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POV. ____________

Nota mental: luego del partido de hoy, hacer pagar a Alisa-san por esto que está ocurriendo ahora. Resulta que la sorpresa que me tenía preparada la hermana de Lev, era un cambio de imagen completo para el partido de mañana. Fue muy tarde para el momento en el que me di cuenta de lo que pasaba realmente. Varias veces intenté salir de ese lugar, con la excusa que los chicos del Karasuno se preocuparían y me estarían esperando.
Me cortaron el cabello, me tiñeron las puntas de rubio, le dieron más volumen con las ondulaciones, hasta me dejaron el conjunto para que lo usase mañana. Para asegurarse de que lo usara, Alisa me llevó al departamento de mi hermano para pasar la noche y asegurarse de que no tuviese opción. Los dos lo habían planeado todo a mis espaldas, por lo que cuando estuve a solas con mi hermano...

   —Te odio, Nii-san —dije desviando la mirada, solo escuché como se reía de mi comentario—. Sabes que no me gustan estas cosas, ¿fue tu idea desde el inicio?
—En realidad, todo lo ideó Alisa-chan —respondió mientras me mostraba unos bocetos—. Estoy por terminar el manga en el que estoy trabajando, estos serían los últimos bocetos que verás de la serie.
—¿Qué es lo que tienes planeado para la próxima publicación? —pregunté al mismo tiempo que le daba un vistazo al último trabajo de mi hermano. Noté como tenía un aura deprimida y exhausta.
—Nada. Estoy en blanco, no sé de que tratar mi próximo proyecto —murmuró demasiado desanimado—. Creo que quiero cambiar un poco el género, no hacer algo apocalíptico como esto. Sino algo más "normal", cuotidiano, atrapante para el público juvenil en general... Algo aparecerá.
—Hay algo que quería contarte, pero jamás se dio la oportunidad con el tema del torneo —solté un tema al azar—. Antes de venir a Tokio, Ukai-shishou nos pidió a mí y a su nieto que nos reuniésemos con él. Habló de la Batalla del Basurero, como fue que tanto Ukai-shisou y Nekomata-sensei habían esperado enfrentarse cara a cara (primero como jugadores, después como entrenadores) en la cancha naranja —mi hermano puso una sonrisa de nostalgia—. ¿Tenías alguna idea de qué papá estuvo en Karasuno? —ahora su expresión fue de sorpresa, yo volví la vista a los cuadros del manga—. Sí, yo también puse esa cara cuando shishou me contó de cuando papá fue su alumno.
—¡¿Papá jugó en el equipo de voleibol de la preparatoria?! —preguntó sorprendido Tenma, yo solo asentí—. Wow, nunca pensé que papá practicara voleibol.
—Creeme cuando te digo que me llevé una sorpresa cuando lo supe —solté unas pequeñas carcajadas—, encontré unas cartas del tío Lucio. Le estuvo escribiendo a papá y después, cuando falleció, también le escribió a mamá.
—¿Cómo lo sabes? —le devolví los bocetos y nos miramos fijamente a los ojos en silencio, después de varios minutos de no hacerlo.
—Me las envió por encomienda —respondí con simpleza, pero con un tono algo cortante—. Las recibí un día antes de venir, no quise saber lo que me escribió. Mañana, si vienes de regreso con el equipo a la posada, traje la carta que escribió ella para nosotros.
—De acuerdo —contestó neutral, no esperaba otra reacción ante lo que le planteé—. Vamos, ve a dormir. Que si no te dejo en el gimnasio a tiempo, Ukai-kun va a decapitarme junto con el equipo.
—Yo estaré en el medio de la Batalla del Basurero, pero estoy 100% de que no de la forma que hubiese querido.

El problema fue al día siguiente. Teníamos planeado ir en metro, ya que desde el departamento de mi hermano es casi una hora para llegar al gimnasio metropolitano de Tokio, pero hubo un inconveniente con el sistema y estaban suspendidas todas las líneas. Estuvimos como locos, desesperados por conseguir un taxi o una conexión de autobuses para lograr estar en destino a tiempo. Tardamos dos horas en conseguir un taxi que nos llevara y lidiar con tráfico matutino de una metrópolis durante día de semana.
Corrí lo más rápido posible hasta la cancha en donde sería el encuentro. Observé que un reloj cercano, marcaba la hora de que pronto terminaría el calentamiento oficial. Vi que Ya-chan estaba en la entrada, así que le grité para que notara que había llegado. A lo lejos, vi a ambos equipos enfrentados, cada uno calentando en su lado de la cancha. El entrenador Ukai estaba moviéndose nervioso, porque no notó que llegué y se supone que entraría con él y Takeda-sensei.

   —Le dije que intentara ser lo más puntual posible —Ukai-kun miró su reloj de muñeca—, no es posible que...
   —¡Perdón! Tuve problemas con el transporte pero ya llegué —grité con el poco aliento que me quedaba, debido a que corrí más de 300 metros a máxima velocidad.
   —¡Ya era hora! Nos tenías preocupados a todos... —las palabras de Ukai-kun quedaron en el aire, acompañado de la mirada de todo el mundo (incluyendo a los del Nekoma).
—Sabía que esto sería una pésima idea —murmuré molesta.

Hitoka-chan me entregó mi celular, junto con mi chaqueta especial de Karasuno (me la había puesto en los hombros, sin que me diera cuenta, pero se había caído al piso). Vi como Daichi y Kuroo discutían fervientemente sobre algo, no necesito ser detective para saber que el tema principal de esa conversación, no era específicamente el partido que estaba a punto de comenzar. Hicimos el saludo y tuvimos la oportunidad del saque.

*Intercambio de palabras entre Daichi-kun y Kuroo-kun*

   —Tienes mi agradecimiento por enseñarnos algunas tácticas estos meses —ambos capitanes estrecharon sus manos

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—Tienes mi agradecimiento por enseñarnos algunas tácticas estos meses —ambos capitanes estrecharon sus manos.
—A decir verdad Sawamura-san, ¿qué dices si hacemos este juego más "entretenido"? —preguntó el capitán del Nekoma—. ¿Con una apuesta para el perdedor?
   —¿Cómo si fuese una penitencia del campamento de verano? —sonrió sarcástico El capitán del Karasuno—. Los términos son...
   —El ganador, además de presumir la victoria de la batalla del basurero —Kuroo volteó en dirección a donde acababa de llegar _______—, se queda con el título de presumir que _________-chan es el arcángel del equipo.
   —¿Dices de meter a ________-chan en la apuesta cómo si nada? —una vena furiosa comenzaba a resaltar en la cara de Daichi, aún que tuviese una sonrisa en ella.
   —Vamos, ¿no me dirás qué tienes miedo de perder? —respondió Kuroo-kun con su tono de persuasión—. Considerando que, después de esto, quedaría exento de que me dijeras que es suya...
   —No hables antes de tiempo, porque este partido lo ganaremos nosotros —ambos apretaron fuertemente las manos, sellando la apuesta que habían armado.

*Fin del intercambio de palabras entre Daichi-kun y Kuroo-kun*

—Muy bien chicos, confío en que los venceremos esta vez —comencé mi discurso motivacional, por esta ocasión, Takeda-sensei se quedó al margen—. Las practicas del verano fueron con este fin, poder vencer al Nekoma de una vez en las ligas mayores. Quiero que salgan y demuestren que el Karasuno evolucionó y estamos para quedarnos.
—Creo que ni yo lo hubiese dicho mejor —dijo Ukai-kun, mirando al entrenador del Nekoma con una cara escalofriante—, al fin le pateare el trasero a ese neko descarado.
—¡Ukai-kun! —dije despacio, mientras le lance la cara única de los Udai—. Recuerde que no es usted quien jugará el partido, organice uno contra él cara a cara. Se que tiene su propio equipo al igual que usted.
—Sí señorita —respondió totalmente nervioso.

El partido comenzó y se notó las ganas que ambos equipos ansiaban por esta oportunidad. Aún que, a decir verdad, el partido no parecía ser el mayor motivo para sus ansias de ganar. Noté que Yamaguchi-kun tenía un aura, más presente que en cualquier otra ocasión, dirigida hacia la banca de jugadores del Nekoma. Voltee en aquella dirección y tanto Inuoka-kun como Lev también estaban en una postura similar. ¿Qué demonios ocurre aquí?

El arcángel de los cuervos (Haikyuu x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora