El camino a casa se extendió más de lo usual. Opté por caminar de regreso, disfrutando de un refrescante bubble tea que adquirí en una cafetería cercana a la universidad.
Después de aproximadamente 40 minutos de un tranquilo paseo por las encantadoras calles de Seúl, finalmente llegué a mi edificio. Anhelaba un baño frío y relajante, me sentía más cansada de lo habitual. Realmente fue un día largo.
Al salir del ascensor, el sonido de la música proveniente de mi piso capturó mi atención. No estaba excesivamente alta, pero lo suficiente como para ser audible desde el pasillo. No me preocupaba demasiado el volumen; después de todo, compartíamos el edificio con jóvenes adultos estudiantes como nosotras y no con vecinos de edad avanzada y gruñones. Logré encontrar mis llaves en la mochila y, al abrir la puerta, el ritmo de The Weeknd me golpeó como una fuerte corriente de aire en invierno.
Qué buenos gustos musicales tiene Gaa-Rin.
Con toda la tranquilidad del mundo cerré la puerta y dejé mis zapatos a un lado, quité la mochila de mi hombro y la sostuve en mi mano, mi espalda agradeció por ello.
Me adentré más por la casa y al quedar en la sala paré en seco soltando del tirón mi mochila para llevar mis manos a mi boca en un gesto de asombro, mis ojos no podían creer lo que estaban viendo.
Gaa-Rin encima de Minho en el sofá literalmente comiéndose la cara el uno al otro. No puedo creerlo.
Bueno, en realidad sí, solo que no esperaba encontrarme con esto ¡Tan pronto!
—¡Gaa-Rin! —exclamé abriendo los ojos con sorpresa y una chispa de diversión. Quería reír, pero la sorpresa me mantenía atónita. —¡Qué asco! No en el sofá... me encanta ese sofá. —añadí con un puchero antes de estallar en risas al ver sus reacciones. Ambos saltaron en sus asientos, con manchas de labial rojo en sus rostros.
—¿Soojin, qué estás haciendo aquí? —preguntó Gaa-Rin, apartándose rápidamente de Minho y arreglando su desordenado cabello.
—Vivo aquí. —respondí con una sonrisa vacilante acercándome a ellos. Me senté en el otro sofá y tomé un puñado de las palomitas de maíz intactas que estaban sobre la mesa de centro.
—Hola, Soojin. —saludó Minho con una sonrisa amigable, luciendo un tanto cómico con las manchas rojas en su rostro.
—Hola, Minho, tienes una manchita aquí y aquí.. y por acá también. —dije, señalando mi propia cara y apretando los labios para contener la risa.
Con un gesto de vergüenza, Minho se levantó, y en ese momento aparté la vista casi instintivamente. Preferiría no haber visto eso.
Parece que he interrumpido algunos planes...
Lo próximo que escuché fueron sus pasos alejándose rápidamente. Entonces, volví mi mirada hacia Gaa-Rin, quien seguía embelesada observándole.
—Sí, lo sé, ya sé lo que estás pensando, Soojin... —murmuró Gaa-Rin, sin darme oportunidad de responder. —¿No ibas a salir con un amigo o algo así? —añadió, volviendo a posar sus ojos en mí.
—Tuve que cancelarlo. Luego te cuento el motivo. —respondí con un puchero triste. Tomé el tazón de palomitas y empecé a devorarlo, tenía mucha hambre. Gaa-Rin asintió, jugueteando nerviosamente con su cabello —Gaa-Rin, tú y él iban a... —susurré luego de un rato en silencio, arqueando una ceja con una expresión sugestiva. —Ya sabes...
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𝑳𝒐𝒗𝒆𝒔𝒊𝒄𝒌; 𝙷𝚢𝚞𝚗𝚓𝚒𝚗 𝚢 𝙵𝚎𝚕𝚒𝚡 ⁺¹⁸
FanfictionEn medio del torbellino universitario, Jang Soojin, una joven de 19 años, se topa inesperadamente con Hyunjin y Felix, dos ex mejores amigos que ahora son rivales irreconciliables. Unidos por un pasado compartido y un amor no correspondido por la mi...