VEINTICINCO

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Ese campo lleno de margaritas era lo más bello que habían visto los ojos de Morgana y Merlín. Ningún humano o Fey había pisado ese lugar durante mucho tiempo.

—Cuéntame de nuevo que ha pasado —dijo Morgana.

—Lo que oíste, Nimue no estaba allí, logro escapar —contestó con una sonrisa.

—¿Sabías que no estaba allí? ¿Por eso me diste la Espada de Poder antes de ir a ver al Rey de los Leprosos?

—Bueno... técnicamente no sabía que ella había escapado pero tampoco iba a entregar la espada a un hombre cruel y antihigiénico como él —rió abiertamente y prosiguió—. Esperaba usar mis encantos para tener la oportunidad de poder sacar a Nimue sin tener que dársela. Si Rugen se hiciera con la espada no sé qué sería capaz de hacer.

El mago se detuvo y miró a Morgana antes de continuar.

—Tenemos algo importante que hacer y es practicar.

—¿Practicar? Merlín pensé que iríamos a por Nimue.

—Quizá en un futuro necesitemos tus poderes de Viuda y tienes que saber utilizarlos.

—Definitivamente confiaste demasiado en mí tirándote por el precipicio. Enserio, ¿en qué pensabas? —replicó ella.

—Se lo que es capaz de hacer una Viuda y sabía que podrías conseguirlo —dijo mostrándole una sonrisa.

La brisa era suave y perfumada en aquel hermoso campo. En medio de esa paz un pensamiento surgió en la mente de Morgana que hizo que agachara la cabeza sintiéndose culpable y pensando que decir.

—¿Conocías a la anterior Viuda? —soltó sin rodeos.

—Algo así. Era alguien solitaria, no creo que tuviera nadie a quien llamar amigo pero me ayudo en más de una ocasión —Merlín hizo una pausa antes de seguir—. Supongo que quiero pensar que me consideraba un amigo.

—Lo siento.

—No tienes que disculparte. Te enseñaré algunas cosas pero tendrás que confiar en mí si quieres aprender.

Morgana asintió ante sus palabras.

—La magia de la Viuda es tan poderosa que escapa de mi conocimiento pero ya conocí una vez a una, por ello creo que podría ayudarte.

Merlín se puso tras ella y con un hilo de voz empezó a hablar cerca de su oído, pero de nuevo aquel susurro ahora más claro le impedía concentrarse en las palabras del mago.

No confíes en él, no quiere que seamos fuertes, no quiere que seamos mejores que él —dijo esa voz profunda que antes no conseguía comprender pero que ahora escuchaba con claridad.

—¿Morgana? ¡Morgana! —llamó Merlín haciendo que el susurro se esfumara y despertara a la viuda de aquel trance—. ¿Estás bien?

—Sí, ¿Qué decías? —sacudió la cabeza.

—Te decía que la anterior viuda tenía un fiel corcel negro de las sombras. Cierra los ojos, respira hondo y relaja el cuerpo. Piensa en ese caballo negro, sus robustas patas, su larga crin ondeada por el viento, su profunda mirada...

La joven, concentrada y segura de sí misma, seguía sus indicaciones paso a paso pensando que si lograba comprender como utilizar mejor sus poderes podría ayudar a sus amigos.

—Ahora en tu mente... ¡Llámalo! —exclamó Merlín en su oído.

Tras unos segundos Morgana abrió los ojos y se giró hacia el mago disgustada.

—Merlín esto no funciona.

—¿Estas segura? —dijo alzando la mirada.

El robusto y negro corcel apareció detrás de ella provocando una gran sonrisa en la cara de Morgana.

Cursed 2 (Maldita 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora