QUINCE

124 13 0
                                    

El paisaje velado por la bruma que se encontraba sobre el mar hacia que no se viera nada más allá del barco.
Lanza Roja puso rumbo a una isla llamada Ávalon con el fin de evitar que la Trinidad o Cumber, el Rey de los Hielos, les siguieran.
Por otro lado, Arturo acababa de enterarse que Pym había evitado que los vikingos le tiraran por la borda.

—Me alegra que les detuvieras —dijo Arturo con alivio.

—No se lo tengas en cuenta. Pensaban que estabas muerto y por eso te iban a arrojar al mar —contestó Pym con una risa nerviosa.

—¿Acaso no pensaron primero en despertarme?

—Bueno... quizás solo querían divertirse.

Pym reía a carcajadas y Lanza Roja les miraba en silencio. La nostálgica reunión hizo que por unos segundos olvidaran todos los problemas.

—¿Ahora eres sanadora vikinga? Sabía que estabas con ellos pero no sabía que te encargabas de curarlos —prosiguió Arturo.

—Ya sabes, vivir aventuras...

—Sea como sea en días de guerra debo admitir que su ayuda nos ha venido bien —intervino Lanza Roja ofreciéndole a Pym aquellas palabras inesperadas que le hicieron sonreír.

Mientras la tripulación reía y decía cosas sin sentido debido al alcohol, Arturo soñaba despierto mirando los tablones de madera de la cubierta del barco cuando Pym le dirigió una mirada preocupante antes de preguntar.

—¿Hechas de menos a Nimue verdad? —miró al infinito cielo y prosiguió—. Yo también.

—Solo espero que este bien, no sabemos nada sobre ella.

Al ver la reacción de él la chica se percata de que Lanza Roja lo mira fijamente buscando las palabras adecuadas.

—Esa mujer debe ser importante para los dos —expresó al fin la vikinga tras unos segundos.

—Nimue es nuestra amiga. Bueno, mi amiga en verdad —corrigió—. Arturo es su novio.

Ante esa última frase él le lanza una mirada fulminante en silencio.

—¿He dicho algo malo? —dijo Pym ingenua.

—No somos novios... o eso creo.

—¿Eso crees? ¿Lo sois o no lo sois? —preguntó Lanza Roja intrigada.

—Aun no sé cómo llamar a lo que tenemos —finalizó bruscamente con un tono nervioso.

Pym mira con curiosidad la conversación y a la joven vikinga que tenía un extraño comportamiento de lo que parecía una mezcla de envidia y nostalgia cuando de repente les da la espalda dirigiéndose hacia la puerta de su camarote.

—¡Mañana desembarcaremos! —gritó ella mientras se iba.

—¿Desembarcar? —preguntó Arturo con sorpresa.

—Somos demasiados y necesitaremos más provisiones si queremos llegar a la isla de Ávalon--- concluyó tajante dando un portazo.

La tripulación volteo a aquella puerta que parecía haberse cerrado por la fuerza de un malhumorado gigante.

—¿Qué le ocurre? ¿He hecho algo? —preguntó él extrañado.

—Quien sabe. Los vikingos tienen un carácter fuerte y apasionado. Sera mejor que te acostumbres —respondió Pym alzando los hombros.

Cursed 2 (Maldita 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora