puerta del gimnasio—. Oigan, ¿tienen un momento?

   —¡Encontraste una nueva persona! —escuché el grito de Hinata

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   —¡Encontraste una nueva persona! —escuché el grito de Hinata.
   —¿Qué pasó? —preguntó el resto, haciendo que Ya-chan se fuera a esconderse detrás mío por miedo—. ¡______-chan! Regresaste.
   —Hola chicos —saludé alegremente, entonces Noya me derrumbó al piso y comenzó a despeinarme—. ¡Detente Yū, que me lastimas!  
—No hasta que te disculpes por no habernos dicho que regresabas —siguió así, al menos hasta que Ennoshita me lo quitó de encima a la fuerza—. ¡Bajame Ennoshita! Todavía no termino con ella.
   —Fue suficiente castigo, Nishinoya —Daichi me dio la mano y se la acepté—. Con quien te tienes que desquitar es con los del Nekoma. ¿Cómo es eso que Kuroo ahora anda proclamando que tienen una arcángel en el Nekoma?
    —Oye Daichi-kun, no me vengas con eso que ya se lo advertí a Kuroo —me defendí—. Dijo que esperaba que se lo dijeras en la cara cuando se encontraran en Tokio. 

Volvimos a la presentación de Hitoka al equipo como posible manager durante el próximo año, los chicos estaban emocionados y algunos más de lo normal. Hasta Tanaka y Noya parecían que iban por otra chica a quien idolatrar. Asahi, por su aspecto, casi le da un infarto a mi amiga y yo me reía. Siempre pasaba lo mismo, la gente creaba una imagen de Azumane que no tenía nada que ver con la realidad. Ya-chan estaba demasiado nerviosa para seguir con las presentaciones así que se fue algo apurada de ahí.
Luego, vino el cuestionario por parte de los de tercero y los de segundo sobre el trato que recibí por parte del Nekoma. Yo solo podía mirar a los chicos con una mirada de que "Ahora quisiera entrenar, después consúltenme lo que quieran", así que seguimos con la practica.

Al otro día, llovía con poca intensidad. Lo malo fue que, por casualidades del malvado destino de mi familia, me habían dejado en casa sin paraguas (ni siquiera estaban los descartables). Tuve que salir corriendo, cubierta solo por mi bolso hasta la escuela. A veces, descansaba un poco en los tejados de alguna casa o tienda de camino a Karasuno. De todas formas me había empapado de pies a cabeza. Por suerte, no era la primera vez que me hacían este tipo de cosas, por lo que traía otro uniforme y los libros en una bolsa, dentro de mi bolso escolar. Creo que lo único que no me traje, fueron medicinas para el resfriado o lo que fuera a necesitar para el día.
Lo más probable era que terminara en la enfermería después de unas horas. Ya había comenzado a estornudar. Miré la colina en donde se encontraba la escuela, tomé un último respiro y corrí los pocos metros que me quedaban, para llegar con unos minutos de sobra para cambiarme. Por suerte, no había mucha gente, así que fui a mi cuarto de estrés, me cambié ahí y salí en busca de un trapo de piso para secar lo mojado que dejé el cuarto. Con el pelo todavía algo mojado y terminadas mis tareas, fui directamente a mi clase y me desplomé en el banco.

    —Vaya ______, te ves fatal —comentó Ya-chan, cuando se sentó en el banco delante de mí—. ¿Viniste corriendo desde tu casa hasta la escuela sin paraguas?
   —Sí, pero creo que me olvidé poner unas pastillas para el resfriado —comenté con una voz ya tomada—. Buscaré la forma de sobrevivir al día.
—¡¿Acaso estás loca?! Deberías ir a descansar a la enfermería.
—No puedo, ya perdí muchas clases, se acercan los exámenes y no quiero volver a quedarme atrás —me froté la cara con las manos y salió un estornudo tan grande que toda la escuela debe haberlo escuchado—. Enserio, quizás si para la lluvia, vaya al mini-mercado cerca de la escuela y pida un ramen instantáneo.
—Deja las tonterías a los chicos de volleyball y ven. Te llevaré a la enfermería, yo haré los apuntes por las dos.
—¡¿Qué? Ahora eres tú la que enloqueció! —la miré algo molesta—. Jamás te pediría algo así. Ya fue bastante que me entregaras tus apuntes que, apropósito, te los regreso sanos y salvos —busqué en el bolso los apuntes que Ya-chan me había dado, pero de un momento a otro todo se volvió negro.

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Hola gente, sé que dije que probablemente no publicaría hasta principios de diciembre, pero me liberé de mis obligaciones antes de lo esperado. Les dejo este capítulo y muy pronto publicaré los que les siguen.

¡A volar alto, Haikyuu!
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El arcángel de los cuervos (Haikyuu x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora