En medio del torbellino universitario, Jang Soojin, una joven de 19 años, se topa inesperadamente con Hyunjin y Felix, dos ex mejores amigos que ahora son rivales irreconciliables. Unidos por un pasado compartido y un amor no correspondido por la mi...
Los intensos rayos del sol golpearon fuertemente los ojos de Soojin al abrirlos. Se levantó con pereza de la cama y caminó al baño arrastrando sus pies. No había tenido una noche muy buena, no lograba conciliar el sueño y, cuando finalmente lo hizo, se despertó hasta cuatro veces durante la madrugada. Se sentía agotada, a pesar de haber "descansado" casi ocho horas con constantes interrupciones.
Había sido una madrugada larga.
Salió del baño ya duchada y se puso un suéter negro largo que cubría lo necesario, llevando solo su ropa interior debajo.
—Buenos días, Gaa-Rin —saludó a la pelinegra, quien estaba sentada sobre la isla en la cocina. En una mano tenía su teléfono y en la otra una taza. Pudo notar que Gaa-Rin ya estaba completamente peinada, maquillada y vestida con un bonito atuendo.
—Buenos días, Choo. —respondió Gaa-Rin con una sonrisa que desapareció al instante al ver a Soojin. —¿Qué pasó? ¿Te encuentras bien? —dio un brinco y bajó de donde estaba sentada, acercándose rápidamente a su amiga.
—Estoy bien, solo tuve una noche muy larga y no he podido dormir bien. No te preocupes.
—Siéntate, te serviré café. —tomó a Soojin de la mano y la llevó a una de las butacas. Soojin se sentó con pereza y recostó su cabeza en su brazo como soporte. —¿Te preocupa algo? —Gaa-Rin le entregó el café y se sentó a su lado.
—Suele sucederme esto, aunque habían pasado meses desde la última vez que tuve problemas para dormir —la castaña suspiró y tomó la taza de café con leche y tomó un pequeño sorbo cuidando de no quemarse. —Supongo que es por la falta de actividad física, dejé de ejercitarme hace unos meses y creo que ya estoy viendo los resultados de esto.
—Está bien, sería divertido ejercitarnos juntas, ¿Qué dices? —la pelinegra exclamó con emoción, mirando a su amiga esperando una respuesta afirmativa. Soojin aceptó, dedicándole una media sonrisa, ni para sonreír tenía energía.
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𝑼𝒏𝒂 𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒎𝒂𝒔 𝒕𝒂𝒓𝒅𝒆.
Soojin y Gaa-Rin ya se encontraban en la universidad, específicamente en la cafetería del edificio donde ambas impartían clases en la facultad de Arquitectura y Diseño. La pelinegra compartía al menos cuatro clases con su amiga Soojin.
Estaban sentadas tranquilamente disfrutando de una taza de chocolate caliente con malvaviscos y unas barras de granola con chispas de chocolate blanco, mientras planeaban el fin de semana que se aproximaba.
Gaa-Rin era muy fiestera y amaba salir, especialmente de noche por la ciudad, al igual que Bang Chan, quien había sido la mente maestra de la mayoría de dichas salidas en la madrugada.
Soojin casi escupe el sorbo de chocolate caliente que estaba tomando cuando divisó a lo lejos al alto rubio que le robaba el aliento a más de una en el abarrotado lugar. Las chicas sentadas en las mesas alrededor empezaron a cuchichear y dar pequeños gritos silenciosos al ver al chico entrar a la cafetería.
