SEIS

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Imágenes fugaces y desconocidas que ella nunca había visto se proyectaban aleatoriamente en la mente de Nimue que se hallaba hundida en un profundo sueño que parecía real. En él podía ver escenas borrosas y desordenadas de una pequeña cruz, un cartel viejo con el nombre Áine, carros de fuego, una corona tirada en el barro, el mar bañado de rojo y la Espada de los Primeros Reyes una y otra vez.
Susurros incomprensibles despertaron poco a poco a Nimue en una pequeña jaula con barrotes de metal. Sus heridas cubiertas con una viscosidad verde y maloliente estaban mucho mejor y sus piernas ya le permitían levantarse.
Los susurros pararon en seco en el sombrío y frío lugar dando paso a unos fuertes y pesados pasos que se aproximaban a la jaula.

—Asique eres tú. La mujer que todos buscan, la Bruja Sangre de Lobos —dijo una voz grave y áspera que provocó en Nimue un escalofrió.

—¿Quién eres? —preguntó ansiosa.

—Soy Rugen, El Señor de las Sombras de los Condenados.

—¿El Rey de los Leprosos? ¿Qué hago aquí? ¡Déjeme salir! —Nimue golpeó con fuerza la jaula con su pie.

—Si fuera tú dejaría de moverme niña. Mis siervos han detenido la hemorragia de tu estómago pero volverá a sangrar si no te portas bien. Eres mi moneda de cambio.

El rey medía casi tres metros de alto y pesaba más de cuatrocientos kilos demostrando la sangre de gigantes que corría por sus venas.

—¿Qué quiere de mí?

Rugen torció la boca e hizo una breve pausa como si buscara sus palabras antes de proseguir.

—Un viejo "amigo" tiene una deuda que pagar conmigo, con su majestad —contestó él frunciendo el ceño.

—¿Y qué tiene que ver conmigo? 

—Tengo ojos y oídos por todas partes —continuó—. De quien te hablo es del traidor de Merlín y sé que estuvisteis juntos en el puente antes de que cayeras al agua. Él tiene algo que quiero.

Nimue recordó aquel fatídico momento con tristeza preguntándose qué habría sido de su padre y su amiga.

—Es una suerte que sigas viva con tales heridas, deberías estar agradecida por tratar tus heridas —los muros de la cueva se estremecieron con la risa maliciosa del Rey de los Leprosos.

—¿Agradecida? ¡Estoy enjaulada! —replicó irritada.

—¡Y viva! —añadió él—. Tranquila, si el mago Merlín me trae la Espada de los Primeros Reyes podrás irte —Rugen giró hacia la salida ignorando a Nimue.

—¿A dónde vas? ¡Sácame de aquí! —su voz furiosa resonaba con eco en las grisáceas y agrietadas paredes mientras veía como se quedaba sola junto a un centinela.

Cursed 2 (Maldita 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora