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La batalla del basurero si que fue emocionante, jamás pensé que un jugador mantendría la calma por tanto tiempo. En el tercer set, todo el mundo presenció una faceta de Kenma que nadie imaginó en su vida. Parecía agitado, ansioso por hacer de este juego interminable y que lo disfrutaba. La jugada en donde nosotros teníamos el punto de set, el sudor le jugó una mala pasada a Kenma, haciendo que su colocación se resbalara y el balón tocara el suelo. No puedo imaginarme la humillación que debe de estar sufriendo en este momento.
Todo el mundo se tiró al suelo, cuando el sonido del silbato resonó por todo el gimnasio. Claro, después de un juego de tres sets sin descanso debe ser completamente agotador. Con el entrenador Ukai intercambiamos miradas, en donde asentimos y volteamos a ver a Nekomata-sensei. Takeda-sensei se había quedado "mudo" después de mi declaración durante el final del segundo set. Cada grupo se acercó a saludarse, para finalizar formalmente el encuentro.

   —Ese encuentro fue el más memorable para ambas escuelas, ¿no lo crees? —me preguntó Nekomata-sensei cuando se acercó a saludarme, apoyo una mano sobre mi cabeza y la sacudió—. La energía que tienes me recuera a cuando tu hermano y tu padre jugaron contra nuestro equipo en partidos de práctica. Ojalá sigas así.
   —¡Por supuesto! —hice una reverencia, haciendo que el viejo entrenador soltara carcajadas por todo el estadio.
   —Bueno, Sawamura-san, ganaron la apuesta limpiamente —escuché a Kuroo a mis espaldas, estaba por ir a saludarlo cuando escuché lo siguiente—. ___________-chan es su arcángel y me tendré que mantener la boca cerrada, incluso si me cuesta.
   —Te dije que no te la dejaría fácil, Kuroo-san... —dijo Daichi.
   —Emmm Chicos... Creo que no es buen momento para hablar de eso —advirtieron Yaku-san y Suga, pero era demasiado tarde.
   —¿Qué es eso de que apostaron por mí? —miré aterradoramente a ambos capitanes de equipo, causando que tragaran grueso—. ¿¡A dónde creen que van!?

  Terminé por castigar a Kuroo-san, ya que nosotros todavía teníamos otro partido que enfrentar el día de hoy. Les aseguro que castigaré a Daichi después en la noche. Tiré al capitán del Nekoma al suelo, mientras lo golpeaba en el pecho. Me importaba poco que estuviese todo sudado, quería hacerlo pagar. En cambio a él, le costó poco levantarse del suelo, mientras me cargaba sobre su hombro fuera de la cancha.
  A unos metros de las escaleras que conducían a las gradas, Saeko-neesan me "rescató" del agarre de Kuroo-san, arrastrándome a un bar para ir a almorzar. La sorpresa que me llevé, fue encontrarnos a Akane-chan y Alisa-chan en ese lugar. Con nosotras estaban Akiteru-senpai, Shimada-san y Takinoue-san. La hermana menor de Taketora-kun parecía estar a punto de armar un berrinche en medio local, tensando a los hombres en nuestra mesa, pero Saeko-neesan supo manejar la situación.

Luego de ese momento extraño en el almuerzo, me fui corriendo hasta el gimnasio que estaría al menos a unas tres cuadras. Cuando llegué a la puerta, me di cuenta que me había olvidado mi chaqueta en la mesa donde almorzamos. Mandé un mensaje rápidamente a Saeko-neesan pidiéndole por favor que me llevara la chaqueta del equipo al gimnasio cuando terminase de beber. Alguien me golpeó por detrás, mientras sentía que colocaban algo en mis hombros. Levanté la mirada y por poco no tiró un chillido al aire.

   —¡Nii-san! ¿¡Qué diablos...!? —lo miré furiosa, mientras le daba un golpe en el brazo izquierdo—- Te dije que me avisaras si ibas a venir a ver jugar a los chicos, bakaa.
   —Surgió de último momento, además yo debería estar molesto contigo —lanzó la mirada penetrante de los Udai, aún que en nosotros no surgía efecto, la gente de alrededor debe estar mirándolo con miedo—. ¿Cómo se te ocurre salir así con este frío?
   —Es que ya estoy tarde para la reunión estratégica, no me iba a fijar en otra cosa más de no perder tiempo —le respondí cortante, hasta que levantamos la vista hacia el grupo de gente con quien había compartido el almuerzo.
   —¡¿Eres tú, Tsukishima-san?! Ha pasado mucho tiempo desde la última vez —mi hermano levantó un brazo en manera de saludo, mientras que Saeko-neesan hizo lo que yo no había hecho minutos atrás—. Ni que fuese un fantasma, Tanaka-san.

El arcángel de los cuervos (Haikyuu x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora