CINCO

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En el bello y pequeño pueblo de Castle Combe un chico y dos chicas de diecisiete años se divertían en el mercado local comiendo gran variedad de frutas y bailando al ritmo del laúd al escuchar a unos músicos ambulantes. Todo era risas y diversión.

—¡Caili, Nora venid a ver esto! —gritó el chico llamado Owen mostrando una fruta negra en sus manos.

—¿Qué es eso? —interrogó Caili.

—Me lo ha dado la vendedora, dice que es una fruta exótica de tierras lejanas.

—¿Y la has pagado? Definitivamente te han timado —declaró Nora sin sorprenderse ya que él era demasiado inocente y a menudo caía con facilidad en engaños de otras personas.

—Parecen en mal estado Owen. No te lo comas.

El chico corpulento y afable dio un mordisco confiado mientras las caras de ellas mostraban asco. Owen no pudo evitar escupir la fruta podrida al notar un rugido en su estómago que le hizo ir corriendo a evacuar.

—Algún día morirá por no mantener la boca cerrada —dijo Nora haciendo reír a Caili.

Las chicas conocieron a Owen hace solo unos meses en la plaza del pueblo creando un alboroto intentando desesperadamente abrir sin éxito una nuez, en cambio ellas se conocían desde siempre y su amistad era especial.

Sus vidas eran pacíficas, Caili era de clase alta por lo tanto a sus padres no les gustaba que su única hija se mezclara con Nora y Owen que eran solo unos lugareños.

—¿Qué llevas ahí? —preguntó Caili señalando la cesta que llevaba su amiga.

—¡Flores! De camino al mercado he recogido pequeñas flores —se situó delante de ella y continuó—. Quiero que te quedes quieta.

—¿Para qué?

—¡Tu hazme caso! Ayer estabas muy entusiasmada mientras me contabas la novela de Olinda y--

—Es Olivia —corrigió Caili.

—Ya bueno, el caso es que ya que te gustaban tanto las flores de su cabello hoy voy a colocarlas en el tuyo —prosiguió—. No es jazmín como en la historia pero servirán.

—¡Espera Nora, parecerá que me he caído en un arbusto!

—Pero serás un arbusto muy bonito.

Sin poder evitar reír a carcajadas dejo que su amiga decorara su rubio pelo.

—Siempre sabes cómo hacerme reír.

—Por algo soy tu alma gemela —dijo Nora esbozando una sonrisa.

—Y yo la tuya.

—¡Siempre juntas! —exclamaron a la vez el juramento que solían hacer mientras entrelazaban sus dedos meñiques bajo el infinito cielo azul sin saber que aquella paz pronto acabaría.

Cursed 2 (Maldita 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora